Los científicos no van a decir nada sobre si se confirma o no la existencia de agua en la Luna mientras no reciban los datos de otros observatorios terrestres y espaciales
Un satélite de observación lunar se dividió en dos partes este viernes 9 de octubre, que se estrellaron sucesivamente en la superficie de la Luna. El objetivo de esta maniobra era buscar la existencia de agua de hielo en los penachos de polvo causados por los impactos. El lugar elegido para éstos fue el cráter Cabeus, cerca del polo Sur lunar y en sombra permanente.
TIENEN QUE VERIFICAR LA INFORMACIÓN
A pesar de que ya tienen todos los datos en bruto de los instrumentos del satélite, los científicos de la NASA han señalado que no van a decir nada sobre si se confirma o no la existencia de agua en la Luna mientras no reciban los datos de otros observatorios terrestres y espaciales, como el telescopio Hubble. Estudiarán todos ellos en detalle y en conjunto hasta alcanzar una conclusión firme, lo cual puede demorarse varias semanas.
LCROSS, EL PROTAGONISTA
El satélite LCROSS fue lanzado el pasado 18 de junio en compañía de otro satélite, el Lunar Reconnaissance Orbiter, que se encuentra ahora en órbita de la Luna. «Los instrumentos de LCROSS funcionaron perfectamente y han proporcionado gran cantidad de datos», ha señalado Anthony Colaprete, director científico del proyecto.
LCROSS y la última etapa (ya vacía) del cohete que lo lanzó se separaron horas antes del primer impacto, el de la etapa del cohete, que se produjo a las 13.31 (hora peninsular). Cinco minutos más tarde, la parte con los instrumentos se suicidó igualmente. (Agencias)