El origen de los primeros idiomas está lleno de misterios e interrogantes, pero un nuevo estudio ofrece luces al respecto.
Los sonidos icónicos puede ser el ‘eslabón perdido’ que ayudó a nuestros antepasados a comenzar a comunicarse entre sí a través del lenguaje. En este sentido, se descartan los gestos a modo de mímica.
Se creía ampliamente que, para que despegaran los primeros idiomas, nuestros antepasados primero necesitaban una forma de crear señales novedosas que pudieran ser entendidas por otros, basándose en signos visuales cuya forma se asemejaba directamente al significado pretendido.
Sin embargo, un equipo de investigación internacional, dirigido por expertos de la Universidad de Birmingham y el Leibniz-Centre General Linguistics (ZAS) de Berlín, ha descubierto que las vocalizaciones icónicas pueden transmitir una gama mucho más amplia de significados con mayor precisión de lo que se suponía anteriormente.
Los investigadores probaron si las personas de diferentes orígenes lingüísticos podían comprender vocalizaciones novedosas para 30 significados diferentes comunes en todos los idiomas y que podrían haber sido relevantes en la evolución temprana del lenguaje.
Estos significados abarcan entidades animadas, incluidos humanos y animales (niño, hombre, mujer, tigre, serpiente, venado), entidades inanimadas (cuchillo, fuego, roca, agua, carne, fruta), acciones (recolectar, cocinar, esconder, cortar, cazar, comer, dormir), propiedades (aburrido, agudo, grande, pequeño, bueno, malo), cuantificadores (uno, muchos) y demostrativos (esto, aquello).
El equipo publicó sus hallazgos en Scientific Reports, destacando que las vocalizaciones producidas por hablantes de inglés podrían ser entendidas por oyentes de una amplia gama de antecedentes culturales y lingüísticos.
Los participantes incluyeron hablantes de 28 idiomas de 12 familias lingüísticas, incluidos grupos de culturas orales como hablantes de Palikúr que viven en la selva amazónica y hablantes de Daakie en la isla de Vanuatu en el Pacífico Sur.
Los oyentes de cada idioma fueron más precisos que el azar al adivinar el referente pretendido de las vocalizaciones para cada uno de los significados evaluados.
Descubrieron que algunos significados se adivinaban consistentemente con más precisión que otros. En el experimento en línea, por ejemplo, la precisión osciló entre el 98,6% para la acción «dormir» y el 34,5% para el demostrativo «eso».
Los participantes obtuvieron mejores resultados con los significados ‘dormir’, ‘comer’, ‘niño’, ‘tigre’ y ‘agua’, y peor con ‘eso’, ‘juntar’, ‘aburrido’, ‘afilado’ y ‘cuchillo’.
Los investigadores destacan que si bien sus hallazgos proporcionan evidencia del potencial de las vocalizaciones icónicas para figurar en la creación de palabras habladas originales, no desvirtúan la hipótesis de que los gestos icónicos también jugaron un papel crítico en la evolución de la comunicación humana, ya que son conocido por jugar en el surgimiento moderno de los lenguajes de señas.