Según una nueva investigación, más adultos estadounidenses hoy duermen menos que hace una década.
El equipo utilizó datos relacionados con el sueño recopilados entre 2010 y 2018 por la Encuesta Nacional de Entrevistas de Salud de EE. UU., Una base de datos que consta de información de la Oficina del Censo de EE. UU. Para rastrear el estado de salud, el acceso a la atención médica y el progreso hacia el logro de los objetivos nacionales. Específicamente, los investigadores analizaron el tiempo que la gente dormía, según recoge iflscience y comparte Paula Dumas para Periodista Digital.
Descubrieron que las personas que duermen menos de siete horas por noche aumentaron del 30.9 al 35.6 por ciento, aunque la cantidad varía según el estado demográfico o laboral de una persona. Los que obtienen la menor cantidad de sueño son las personas que trabajan en el servicio de protección y en las ocupaciones militares, de asistencia médica, transporte y traslado de materiales, y categorías de ocupación de producción (en ese orden). Sin embargo, incluso al ajustar estas variables, los investigadores descubrieron que los trabajadores tenían más del 20 por ciento más de probabilidades de dormir menos en 2018 que en 2010.
La menor duración del sueño es «perjudicial para la salud física y mental», señalan los autores. Dormir menos de las 7 a 9 horas recomendadas se ha relacionado con lesiones, pérdida de productividad, mortalidad prematura y un mayor riesgo de ciertas enfermedades como diabetes tipo 2, accidente cerebrovascular, hipertensión y enfermedad coronaria. Desafortunadamente, los estudios han demostrado que jugar a ponerse al día con el sueño durante el fin de semana no revertirá los efectos de la privación del sueño, aunque una buena noche de sueño ayuda al cerebro a reparar el ADN dañado.
Los investigadores dicen que la educación sobre la higiene del sueño es útil para ayudar a las personas a dormir más.
«Los empleadores que están dispuestos a ayudar a los empleados a desarrollar tiempos de sueño adecuados pueden aumentar la probabilidad de productividad en el lugar de trabajo, reducir los costos de atención médica de los empleados y mejorar la seguridad y la salud en el lugar de trabajo», escribieron los autores en el Journal of Community Health. «La educación sobre la higiene del sueño puede ser un método para ayudar a los empleados a optimizar sus niveles de sueño y reducir una forma significativa de daños prevenibles».
Algunos consejos para lograr un patrón de sueño regular incluyen limitar las siestas durante el día a 30 minutos, evitar los alimentos estimulantes o disruptivos cerca de la hora de acostarse, hacer ejercicio, obtener una exposición adecuada a la luz natural, establecer una rutina relajante antes de acostarse sin pantallas y asegurarse de que el ambiente del sueño sea agradable, según la National Sleep Foundation. Aquellos que no practican una higiene adecuada del sueño pueden experimentar somnolencia diurna y trastornos frecuentes del sueño, entre otras cosas.
