Es como una sentencia de muerte.
España tiene un grave problema de natalidad y los datos del INE vuelven a corroborarlo.
En la primera mitad del año se registraron 179.794 nacimientos de residentes en España, el peor dato desde que existen registros semestrales en 1941.
Solo en el último año se ha registrado un descenso de la natalidad del 6%, lo que refleja hasta qué punto las políticas de estímulo de la maternidad y la paternidad no han dado ningún resultado.
Actualmente, nacen en España la mitad de niños que lo hacían a mediados de los setenta, pero la comparativa no es mucho mejor si se miran los últimos años .
Antes del estallido de la crisis según elconfidencial, España había conseguido elevar los niveles de natalidad por encima de los 255.000 nacimientos (siempre contando la primera mitad del año), esto es, un 42% más que en la actualidad.
En esos momentos, la inmigración y la bonanza económica ayudaron a elevar los índices de maternidad. Sin embargo, la crisis económica de 2008 expulsó a los inmigrantes y hundió más los niveles de natalidad de los nacionales, lo que evidencia hasta qué punto los problemas económicos y laborales están en la base del drama de la natalidad.
El pasado viernes el programa «La Sexta Columna» emitió un reportaje en el que analizaba el envecimiento de la población española y la tasa de natalidad en nuestro país, la más baja en los últimos cuarenta años.
El espacio, además, decidió trasladarse al municipio con menor tasa de natalidad en Asturias, Yernes y Tameza, en el que tan solo vive un niño, Adrián Beovides, de trece años.
El menor, que aparece en el reportaje emitido en La Sexta limpiando un vehículo, fue preguntado por los periodistas del canal de Atresmedia si le gustaría que en su pueblo hubiera más niños con los que jugar: «No, porque estoy muy a gusto solo, sin que nadie me toque los cojones», responde el chico de forma tajante. «A él no le hace falta compañía», sentencia el locutor del reportaje
La pieza informativa, emitida en el programa especial «Viejennials: la nueva tribu», sin duda encontró en Adrián Beovides uno de sus mejores ejemplos. El pequeño, se afirma en el vídeo, lleva una vida muy similar a la de muchos adultos del pueblo: su rutina consiste en «trabajar y trabajar con el tractor», ir a por estiércol y cuidar de sus vacas.
«La vida aquí es dura, por eso no hay juventud», asegura una de las vecinas del pueblo. En los años 70, dice el reportaje, la escuela cerró por falta de alumnos. «Hoy solo queda un niño». «Adrián describe su día a día igual que sus mayores, al volver del instituto toca trabajar el campo». Cuando le preguntan a qué juega, el joven lo tiene claro: «A nada».
