VÍDEO / El ADN resuelve el misterio del Yeti

El Yeti: el mito del abominable hombre de las nieves

El mito se remonta al año 326 aC, cuando Alejandro Magno conquistaba el valle del Indo

El Yeti, también conocido como el abominable hombre de las nieves, es una criatura legendaria que supuestamente habita en las regiones montañosas del Himalaya, especialmente en Nepal y el Tíbet.

Se describe como una criatura grande, peluda y parecida a un simio, aunque las descripciones varían.

La existencia del Yeti no ha sido demostrada científicamente, y la mayoría de las afirmaciones sobre avistamientos se basan en testimonios anecdóticos y evidencia circunstancial.

A lo largo de los años, ha habido numerosos informes de personas que afirman haber visto al Yeti o haber encontrado huellas que se atribuyen a esta criatura, pero ninguna de estas pruebas ha sido concluyente

UNA CRIATURA MISTERIOSA

El mito se remonta al año 326 aC, cuando Alejandro Magno conquistaba el valle del Indo.

El griego exigió ver a un Yeti tras escuchar innumerables historias, pero esto no pudo ser.

Lo cierto es que esta criatura podría ser tanto una historia ficticia como real, ya que incluso sus huellas han sido fotografiadas.

En el cine, el Yeti ha sido desde el monstruo asesino de la fantasía de horror de «El abominable hombre de las nieves» (1957), hasta el tierno habitante de las cavernas de «Monsters, Inc.» (2001).

El abominable hombre de las nieves es una parte realmente importante de las leyendas e historia del folklore sherpa.

Una de las historias es “la aniquilación del yeti”, donde se cuenta cómo los sherpas buscan cobrar venganza.

Otra historia cuenta que una joven del pueblo se encuentraba en grave estado de salud tras haber sido violada por un yeti.

Además, el mito cuenta que esta criatura crece más y más alto a medida que sale el sol.

Muchos creen que estas historias y leyendas eran inventadas a manera de advertencias, para que el interés de los niños por alejarse de la comunidad nunca despierte.

También se dice que es solo un mito que ha sido construido en las personas que viven cerca de montañas para hacerlas más fuertes ante tiempos difíciles.

Sin embargo, el mito se ha convertido en mucho más que eso en la década de 1920.

Sobre todo, cuando alpinistas fascinados con esta historia comenzaron a explorar el Himalaya y muchos aseguraron ver sus huellas.

En 1959, la embajada de Estados Unidos en Katmandú llegó incluso a emitir un memorando al Departamento de Estado en Washington DC sobre los grupos de cazadores de Yeti que acudían en masa al Himalaya.

El «Reglamento que rige las expediciones de montañismo en Nepal – Relativo al Yeti» constaba de tres reglas para cualquiera que deseara realizar un viaje.

El primero afirmaba que se debían pagar 5.000 rupias al gobierno nepalí por un permiso para buscar a la criatura.

La segunda norma decía: «En caso de que se localice al ‘Yeti’, se le podrá fotografiar o capturar vivo, pero no se le debe matar ni disparar, excepto en una emergencia que surja de defensa propia».

Continuaba diciendo que todas las fotografías debían entregarse a las autoridades.

La tercera disposición garantizaba que cualquier “noticia e informe que arrojara luz sobre la existencia real de la criatura” también debía entregarse.

A finales de la década de 1950, una expedición financiada por el petrolero texano Tom Slick descubrió un objeto curioso en un monasterio budista en el pueblo de Pangboche: la mano momificada de un supuesto Yeti.

El explorador Peter Byrne logró adquirir uno de sus dedos, supuestamente después de hacer una donación económica al monasterio, y lo sacó de contrabando de Nepal.

Lo logró con la ayuda de la estrella de Hollywood James Stewart, amigo de Slick, quien escondió el dedo en el equipaje de su esposa, envuelto en ropa interior.

En 1960, apareció otra parte del cuerpo.

Después de haber visto huellas extrañas durante su histórico ascenso al Everest con Tenzing Norgay, Sir Edmund Hillary fue en busca del Yeti y regresó con un supuesto cuero cabelludo prestado de un monasterio en Khumjung.

Sin embargo, las pruebas revelaron que la piel con forma de casco procedía de un Capricornis, comunmente llamado seraus, un animal parecido a una cabra.

En cuanto a la mano de Pangboche, el análisis de ADN realizado en 2011 demostró de una vez por todas que era humana.

Descripción física del Abominable Hombre de las Nieves

En su tierra es conocido como Metoh-Kangmi u “hombre oso”.

Se trata de una criatura gigante y monstruosa que posee la apariencia de un mono.

Se estima que podría medir más de 2 metros y pesar más de 150 kilogramos.

El yeti caminaría sobre sus dos patas, tendría rostro de primate, orejas pequeñas, largos colmillos y nariz chata.

Además, destaca por su abundante pelaje que cubre su cuerpo por completo y puede variar en tonalidades desde el castaño rojizo hasta el blanco.

El paso de los años no ha hecho más que aumentar el interés del hombre por esta enigmática figura.

Si bien las únicas pruebas de su existencia son el boca a boca y las imágenes de sus huellas, el imaginario creado en torno esta bestia es más poderoso que la razón.

VÍDEO / El ADN resuelve el misterio del Yeti

El abominable hombre de las nieves, ese ser gigante, peludo y misterioso que supuestasmente ha atemorizado durante años a los pobladores del Himalaya, no es más que un cruce de distintos tipos de osos.

Así lo ha certificado un análisis genético realizado en la Universidad de Oxford a dos restos de pelo atribuidos a esta criatura misteriosa.

Gracias a dos muestras atribuidas al famoso Yeti tomadas en Ladakh al oeste del Himalaya y en Bhutan, al este de la cordillera, los investigadores han podido llegar a una conclusión fiable.

«El resultado de la investigación establece que las dos muestras son genéticamente idénticas a una especie de oso polar localizado antiguamente en Svalbard, Noruega” explicaba a la BBC el profesor de genética de la Universidad de Oxford Bryan Sykes.

Según el informe, osos polares y de pelaje marrón se habrían cruzado en territorios comunes durante miles de años generando especies híbridas.

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