Estamos ante una nueva fase del ciclo de Wilson, el proceso que en los últimos cuatro mil millones de años ha obrado al menos tres reformas integrales en la fachada de nuestro planeta
¿Sabe que un día Europa se acercará a Norteamérica? Sí. La activación de una nueva zona de destrucción de la corteza terrestre al oeste de Galicia y Portugal absorberá el océano que nos une.
A esas conclusiones ha llegado el geólogo Joao Duarte. ¿Imagina viajar a Nueva York en coche? ¿Visitar Miami en tren?
Lo que conocemos hoy como el Atlántico puede ser un vago recuerdo dentro de aproximadamente 220 millones de años, recoge este martes el diario ABC.
Partimos de la base de que la corteza terrestre está dividida en placas tectónicas que derivan sobre el manto, la capa inferior, y que estas láminas se crean y se destruyen, formando supercontinentes que luego se fragmentan y se separan.
Las fronteras entre dos placas donde una se sumerge bajo la otra y se recicla se llaman zonas de subducción.
El nacimiento de una nueva zona
Pues bien, para Duarte y sus colaboradores, estamos asistiendo al nacimiento de una zona de subdución, y ésta se encuentra muy cerca de nosotros, concretamente al suroeste de la Península Ibérica.
Hoy, un mapeo en 3D de alta resolución del fondo marino y de sus fallas tectónicas ha encontrado signos de fractura que indican que esa zona se está activando.
Duarte afirma que estamos ante una fase del ciclo Wilson, o lo que es lo mismo, el proceso que en los últimos cuatro mil millones de años ha obrado al menos tres reformas integrales en la fachada de nuestro planeta, fragmentando los supercontinentes y abriendo océanos entre los pedazos para luego reunirlos de nuevo en grandes masas de tierra.
«La placa euroasiática, que ahora se extiende de forma continua hasta la dorsal mesoatlántica, se romperá en dos a lo largo del margen al oeste de Portugal y Galicia… La parte atlántica de la corteza, al oeste de este margen, quedará destruida al sumergirse en el manto bajo la Península Ibérica».
Pero no se apuren. Los cambios no son inmediatos. De momento, es un dogma de fe.