«Incluso los mejores estudios críticos minusvaloran a Emily Dickinson. Emily Dickinson da miedo. Llegar a ella directamente desde Dante, Spenser, Blake y Baudelaire es ver de una forma obvia y flagrante su sadomasoquismo. Los pájaros, las abejas y las manos amputadas constituyen el mareante material de su poesía. Dickinson se asemeja a esos homosexuales que se visten de cuero negro y se adornan con cadenas para dar una visibilidad agresiva a la idea de la masculinidad. En su oculta vida interior, esta tímida solterona victoriana era un genio masculino y un sádico visionario, una “persona del sexo” ficticia con una fuerza monumental».
«Emily Dickinson y Walt Whitman, aparentemente tan distintos, son, en realidad, dos confederados tardorrománticos de la Unión. Los dos son hermafroditas que se rigen por una ley propia y que no quieren ni pueden aparearse. Los dos son voyeurs homosexuales dispuestos a una inclusión sexual total. Los dos son perversos caníbales de la identidad del otro: Whitman en su voraz autosucción y en las invasiones de los aposentos de los durmientes y enfermos; Dickinson en sus pésames rituales y su sensual conocimiento de la muerte. Voyeurismo, vampirismo, necrofilia, lesbianismo, sadomasoquismo, surrealismo sexual: la Madame de Sade de Amherst sigue esperando a que sus lectores la conozcan.»
«En su hermosa hipótesis acerca de “la hermana de Shakespeare”, Virginia Woolf imagina a una niña con el talento de su hermano a la que la sociedad habría “torturado y desgarrado”, conduciéndola a la locura y al suicidio. A las mujeres se las ha hecho desistir de dedicarse a géneros como la escultura, que requieren una formación práctica en el estudio o materiales costosos. Pero en la filosofía, en las matemáticas y en la poesía no hay más materiales que la pluma y el papel. La conspiración masculina no explica todos los fracasos femeninos. Estoy convencida de que incluso sin restricciones no existiría el Pascal, el Milton, el Kant femenino.»
«Los obstáculos sociales no son una barrera para el genio: se sobrepone a ellos. El egoísmo de los hombres, tan repugnante en quienes no tienen talento, es la fuente de la grandeza de su género. Las mujeres tienen un sentido más exacto de la realidad; física y espiritualmente, son más completas. La cultura, ya lo he dicho, fue inventada por los hombres, porque es mediante la cultura como se hacen completos a sí mismos. Aun hoy, cuando parecen haberse abierto todas las carreras, me maravilla cuán rara sigue siendo la mujer dominada o impulsada por una obsesión artística o intelectual, esa subversión automutiladora de las relaciones sociales que, en sus formas alternativas del crimen y de la ideación, constituye la gloria y la desgracia de la especie humana.»
- Sinopsis: : Arte y decadencia desde Nefertiti a Emily Dickinson
- Sexo, naturaleza y sociedad
- Feminismo y poder
- Amor, deseo y erotismo
- Mujer y Tragedia
- La Gran Madre
- Machos y Hembras
- Lo masculino
- Lo femenino
- Violencia, violaciones, violadores
- Lo andrógino
- El juicio del ojo (estético)
- El orden del Arte
- Capital, Libertad y Patriarcado
- Egipto y el Ojo Occidental
- Efebos
- Idolatrías
- Leonardo da Vinci y Miguel Angel
- Paganismo y Literatura
- El Romanticismo
- Lord Byron
- Novela Gótica
- Decandentismo, Dandis y Vampiros
- Sexo artístico
- América
- Emily Dickinson