Una expedición belga japonesa desplazada a la Antártida ha descubierto un enorme meteorito de 18 kilos incrustado en el hielo de la región oriental del continente.
La roca llegada del espacio es la mayor hallada en la zona desde 1988. Su tamaño es considerable si se tiene en cuenta que, de los casi 40.000 meteoritos encontrados en la Antártida que se conocen, solo treinta tienen un peso mayor.
En total, los investigadores han recogido 425 meteoritos, con un peso total de 75 kg durante la expedición, que ha durado cuarenta días a 140 km al sur de la estación científica base Princess Elisabeth.
El equipo del proyecto «Samba», formado por ocho miembros de la Universidad Libre de Bruselas, el Instituto Nacional Japonés de Investigación Polar y la Universidad de Tokio, buscaba meteoritos repartidos por el campo de hielo azul de Nansen el 28 de enero cuando apareció la condrita ordinaria de 18 kilos.
«Este meteorito ha resultado algo muy inesperado, no solo debido a su peso, sino a que no suelen encontrarse rocas tan grandes en la Antártida», ha dicho Vinciane Debaille, geólogo de la Universidad Libre de Bruselas, quien dirigió el equipo belga durante la expedición.
«Este es el mayor meteorito encontrado en la Antártida Oriental durante 25 años, así que es un descubrimiento muy especial para nosotros».
Descongelación en Japón
El análisis de campo inicial realizado por los científicos sugiere que el enorme meteorito es una condrita ordinaria, el tipo más abundante de meteoritos. La corteza exterior de la roca estaba erosionada, lo que permitió a los científicos inspeccionar su parte interior.
El meteorito se encuentra actualmente en un proceso de descongelación especial en Japón, para asegurar que el agua no llega dentro de la roca, pero será llevado a Bélgica en el futuro.
«Estudiamos los meteoritos para comprender mejor cómo se formó y se desarrolló el Sistema solar y cómo la Tierra se convirtió en un planeta único», ha explicado Debaille.
La Antártida, con sus vastas extensiones de hielo puro e incorrupto, supone un paraíso para la búsqueda de meteoritos, especialmente de los más primitivos, que pudieron llegar a la Tierra hace cientos de miles de años.