Toman decisiones a la primera de cambio y hay que estar muy alerta

Impulsivos: ¡Ojo con las personas que mueven muy rápido los ojos!

Los movimiento sacádicos son los que se hacen cuando nos centramos en una cosa y luego otra

Ojos y emociones
Rostro, ojos y emociones. PD

Un estudio publicado en la revista 'Journal of Neuroscience' los pone en el punto de mira

Personalidad.

Ser impulsivo es un rasgo complejo y multifacético.

Dicho de forma llana, es la tendencia a actuar sin pensar detenidamente en las consecuencias.

Hay varios factores que pueden contribuir a que algunas personas sean más impulsivas que otras:

  1. Genética: Existe evidencia de que la impulsividad puede tener una base genética. Algunas personas pueden tener una predisposición genética a ser más impulsivas debido a la forma en que ciertos genes afectan el funcionamiento del cerebro y la regulación de neurotransmisores.
  2. Neurobiología: La estructura y el funcionamiento del cerebro pueden influir en la impulsividad. Por ejemplo, ciertas áreas del cerebro, como la corteza prefrontal, están asociadas con el control de los impulsos. Diferencias en la actividad o la conectividad de estas regiones pueden contribuir a la impulsividad.
  3. Ambiente y experiencias de vida: La crianza, el entorno familiar y las experiencias de vida pueden influir en el desarrollo de la impulsividad. Por ejemplo, un ambiente en el que no se fomenta la autorregulación o donde hay exposición a situaciones estresantes puede contribuir a comportamientos impulsivos.
  4. Factores psicológicos: Algunas características psicológicas, como la baja tolerancia a la frustración, la falta de habilidades de afrontamiento efectivas o la búsqueda constante de gratificación inmediata, pueden contribuir a la impulsividad.
  5. Niveles de estrés y ansiedad: El estrés crónico o la ansiedad pueden aumentar la impulsividad. Las personas pueden recurrir a comportamientos impulsivos como una forma de hacer frente a estas emociones negativas.
  6. Niveles de dopamina: La dopamina es un neurotransmisor asociado con la recompensa y la motivación. Desequilibrios en los niveles de dopamina pueden contribuir a la búsqueda de gratificación inmediata y comportamientos impulsivos.
  7. Desarrollo cognitivo: La capacidad de pensar en las consecuencias a largo plazo de las acciones está relacionada con el desarrollo cognitivo. Las personas que han desarrollado habilidades cognitivas para reflexionar sobre las consecuencias pueden ser menos impulsivas.

EL SECRETO DE LOS OJOS

Científicos de la Universidad Johns Hopkins, en Estados Unidos, han comprobado que las personas que son más impulsivas a la hora de tomar decisiones suelen mover los ojos a gran velocidad.

En la revista ‘Journal of Neuroscience‘, el investigador Reza Shadmehr y su equipo explican buscaban saber por qué algunas personas están dispuestas a esperar a la hora de tomar decisiones y otros, en cambio, son más impulsivos.

Para abordar la cuestión, midieron movimientos oculares muy simples, conocidos como movimientos sacádicos, que son los que hacen los ojos cuando nos centramos en una cosa y luego otra:

«Tales movimientos se dan en apenas unos milisegundos, y suelen ser más rápidos durante la adolescencia y posteriormente se va reduciendo la velocidad con la edad».

En un trabajo previo, habían utilizado una teoría matemática para demostrar que, en principio, la velocidad a la que la gente se mueve podría ser un reflejo de la forma en que el cerebro deja pasar el tiempo a la hora de valorar una recompensa y tomar una decisión.

Y en el estudio actual, el equipo quería saber si la velocidad de tales movimientos oculares podía reflejar ciertas diferencias a la hora de decidir.

Para ello, buscaron voluntarios sanos para mirar una pantalla en la que varios puntos aparecían a la vez, primero en un lado de la pantalla y luego en el otro, y así sucesivamente.

Una cámara grababa sus movimientos oculares sacádicos mientras miraban desde un punto al otro.

Diferente según la persona

Los investigadores encontraron una gran variabilidad en la velocidad entre los individuos, pero muy poca variación dentro de cada uno por separado cuando se midió su rapidez en diferentes momentos y en diferentes días.

Shadmehr y su equipo llegaron a la conclusión de que la velocidad sacádica parece ser un atributo que varía de persona a persona.

«Hay personas que hacen movimientos sacádicos más rápidos».

Para determinar si esta velocidad está correlacionada con la toma de decisiones y la impulsividad, se les pidió a los voluntarios que vieran la pantalla de nuevo y, en esta ocasión, les mostraron órdenes visuales para que miraran a izquierda y derecha y, si fallaban, sonaba un timbre.

Tras acostumbrarse a este proceso, les advirtieron de que, cuando fallaran, la orden obligaría a mirar al lado opuesto.

Cuando la velocidad de los movimientos sacádicos de los voluntarios se comparó con su impulsividad durante la prueba de paciencia, hubo una fuerte correlación:

«Parece que la gente que hace movimientos rápidos, al menos los movimientos oculares, tienden a estar menos dispuestos a esperar».

 

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