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El aceite de oliva virgen extra es un alimento fundamental en la dieta mediterránea, una de las más sanas y equilibradas a nivel mundial. El consumo de aceite de oliva virgen extra está estrechamente ligado a abundantes beneficios para la salud, para el cerebro o el corazón.
Al igual que otros aceites, es 99,9% grasas y no posee colesterol. Aporta calorías pero son de buena calidad, ya que derivan de grasas insaturadas que protegen la salud. Los beneficios para la salud de este alimento son infinitos. De hecho, dichos beneficios afectan a todos los órganos del cuerpo. Entre los más destacados:
Ayuda a prevenir y reducir el desarrollo de enfermedades del corazón y la diabetes tipo II. Las grasas saludables que posee ayudan a reducir la presión arterial y regulan los niveles de azúcar en sangre. Puede ayudar a reducir el riesgo de sufrir enfermedades coronarias. Así como la presión sanguínea, prevenir la ateroesclerosis y proteger de infartos de miocardio.
Reduce el colesterol. El aceite de oliva ayuda a proteger al organismo del colesterol malo o LDL, y los fitoesteroles que contiene aumentan el HDL.
Otro de los beneficios se extiende hasta el cerebro. Tiene una estrecha relación con un menor riesgo de ictus. Un estudio reciente ha apuntado que el consumo regular de aceite de oliva puede ser un método «asequible y sencillo» de evitar este accidente que se da con tanta frecuencia.
Mejora la salud intestinal, el aceite de oliva mejora la salud del estómago y del aparato digestivo, y actúa como protector reduciendo el exceso de ácidos.
El aceite de oliva virgen extra ayuda a perder peso. Consumir grasas sanas acelera el metabolismo y por lo tanto ayuda a la hora de quemar calorías. Por este motivo, ayuda a mejorar la digestión.
Mejora el sistema inmunológico. Los antioxidantes del aceite ayudan a mejorar el sistema inmunológico y, por tanto, a prevenir enfermedades.
Aporta una correcta mineralización de los huesos, y a su desarrollo.