El Espacio

La NASA da un empujón al Motor de plasma de Franklin Chang Díaz

La empresa Ad Astra Rocket ganó un contrato de $10 millones

El motor de plasma (VASIMR) es el sueño de toda una vida Chang Díaz

La empresa Ad Astra Rocket, liderada por el físico y exastronauta costarricense Franklin Chang Díaz, es una de las doce compañías estadounidenses seleccionadas por la NASA para establecer una alianza público-privada para el avance de la exploración espacial, según publica Scientific American.

El Next Space Technologies for Exploration Partnerships (NextStep) de la NASA busca darle un empujón al desarrollo de tecnologías en las áreas de propulsión avanzada y el diseño y construcción de espacios habitables en el espacio exterior y satélites pequeños. La NASA anunció a las empresas seleccionadas la semana pasada.

En el caso de Ad Astra Rocket, la alianza dotará a la empresa con $10 millones a lo largo de tres años, con el objetivo de avanzar en el desarrollo del motor de plasma VASIMR. Se espera que al cabo de los tres años se haya completado la construcción de un prototipo igual al que viajaría al espacio y que este haya superado una prueba en el laboratorio de permanecer encendido al menos por 100 horas continuas.

El motor de plasma (VASIMR) es el sueño de toda una vida Chang Díaz. Lo empezó a esbozar desde sus años de estudiante universitario y luego lo desarrolló dentro de la NASA. En el 2005 independizó su laboratorio de dicha agencia espacial para fundar la compañía y poder obtener financiamiento privado para el desarrollo del motor.

El VASIMR funciona de forma similar a la de un cohete químico tradicional, en el que, con ayuda de un combustible, se crea una explosión que viaja por la tubería del cohete y produce la aceleración que hace que el vehículo se desplace. Sin embargo, en lugar de combustible, se acelera el plasma, el cuarto estado de la materia, que se obtiene al calentar un gas con una antena de radiofrecuencia formando una sopa de iones a más de 50.000° C.

Como el plasma es tan caliente, no existe un material capaz de contenerlo. En el diseño de Chang, un campo magnético se encarga de formar el recipiente para el plasma, pero debe ser un campo magnético muy potente que solo se logra usando magnetos superconductores que trabajan a -268° C. Así, en un espacio muy pequeño, deben convivir temperaturas extremas.

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