Tres a uno

¿Sabes cómo alcanzar el largo y profundo orgasmo cervical?

También ayudarán los ejercicios de Kegel

¿Sabes cómo alcanzar el largo y profundo orgasmo cervical?

Para saber qué es el orgasmo cervical, es necesario que conozcas qué es el cérvix o cuello uterino.

Está situado justo donde termina la vagina y empieza el útero.

Es una zona que puede entrenarse para que se convierta en una fuente de placer, y para la que también ayudarán los ejercicios de Kegel.

Durante la excitación, el cérvix lubrica y cuando llega al orgasmo, se contrae. Esta zona cuenta con más “canales” que llevan información sensorial al cerebro, según afirman numerosos estudios médicos.

Fisiológicamente, el orgasmo alcanzado con la estimulación del cuello uterino y la vagina (que se producen a la vez), es diferente del producido por el clítoris.

La información sensorial del clítoris va al cerebro a través del nervio pudendo y la de la vagina y del cuello uterino, se transmite por el nervio vago, hipogástrico y pélvico. Tres a uno.

Lo mejor es que comiences por ubicar tu cérvix con los dedos.

Cuando estés excitada y en una postura relajada, por ejemplo tumbada en la cama, introduce tu dedo corazón hasta el final de la vagina con ayuda de un lubricante para evitar daños en las paredes vaginales. Para que te hagas una idea, el tamaño medio de la vagina en mujeres que nunca han estado embarazadas es de entre 7 y 8 centímetros en reposo, y de 11 a 12 en estado de excitación sexual.

Una vez con el dedo dentro, busca esa pared (que se llama exocérvix) que es el punto que separa tu vagina del útero. Tranquila, no pasa nada, no llegarás más allá. El cuerpo solo abre esa compuerta en determinados momentos, como el parto. Comienza despacio (mucho) y no te preocupes si al principio no sientes nada.

Las claves para que sea más fácil la estimulación es tener paciencia (los orgasmos no son algo rápido), ir despacio y que las caricias no sean fuertes ni rápidas. Los días antes de que tengas el período pueden ser un buen momento para comenzar a explorar, porque el cérvix baja ligeramente y resulta más accesible.

Cuando tengas controlado dónde está, cómo estimularlo y cuáles son los movimientos que más te gustan, puedes probar a buscarlo con tu pareja. Las posturas que facilitarán una estimulación a tal nivel son con las que consigáis una mayor penetración, como la postura del perrito o la que se llama la “L”.

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