Un vecino de la ciudad china de Wuhan fingió su propia muerte para que su familia cobrase una indemnización, pero en pleno funeral, debido al fuerte calor, tuvo que salir corriendo del ataud a beber agua, dejando a todos con la boca abierta.
El suceso, según recoge RT, ocurrió el pasado sábado en la capital de la provincia de Hubei, famosa por ser uno de los lugares más calurosos del país en verano.
El timador, apellidado Han, un vendedor de refrescos, simuló haber muerto de una paliza propinada por policías locales, los temidos ‘chengguan’, un cuerpo que en los últimos meses ha causado la muerte de varios vendedores ambulantes en otras ciudades de China.
El vendedor había sido detenido en una de las frecuentes redadas que los ‘chengguan’ llevan a cabo para controlar la venta ambulante y tras ese incidente otros comerciantes detenidos, confabulados con Han, aseguraron que este había muerto a manos de los agentes, por lo que éstos debían indemnizar con una fuerte compensación económica a los familiares.
Para dar más veracidad a su trama, Han fue colocado en un ataúd y paseado por las calles de Wuhan, pero las altas temperaturas, de hasta 45 grados, dieron al traste con el plan.
A las dos horas del falso funeral, al que asistían unas 300 personas y que era vigilado por 80 policías debido a la sensibilidad del suceso, Han salió repentinamente del ataúd, tomó una botella de agua y, tras decir «no puedo más», se la bebió de un trago.
