Camille Paglia

‘Sexual Personae’: la Gran Madre

Arte y decadencia desde Nefertiti a Emily Dickinson

'Sexual Personae': la Gran Madre
Una chica muy sensual. PD

«El símbolo supremo de la religión de la fertilidad es la Gran Madre, una figura del poder bisexual primitivo […]. La Gran Madre encarnaba el gigantismo y el desconocimiento de la naturaleza primitiva. Provenía de un periodo anterior a la agricultura, cuando la naturaleza parecía autocrática y caprichosa. La mujer y la naturaleza mantenían una misteriosa relación armónica. El hombre primitivo no veía una relación necesaria entre el coito y la concepción, ya que las relaciones sexuales a menudo eran anteriores a la menarquia. Incluso hoy, los embarazos son impredecibles y tardan meses en hacerse ver. La fertilidad femenina, que seguía sus propias leyes, inspiraba miedo y admiración.»

«La mujer no sueña con una huida trascendental o histórica del ciclo natural, pues ella es ese ciclo. Su madurez sexual significa la unión con la luna, florecer y declinar con arreglo a las fases lunares. Mensual, menstrual: una misma palabra, un mismo mundo.»

«A la autonomía de las antiguas diosas madres se la denominaba a veces virginidad. Parece contradictoria la idea de una fertilidad virgen, pero sobrevive, por ejemplo, en el dogma de la Inmaculada Concepción. Hera y Afrodita renovaban anualmente su virginidad bañándose en el manantial sagrado.»

«El judaísmo, la secta matriz del cristianismo, constituye la oposición más fuerte a la naturaleza. El Antiguo Testamento afirma que un dios padre creó la naturaleza y que la división de las cosas y de los géneros se realizó conforme al hecho de su masculinidad. El judeocristianismo, al igual que el culto griego a los dioses del Olimpo, es un culto celeste. Es una fase superior en la historia de las religiones, que empezaron en todas partes en forma de cultos de la tierra, con la adoración de la naturaleza fértil.»

«El paso de los cultos terrenales a los cultos celestes trasladó a la mujer a un reino inferior. Sus misteriosos poderes de procreación y el parecido de sus redondeados pechos, vientre y caderas con el contorno de la tierra la situaron en el centro del primer simbolismo. Era el modelo para las figuras de la Gran Madre que abundan en el nacimiento de las religiones en todo el mundo.»

«El Libro del Génesis es una declaración masculina de independencia con respecto a los antiguos cultos matriarcales […]. Es inflexible e injusto, pero le daba al hombre esperanza como hombre. Reconstruía el mundo conforme a una dinastía masculina, suprimiendo el poder de las madres.»

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