'Aprende a escucharte'

¿Por qué a hombres y mujeres nos cuesta entendernos?

¿Por qué a hombres y mujeres nos cuesta entendernos?
Pareja, incomunicación, móvil, tecnología y afecto. PD

Los tópicos, como todo esquema sobre el mundo, nunca son aplicables al 100% de las vivencias que experimentamos pero sí se basan en una sensación de generalidad, de que muchas veces hemos podido explicarnos un mismo tipo de situación en base a un mismo tiempo de interpretación.

Es innegable que mujeres y hombres (entendiendo esta diferenciación como una cuestión de género y no sexual) tenemos en muchas ocasiones problemas de comunicación.

Este tipo de problemática es, de hecho, el motivo de consulta rey en terapia de pareja.

A pesar de pueden existir diferencias biológicas de base (no olvidemos la influencia hormonal a lo largo del desarrollo, así como las diferencias en la configuración del sistema nervioso hacia las que algunos estudios llevan tiempo apuntando), el proceso de socialización va marcando unas tendencias de acción que nos acompañan el resto de nuestra vida. Bajo algunas premisas básicas, podemos definir de la siguiente manera claras diferencias de enfoque en el proceso de socialización en la infancia entre niños y niñas:

  • Las niñas aprendemos (o nos enseñan a aprender por imposición de género, para el caso es igual) que la intimidad es valiosa y, en este sentido, es necesario cultivar las relaciones interpersonales basadas en el apoyo, la alianza y la confianza.
  • Ellos, en cambio, aprenden (o, de nuevo, les inculcan) que la competición con el otro es gratificante y que el logro es algo que es relevante perseguir en distintas áreas vitales.

Los patrones de relación con el otro, partiendo de premisas y objetivos divergentes, resultan necesariamente en estilos de comunicación y de relación notablemente diferenciados.

Siempre en términos generales podemos hacer las siguientes observaciones que obstaculizan, como todo hemos experimentado en la práctica, la comunicación entre hombres y mujeres; e interesantes estudios (Beck, 1988) así lo atestiguan:

  • Mientras que la mujer pregunta como forma de mostrar interés, de avivar o de mantener una conservación centrada en el otro y por el mero interés de acercarse al otro; el hombre pregunta de manera más instrumental, persiguiendo un objetivo y buscando una respuesta concreta.
  • Mientras que una mujer verbaliza a lo largo de su vida numerosas sensaciones, interpretaciones personales, vivencias confidenciales y emociones, los temas de conversación de un hombre giran mas entorno a temas que reflejan un menor de intimidad como el deporte, las noticias, la política o la economía.
  • Mientras que la mujer se comunica con otros por le mero hecho de hacerlo, partiendo de la premisa implícita de que compartir cargas ayuda a aligerarlas y compartir alegrías contribuye a intensificarlas; el hombre interpreta habitualmente en sus intercambios comunicacionales la necesidad de llegar aun acuerdo o solución. Desde este rol más masculino no se comparte por compartir, dejando el problema sin resolver y revolviendo las emociones que lo acompañan, sino con el objetivo explícito de buscar y aplicar soluciones.

Partiendo de concepciones tan distintas de la comunicación, lo que tiene que parecernos raro es que a veces sí lleguemos a entendernos… Afortunadamente no estamos ni perdidos ni condenados: un adecuado manejo de la empatía nos permite ponernos en el lugar del otro tanto cognitiva como afectivamente, y favorece la comunicación fluida en las parejas por muy marcados o establecidos que estén los roles culturales femenino o ,masculinos.

Bibliografía:

Beck, A. T. (1988). Love is never enough. New York: Harper & Row.

NOTA.- Publicado por el Gabinete Psicológico ‘Aprende a Escucharte’

Por Ana Villarrubia Mendiola.

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