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La mantequilla es un producto lácteo elaborado a partir de la leche de vaca. Dicho de otra forma, es la grasa o nata que adquiere una textura untuosa batiéndola hasta separar la grasa del suero de la leche. Suele utilizarse para cocinar, hornear y untar el pan.
La mantequilla tradicional es una grasa de origen 100% natural porque no necesita ningún aditivo, a comparación de los que incorporan muchas margarinas que se comercializan en el supermercado. Entra las cualidades que posee, se encuentra su composición, con una materia grasa entre un 80 y un 85%, agua y proteínas sólidas de la leche.
Este alimento contiene hasta 400 ácidos grasos diferentes. Además, es rica en varias vitaminas, entre las que se encuentran la vitamina A, D, E, B12 y K2. Por este motivo, la OMS recomienda su consumo en pequeñas cantidades siempre y cuando no padezcamos colesterol.
La mantequilla es un básico para la repostería ya sea casera, o profesional, ya que sus características hacen que sea un ingrediente único a la hora de dar esponjosidad a los bizcochos, o brillo, color y sabor a los postres. Hay muchas recetas que proponen otras opciones como la margarina, pero lo cierto es que el resultado es completamente distinto.
Entre los beneficios que tiene, aporta importantes antioxidantes como vitaminas A y E, y selenio. Además es una de las mejores fuentes de vitamina A, y también contiene dosis de vitamina D. Incorpora además vitamina K2, fundamental para prevenir la calcificación arterial. La grasa de la mantequilla contiene unos ácidos grasos que sirven de protección frente a las infecciones gastrointestinales.
Siempre se ha relacionado el consumo de leche entera a niveles más elevados de colesterol en sangre. Pero diversas investigaciones apuntan a que la grasa láctea posee numerosos beneficios sobre la salud.