"Abjuro, detesto y maldigo", clamó Galileo en 1633 para intentar salvar el pellejo
Tras más de un siglo en paradero desconocido, dos dedos y un diente del genio renacentista Galileo Galilei (1564-1642) han sido encontrados en Italia en un relicario comprado en una subasta por un coleccionista, que desconocía que el relicario contuviera tales restos.
Las reliquias han sido sometidas a análisis y el Instituto y Museo de la Historia de la Ciencia de Florencia, que informa hoy del hallazgo, ha confirmado que pertenecen al pisano, cuyos restos se conservan actualmente en la Basílica de la Santa Croce de la capital toscana.
El Instituto y Museo de la Historia de la Ciencia de Florencia tuvo noticia de la reaparición de los dedos y el diente de Galileo después de que un anticuario se los entregara, sin dar muchos detalles sobre las circunstancias en que llegaron a él, según han contado fuentes del organismo florentino.
El anticuario asegura que adquirió el relicario, de madera, en una subasta cuya fecha y lugar de celebración no ha precisado, como tampoco ha dicho cuánto pagó por esa pieza.
Las tres reliquias, de las que se perdió el rastro hace más de cien años, se suman así a las otras dos, un dedo y una vértebra, que conservan dos instituciones italianas, con las que se completan finalmente los cinco restos del cuerpo de Galileo que fueron separados del cadáver durante su exhumación, el 12 de marzo de 1737.
«Todo el material orgánico extraído del cuerpo queda ahora identificado y conservado en manos responsables», asegura en un comunicado el museo florentino, que expondrá las reliquias reencontradas a partir de la próxima primavera.
«Como es sabido, un dedo estaba ya en exposición permanente en el Museo de Historia de la Ciencia, mientras que una vértebra es custodiada en la Universidad de Padua, donde Galileo enseñó durante casi veinte años».
La historia de la autonomía de estas cinco partes del cuerpo de Galileo se remonta a 1737, casi un siglo después de que el científico, muy polémico en la época por sus teorías y sus desencuentros con la Iglesia Católica, muriera y fuera enterrado en un lugar discreto y poco accesible.
De hecho, el deseo de trasladar el cuerpo del genio a un lugar propio de su importancia científica e histórica fue lo que propició la exhumación del cadáver de Galileo, condenado en vida por la Inquisición por haberse adherido a la teoría de Copérnico, que sostenía que era el Sol, y no la Tierra, el centro del Universo.
Durante la exhumación, promovida por el Gran Duque de la Toscana Gian Gastone, varios expertos de la época y fieles seguidores del trabajo del científico extrajeron esos tres dedos (de la mano derecha), la quinta vértebra y el diente para conservarlos como reliquias.
Con la reaparición de los dos dedos y el diente se pone fin al proceso de sepultura del cuerpo de Galileo, cuya presencia en la Basílica de la Santa Croce de Florencia supuso para el Gran Duque de la Toscana la confirmación de la independencia del poder civil respecto del religioso.
EL HEREJE GALILEO
Fue perseguido, procesado y condenado a no ejercer la ciencia. La Inquisición consideró que sus teorías sobre el sistema del mundo eran «vehementemente sospechosas de herejía» y le encerró en una casa durante años.
«Abjuro, detesto y maldigo», clamó Galileo en 1633 para intentar salvar el pellejo.
Ironía fatal, murió ciego y sin poder dedicarse a lo que le apasionaba, los planetas, las estrellas, los cometas. Los papas prohibieron sus obras en Italia.
Tuvo que pasar mucho tiempo para que Galilei (Pisa, 1564-Florencia, 1642), y con él Copérnico, acabaran ganando la batalla de la razón. -«El hereje Galileo retoma Florencia«-
Contemporáneo de Cervantes y de Shakespeare, armado con un telescopio flaco, animado por su carácter de hierro y soñando siempre gracias a una imaginación propia de un artista, el astrónomo barbudo de mirada locoide acercó al hombre a las estrellas alargando el dedo índice.
EL VATICANO REEDITARÁ LA ACTAS DE SU PROCESO
El Vaticano planea reeditar las actas del proceso a Galileo Galilei (Pisa, 1564-Florencia, 1642) para recordar que el entonces Papa, Urbano VIII, nunca firmó la condena de la Inquisición al científico italiano.
Galileo Galilei fue condenado por la Inquisición por haberse adherido a la teoría de Copérnico, que sostenía que era el Sol y no la Tierra el centro del Universo, en contra de lo que se pensaba en la época.
El 31 de octubre de 1992, cuando se cumplían los 350 años de su muerte, Juan Pablo II lo rehabilitó solemnemente y criticó los errores de los teólogos de la época que dieron pie a tal condena.