La nariz de la Gran Esfinge de Guiza lleva tiempo rota.
Existen varias teorías sobré quién y porque la rompió, pero ninguna ha sido probada de manera concluyente.
Algunos sugieren que fue pulverizada por disparos de cañón durante la invasión napoleónica de Egipto, mientras que otras teorías sugieren que fue destruida durante las guerras de religión que tuvieron lugar en Egipto en el siglo XIV.
También se cree que la nariz podría haber sido atacada intencionalmente por un grupo de extremistas religiosos en el siglo XVIII, que consideraban la figura de la esfinge como algo pagano.
Todo erroneo.
La antigua civilización egipcia es una de las más fascinantes y enigmáticas de la Historia:
- Amaban la moda y los cosméticos: Los egipcios, tanto hombres como mujeres, usaban maquillaje y joyas como símbolo de estatus y belleza. El famoso delineador de ojos negro, conocido como kohl, no solo tenía fines estéticos sino que también protegía los ojos del sol y las infecciones.
- Creían en la vida después de la muerte: La vida después de la muerte era fundamental en la cultura egipcia. Los rituales funerarios y la momificación tenían como objetivo preservar el cuerpo y prepararlo para la vida eterna. Las tumbas estaban llenas de objetos personales, alimentos y riquezas para ayudar a los difuntos en el más allá.
- Los faraones se casaban con familiares: Para mantener la pureza de la línea real, los faraones a menudo se casaban con hermanas, medio hermanas o primas. Esto era común, aunque no exclusivo de la realeza, y se creía que mantenía el linaje divino.
- Eran grandes médicos y cirujanos: Los egipcios tenían un amplio conocimiento de la medicina y la anatomía. Realizaban cirugías, trataban fracturas y tenían remedios para diversas enfermedades. Incluso escribieron algunos de los primeros textos médicos, como el Papiro de Ebers, que describe tratamientos y recetas.
- Amaban a los gatos: Los gatos eran sagrados en el antiguo Egipto y estaban asociados con la diosa Bastet, la protectora del hogar. Tener un gato en casa se creía que traía buena suerte, y matar a un gato, incluso accidentalmente, era considerado un crimen grave.
- Los obreros que construían las pirámides no eran esclavos: Contrario a la creencia popular, los trabajadores que construían las pirámides eran artesanos y obreros calificados que recibían paga en forma de alimentos, cerveza y ropa. Estos trabajadores vivían en ciudades construidas cerca de los sitios de construcción.
- La escritura jeroglífica tenía más de 700 símbolos: Los jeroglíficos eran una forma compleja de escritura que los escribas usaban para registrar la historia, los rituales y las leyes. Aprender a escribir en jeroglíficos era un proceso largo y reservado para una élite educada.
- Los egipcios inventaron el calendario de 365 días: Para organizar las cosechas y festividades religiosas, los antiguos egipcios desarrollaron uno de los primeros calendarios solares, que consistía en 12 meses de 30 días, con un período adicional de cinco días al final del año.
- Amuletos para la protección: Los egipcios usaban amuletos como el Ojo de Horus, el escarabajo y el anj (o cruz egipcia) para protegerse del mal, asegurar la buena salud y garantizar la resurrección.
- Tenían sofisticados sistemas de irrigación: Aprovechaban las inundaciones anuales del río Nilo para cultivar, utilizando canales y diques que distribuían el agua para la agricultura. Esta habilidad para gestionar el agua les permitió sostener una economía agrícola próspera.
- La cerveza era una bebida muy popular: La cerveza era consumida por todos los niveles sociales y era parte esencial de la dieta egipcia. Se usaba como paga para los trabajadores y era un alimento básico junto con el pan.
- Eran obsesionados con la limpieza y la higiene: La limpieza personal era muy importante para los antiguos egipcios. Se bañaban varias veces al día y usaban aceites y perfumes para mantenerse frescos y libres de olores. Los sacerdotes se afeitaban todo el cuerpo para estar más limpios.
EL MISTERIO
El ‘misterio de las narices rotas’ desconcertó, durante décadas, a los expertos y entusiastas de Antiguo Egipto, una de las civilizaciones más antiguas y duraderas del mundo.
A pesar de que se pensó que se debía al paso del tiempo, pero resultaba curioso que de tantas estatuas pristinas lo único que les faltaba era la nariz.
Asimismo, era la única parte que faltaba en obras de relieve en dos dimensiones.
La respuesta con más credibilidad en este momento se resume en una palabra: iconoclasia, del griego Eikonoklasmos, que significa «ruptura de imágenes».
No estamos hablando de los seguidores de la corriente del siglo VIII que rechazaba el culto a las imágenes sagradas, las destruía y perseguía a quienes las veneraban.
En este caso, el término se usa de una manera más amplia para nombrar la creencia social en la importancia de la destrucción de iconos y otras imágenes o monumentos, con frecuencia por motivos religiosos o políticos.
Y cobra mucho sentido cuando tienes en cuenta que para los antiguos egipcios las estatuas eran el punto de contacto entre los seres divinos y los terrenales.
Los objetos que representaban la forma humana, en piedra, metal, madera, arcilla o incluso cera, podían ser ocupados por un dios o un humano que había fallecido y se había convertido en un ser divino, y así podían actuar en el mundo material.
Una vez ocupadas, las imágenes tenían poderes que podían activarse a través de rituales. Y también podían desactivarse mediante un daño deliberado.
¿Por que hacerlo?, las razones eran muchas, desde la furia y resentimiento contra enemigos a quienes se quería herir en este mundo y el próximo, hasta el terror a la venganza del difunto que sentían los ladrones de tumbas, así como las ganas de reescribir la historia o los sueños de cambiar toda la cultura.
Cuando el padre de Tutankamón, Akenatón, quien gobernó entre 1353-1336 a.C., quiso que la religión egipcia girara en torno a un dios, Aten, una deidad solar, se enfrentó a un ser poderoso: el dios Amón.
Su arma fue la destrucción de imágenes.
La situación se revirtió cuando Akenatón murió y el pueblo egipcio reanudó el culto tradicional: los templos y monumentos en honor a Aten y al difunto faraón fueron los que enfrentaron la destrucción.
Las mutilaciones tenían entonces la intención de coartar poder y eso podía lograrse de diferentes maneras.
Si querías impedir que los humanos representados hicieran las tan necesarias ofrendas a los dioses, podías quitarles el brazo que comúnmente se utilizaba para tal tarea: el izquierdo.
Si preferías que el dios no los escuchara, le quitabas a la deidad sus orejas.
Si tu intención era acabar con todas las posibilidades de comunicación, separar la cabeza del cuerpo era una buena opción.
Pero quizás el método más efectivo y expedito para hacer realidad tus deseos era quitarles la nariz.
«La nariz era la fuente del aliento, el aliento de la vida; la forma más fácil de matar al espíritu interior es asfixiarlo quitándole la nariz».
Un par de golpes con martillo y cincel, y problema resuelto.