LOS EXPERTOS EN MARKETING EXPLICAN EL MOTIVO Y ES VERGONZOSO

La razón real de que el papel higiénico se acabe en todo el mundo que nos hace sentir bobos

Se relaciona con el pavor a "perderse algo o a quedarse fuera"

Los devastadores efectos sanitarios, sociales y económicos de la pandemia a causa del coronavirus han llegado a los estantes de papel higiénico en los supermercados. Jamás lo hubiéramos supuesto, pero, en el país de la tortilla de patatas, las sevillanas ‘bien bailás’, las corridas de toros, la paella, la siesta y los ‘guateques’ improvisados, el primer producto en agotarse es ese, el papel de baño.

Cuando la pasada semana (la segunda de marzo de 2020) el Gobierno decretó la clausura de colegios y universidades (además de otras medidas que vendrían después), la histeria se extendió como si de pólvora se tratara y se tradujo en una afluencia masiva a los centros de venta de alimentos y productos de primera necesidad (o no tanta). Las redes sociales tardaron poco en reflejar aquella utópica situación (hasta el momento) a través de cientos de imágenes y vídeos, cuanto menos, ilustrativos en los que podía palparse ese ‘apetito’ colectivo por este producto.

Tal y como apunta Cinco Días (El País), esta coyuntura también se produjo en Hong Kong, Reino Unido, Estados Unidos, Singapur y Australia; y el motivo es básicamente psicológico, puesto que «al tratarse de un producto higiénico, da sensación de seguridad». El presidente de la agencia BBDO, David Coral, revela al diario económico una de las claves que tiene que ver con una idea que creció a partir del desarrollo de los smartphones y se relaciona con el pavor a «perderse algo o a quedarse fuera». Algo así como un bucle (la pescadilla que se muerde la cola):

«Es miedo a qué pasará si me falta lo que otros tienen, en este caso el papel higiénico, porque si ves que la gente lo está comprando, piensas que es por algo y que es necesario, y en este tipo de comportamientos se demuestra que somos gregarios”, aclara Coral al citado medio.

La sensación de agrado y bienestar que nos aporta este artículo tampoco han de infravalorarse en mitad de una recesión de estas características. Y precisamente por ello, porque vivimos una depresión sin precedentes, cualquier detalle importa. El ser humano es caprichoso y suspicaz por naturaleza, lo cual explica el evidente empeño por ‘hacer lo que hace el resto’ y dejarse empuñar por los largos tentáculos ‘marketinianos’ (para quienes esto es una oportunidad de oro).

Paco Lorente, profesor de Business & Marketing en ESIC, recuerda que esto es similar a lo que ocurrió con el lanzamiento de las muñecas Monster High en una Navidad en la que la demanda era notablemente más elevada que la oferta y «se convirtieron en objeto de deseo».

En definitiva, todo se reduce a la popular ‘ley del espejo’, según la cual «lo que vemos en los demás nos revela información» útil para aplicárnosla a nuestro ser más primitivo.

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Autor

Carla Calvo

Periodista y Comunicadora Audiovisual por la URJC. Redactora de lifestyle, corazón y eventos en Periodista Digital.

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