Vivió hace 6.000 años en una isla remota de lo que hoy es Dinamarca y ahora podemos saber cómo era

Un «chicle» de unos 6.000 años ayudó a reconstruir el rostro de Lola, esta mujer de la Edad de Piedra

Un "chicle" de unos 6.000 años ayudó a reconstruir el rostro de Lola, esta mujer de la Edad de Piedra
Un "chicle" de unos 6.000 años ayudó a reconstruir el rostro de Lola, esta mujer de la Edad de Piedra Tom Björklund /BBC

La Edad de Piedra o también Etapa Lítica​​ es el período de la prehistoria que abarca desde que los seres humanos empezaron a elaborar, herramientas de piedra hasta el descubrimiento y uso de metales. La madera, los huesos y otros materiales también fueron utilizados (cuernas, cestos, cuerdas, cuero, u otros ) pero la piedra (y, en particular, diversas rocas de rotura concoidea, como el sílex, el cuarzo, la cuarcita, la obsidiana) fue utilizada para fabricar herramientas y armas, de corte o percusión.

Sin embargo, esta es una circunstancia necesaria, pero no suficiente para la definición de este período, ya que en él tuvieron lugar fenómenos fundamentales para lo que sería nuestro futuro, según wp: la evolución humana, las grandes adquisiciones tecnológicas (fuego, herramientas, vestimenta), la evolución social, los cambios climáticos, la diáspora del ser humano por todo el mundo habitable (ecúmene), desde su cuna africana, y la revolución económica desde un sistema recolector-cazador, hasta un sistema parcialmente productor (entre otras cosas).

El rango de tiempo que abarca este período es ambiguo, discutido y variable según la región en particular. Aunque es posible hablar de este período en concreto, para el conjunto de la humanidad: no hay que olvidar que algunos grupos humanos nunca desarrollaron la tecnología de la fundición de metales y por tanto quedaron sumidos en una edad de piedra hasta que se encontraron con culturas tecnológicamente más desarrolladas. Sin embargo, en general, se considera que este período comenzó en África hace 2,8 millones de años, con la aparición de la primera herramienta humana (o prehumana).​ A este período le siguió el Calcolítico o Edad del Cobre y, sobre todo, la Edad de Bronce, durante la cual, las herramientas de esta aleación llegaron a ser comunes; esta transición ocurrió entre 6000 a. C. y 2500 a. C.

Nadie sabe cómo se llamó o a qué se dedicaba, pero los científicos que reconstruyeron su rostro le han dado un nombre: Lola. Tenía piel oscura, cabello castaño oscuro y ojos azules.

Su fisonomía pudo conocerse gracias a rastros de ADN que dejó en una «goma de mascar», un pedazo de brea que se llevó a la boca hace miles de años y que se conservó lo suficiente como para determinar su código genético.

Según la revista Nature Communications, donde se publicó este martes la investigación, se trata de la primera vez que se extrae un genoma humano antiguo completo de otro material que no sea un hueso.

«Es sorprendente haber obtenido un genoma humano antiguo completo de otra cosa que no sea hueso», contó a la BBC Hannes Schroeder, de la Universidad de Copenhague, uno de los autores del estudio.

De acuerdo con el científico, el pedazo de alquitrán que sirvió como «chicle» resultó ser una fuente muy valiosa de ADN antiguo, especialmente para los períodos de tiempo en los que no se han encontrado restos humanos, según recoge BBC y comparte Francisco Lorenson para Periodista Digital.

Todo el código genético de la mujer, o genoma, fue decodificado y utilizado para determinar cómo podría haber sido.

Lola estaba genéticamente más vinculada con los cazadores-recolectores de la Europa continental que con aquellos que vivían en el centro de Escandinavia en ese momento y, como ellos, tenía piel oscura, cabello castaño oscuro y ojos azules.

Probablemente descendía de una población de colonos que se trasladó desde Europa occidental después de que se retiraran de los glaciares.

Los rastros de ADN encontrados en el «chicle» no solo dieron claves sobre la vida de Lola, sino también pistas también sobre la vida en Saltholm, la isla danesa en el mar Báltico donde fueron encontradas.

Los científicos identificaron muestras genéticas de avellana y ánade real, lo que sugiere que eran parte de la dieta en ese momento.

«Es el sitio más grande de la Edad de Piedra en Dinamarca y los hallazgos arqueológicos sugieren que las personas que ocuparon el enclave estaban explotando en gran medida los recursos silvestres en el Neolítico, que es el período en que la agricultura y los animales domesticados se introdujeron por primera vez en el sur de Escandinavia», indica Theis Jensen de la Universidad de Copenhague.

Los investigadores también extrajeron ADN de microbios atrapados en el «chicle».

Encontraron patógenos que causan fiebre glandular y neumonía, así como muchos otros virus y bacterias que están naturalmente presentes en la boca pero que no causan enfermedades.

El ADN estaba atrapado en un bulto negro-marrón de brea, producido al calentar la corteza de abedul, que se usaba en ese momento para pegar herramientas de piedra.

La presencia de marcas de dientes sugiere que la sustancia fue masticada, quizás para hacerla más maleable, o posiblemente para aliviar el dolor de muelas u otras dolencias.

Los investigadores consideraron que la información preservada de esta manera ofrece una instantánea de la vida de las personas y proporciona información sobre su ascendencia, medios de vida y salud.

El ADN extraído del chicle también da una idea de cómo los patógenos humanos han evolucionado a lo largo de los años.

«Poder recuperar este tipo de genomas de patógenos antiguos de materiales como este es bastante emocionante porque podemos estudiar cómo evolucionaron y cómo son diferentes a las cepas que están presentes hoy en día», comentó Schroeder a la BBC.

«Y eso nos dice algo sobre cómo se han extendido y cómo evolucionaron», agregó.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído