Kissinger se entrevistó en diciembre de 1973 con las más altas personalidades del estado, incluido Franco, el príncipe Juan Carlos y el almirante Carrero Blanco, a quien dejó las cosas claras
El general Francisco Franco soñó con la bomba atómica. Y llegó a acariciarla. Con una inicial ayuda de EEUU y Francia, en los años 60 España tenía todo lo necesario para fabricar su arma de destrucción.
Según relata el diario ABC, Franco dedicó mucho tiempo y esfuerzo en conseguir la bomba atómica. En sus planes, el arma serviría de elemento que permitiría a España la entrada por la puerta grande de la ONU, de elemento de poder e influencia sobre Marruecos y sobre el continente europeo, ya que se convertiría en el segundo país, junto con Francia, en disponer de esta tecnología.
En 1951, el Generalísimo creó una Junta de la Energía Nuclear, un proyecto secreto en el que ocupó un lugar relevante Carrero Blanco.
Sorprendentemente, EEUU dotó a España de 350.000 dólares para desarrollar la energía nuclear, algo de lo que posteriormente se arrepentirían.
La península disponía en los años 60 de los científicos necesarios para llevar a cabo un proyecto como el de la bomba atómica, aunque le faltaba combustible para su realización.
En este momento, Francia entra en juego y ofrece a España la utilización de una de sus centrales nuclear para proveer a Franco del combustible necesario.
La posibilidad de la bomba
En esta década, la construcción por parte de España de la bomba atómica es una realidad.
Pero los deseos de Franco se encuentran frontalmente con un rechazo de EEUU, que en 1973 envía a Henry Kissinger para tener una conversación de alto nivel con el entonces príncipe Juan Carlos.
La presión de EEUU ralentizó pasar a la fase final del desarrollo del arma nuclear.
La muerte de Carrero Blanco, primero, y la de Franco, después, terminó frustrando el proyecto secreto de la bomba.