La Comunidad Foral de Navarra tiene una gran riqueza brotando directamente desde su fértil tierra. Los pimientos del piquillo no solo destacan por su gran sabor o variedad de uso en los platos autonómicos, sino porque se ha transformado en el verdadero ‘oro rojo’ de la huerta navarra.
La planta, originaria de América del Sur, ya es considerado como ‘Denominación de Origen’ en ocho de los municipios navarros: Andosilla, Azagra, Cárcar, Lerín, Lodosa, Mendavia, San Adrián y Sartaguda. Entre todos ellos, destaca la localidad de Lodosa con su ‘Pimiento del Piquillo de Lodosa’, un ecotipo de la variedad piquillo autóctono de Navarra.
Salud roja
Los pimientos del piquillo cuentan con importantes aportaciones nutricionales, ya que se componen principalmente de agua. En concreto, alrededor del 90% de su composición es agua, por lo que es un alimento con bajo aporte calórico, seguido de hidratos de carbono, y también es bajo en grasa y en proteínas, según describe la dietista-nutricionista.
Además, subraya que los pimientos del piquillo son alimentos ricos en fibra, en folatos, y en antioxidantes. Estos destacan a su vez por su alto aporte en vitamina C. Ahora bien, todos estos componentes se pueden perder al ser cocinados, por lo que para aprovechar al máximo su riqueza vitamínica, una buena forma de consumirlos dice que es en crudo en una ensalada.
La recomendación de los expertos para estos casos es trocearlos justo antes del momento de su consumo, pues el contacto con el oxígeno del aire favorece la oxidación de sus vitaminas.
Al igual que los pimientos del padrón, hay unos pimientos del piquillo que pican y otros no. Esto dependerá de la cantidad de compuestos químicos capsaicinoides que contengan, responsables del picor del pimiento.
