Palabras que sanan el alma:«Es necesario ayudar a otros, no en nuestras oraciones, sino en nuestras vidas diarias»: Dalai Lama
Respecto a los pasos que tiene que dar una persona que ya sabe que está pasando por una crisis de ansiedad, el especialista recomienda intentar estas estrategias: realizar técnicas de relajación, intentar no centrarse en el problema y buscar ayuda, ya sea comunicándose con otras personas o simplemente contar con su compañía. Todo eso apoyado con la medicación que ayuda a reducir la ansiedad contribuye a que los ataques sean más leves.
“Estamos ante una enfermedad. Es un problema subjetivo y emocional y el miedo y la ansiedad muchas veces llevan a cerrar el círculo en torno a la enfermedad. Lo que hay que buscar es enfrentarse a ella, no limitarse y llevar una vida normal”, insiste el especialista, quien señala que muchas personas que están en su casa con miedo a no salir solas, que tienen miedo a alejarse de los sitios donde se sienten seguros, viven dentro de una especie de cárcel de cristal que ellos solos han montado. En esos casos deben buscar ayuda médica en el ámbito de la psicología y la psiquiatría para poder superar esa situación, según ci.
Algunas recomendaciones generales para aplicar durante una crisis de ansiedad o para prevenirla:
Busque un momento y un lugar donde no vaya a ser interrumpido.
La primera condición para que el diafragma se mueva es que físicamente pueda hacerlo, es decir, tenga recorrido para poder desplazarse: afloje prendas de ropa o cinturones que puedan apretarle a la altura de la cintura.
Los primeros días practique la respiración abdominal acostado, con las rodillas elevadas y la planta de los pies apoyada en el suelo, el sofá o la cama. Posteriormente aprenda a hacerla sentado y, más tarde, también de pie. Si práctica la técnica sentado, apoye bien la zona lumbar en el respaldo y evite posturas cerradas o inclinarse hacia delante, de otro modo podría obstaculizar el desplazamiento del diafragma.
Durante los primeros días de aprendizaje, coloque una mano encima de su pecho, y la otra sobre el abdomen. Cuando respire, la mano que debe elevarse es la que está sobre el abdomen, no la que está sobre el pecho -al final de la inspiración podría elevarse muy ligeramente, según cl.
Aprenda a distinguir una respiración de la otra. Saque bien el aire y después trate de tomarlo con la barriga, sin que se eleve apenas nada el pecho. No se preocupe si los primeros días se confunde, no le sale bien, respira peor que si no hiciera nada, o incluso se fatiga un poco. Eso es normal en la primera fase de aprendizaje.
Para empezar a aprender, practique en situaciones o momentos de tranquilidad. En términos generales, se recomienda tomar el aire por la nariz y expulsarlo por la boca, aunque también podía hacerse de otra forma, si le resultase más cómodo, por ejemplo, tomándolo y expulsándolo por la nariz.
Si tiene dificultades para seguir el ritmo, inspire durante 3 segundos, haciendo una pequeña pausa y espire durante 5 más. Así llevará una velocidad de 8 respiraciones por minuto, que es el ritmo adecuado. Los primeros días, no obstante, le saldrá un ritmo más elevado e irregular. Es normal. Es preferible que los primeros días se centre en aprender el procedimiento de movilización del diafragma, posteriormente ya irá mejorando el ritmo.
Practique la respiración diafragmática entre tres y cinco veces al día, entre 3-5 minutos cada vez. Esto ha de hacerlo así tanto para aprender el procedimiento como para después utilizarlo. Practique la respiración abdominal regularmente, repartiendo los ejercicios a lo largo del día. No la practique sólo cuando se encuentre tenso.
Muy Importante: Consulte siempre a su médico para conocer los detalles concretos de su perfil y si es aconsejable o no para usted.
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