La trifulca se desató por el consumo de cocaína

Así fue la agresión salvaje de unos «matones» a la Policía en el desalojo de una discoteca en Móstoles

Investigan si los dos detenidos, con antecedentes por secuestro y extorsión, pertenecen al clan de los búlgaros de Ivo

La discoteca Bonamara se ha convertido en un referente nocturno de la zona sur de Madrid. Para la Policía, sin embargo, en un lugar conflictivo que cada vez precisa más de sus servicios. El pasado 29 de julio, este espacio, ubicado en el kilómetro 22,500 de la carretera de Extremadura, mutó en el escenario de una batalla campal entre varios asistentes de la discoteca y la veintena de agentes de Policía Local de Móstoles, Guardia Civil de Arroyomolinos y Policía Nacional de Alcorcón que tuvieron que personarse en el lugar, según recoge Tatiana G. Rivas en ABC.

Fue el consumo de cocaína el que desató la trifulca, informan fuentes policiales. En una de las zonas de los reservados, un grupo de personas estaba esnifando la sustancia estupefaciente. Un trabajador de Bonamara exigió a los clientes que cesaran la práctica, pero uno de los aludidos, recién salido de prisión, según las mismas fuentes, mostró un cuchillo al empleado y le amenazó: «Te voy a cortar el cuello». Con la advertencia, el personal avisó a la Policía.

Cuando llegaron los primeros agentes, de Móstoles, el autor de las amenazas y portador del cuchillo, un español de 32 años que atiende a las iniciales de J. C. M., comenzó a lanzar puñetazos y patadas a los funcionarios del orden. Cuando los policías le consiguieron reducir, sus acompañantes comenzaron a tirar vasos y botellas a la autoridad policial para evitar el arresto. El segundo detenido, M. M. F., polaco, de 40 años, tumbó en el suelo a uno de los agentes y lo golpeó varias veces, incluso con rodillazos en la cabeza que llegó a esquivar.

Los dos arrestados, de gran complexión, no depusieron su actitud en ningún momento . Cuando los metieron en el coche patrulla rompieron el cristal trasero y descolgaron ambas puertas del vehículo a patadas desde el interior. Ambos tenían antecedentes penales por delitos graves como secuestros, amenazas, extorsiones y pertenencia a banda organizada. La Policía Nacional investigaba su posible pertenencia al clan de Ivo, conocido como el de los búlgaros, señalado como una posible mafia de la noche.

La fiesta que se desarrolló durante 12 horas en Bonamara se conoce como «Remember Mondino», una sesión itinerante de la que es relaciones públicas el excampeón de España de boxeo Pablo «Huracán» Navascúes. El deportista estaba en la discoteca cuando ocurrieron los altercados y llegó la Policía, pero no estuvo implicado en ellos. Julio Cabañero, organizador de la fiesta, lamenta que su trabajo se empañara con la pelea.

Hasta Bonamara tuvieron que desplazarse un total de doce patrullas y una ambulancia. Los primeros agentes que llegaron de Móstoles pidieron refuerzos a otras unidades. «Nunca habíamos pasado tanto miedo en nuestra vida. El entorno y los sujetos, unos matones, eran muy peligrosos», confiesan agentes que intervinieron. Cuatro policías resultaron heridos y tuvieron que ser atendidos en los hospitales de la localidad.

Móstoles es el cuarto municipio con más índice de criminalidad de la Comunidad de Madrid, después de Leganés, Getafe y Alcalá de Henares, según figura en el informe de infracciones penales registradas en el primer semestre de 2018 del Ministerio del Interior. En total, se contabilizan 4.228 delitos, la mayoría, hurtos.

Previa a la intervención en Bonamara, dos indicativos de Policía Local de Móstoles habían detenido a un exvigilante jurado por amenazar a su compañero de piso con un arma. Tenía en su casa varias pistolas detonadoras, modificadas para disparar, así como munición de varios calibres y material para fabricar cartuchería. Amenazó con suicidarse.

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