Las mujeres son menos propensas a ataques al corazón, se adaptan mejor al aislamiento y encima pesan menos, por lo que se requeriría menos fuel para el viaje.
Esas fueron, a finales de 1950, las conclusiones del doctor Donald Kilgore, del la Clínica Lovelace donde se evaluó a candidatos de ambos sexos para ser astronautas. La conclusión: «Han sacado mejores resultados que los hombres en muchas categorías».
Así que, ¿por qué no hubo mujeres en el Apolo XI? Se lo ha preguntado la revista Wired en el artículo Right Stuff, Wrong Sex: NASA’s Lost Female Astronauts (aquí traducción automática al español).