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Si encontrásemos extraterrestres, los mataríamos a todos

¿Podría entonces la Humanidad ser la principal responsable de acabar involuntariamente con la vida extraterrestre?

Si encontrásemos extraterrestres, los mataríamos a todos

Da un poco de repelús.

Hasta ahora, la mayoría de películas han hecho creer que los extraterrestres son potenciales amenazas para nosotros, los habitantes de la Tierra.

Detente un segundo y piensa: ¿qué si nosotros realmente somos los malos de la película?

Es lo que sugiere el estudio teórico de un científico, quien cree tener una hipotética respuesta a la paradoja de Fermi.

Hay cientos de miles de millones de estrellas solo en la Vía Láctea.

Muchas de ellas más viejas que nuestro propio sol.

Aunque solo una fracción de ellas tuviese condiciones para la vida (los científicos piensan de hecho que hay hasta 60 mil millones de planetas habitables) esto dejaría muchísimos mundos posibles donde civilizaciones más avanzadas que la nuestra podrían haber florecido, crecido y eventualmente explorado el espacio exterior.

Setenta años atrás Enrico Fermi se preguntó “¿dónde están todos?” frente a la gran posibilidad de encontrar otras formas de vida que se presentaba con estos datos.

Aquella pregunta sin respuesta es hoy mejor conocida como la Paradoja de Fermi.

Alexander Berezin, un físico teórico de la Universidad Nacional de Investigación de Tecnología Electrónica en Rusia, propuso una nueva respuesta a La paradoja de Fermi:

“¿qué tal si la primera forma de vida que alcanza el viaje interestelar necesariamente acaba con toda la competencia a su propia expansión?”.

El análisis alrededor de este cuestionamiento se puede descargar en la web de estudios pre-publicados arXiv.org.

¿Podría entonces la Humanidad ser la principal responsable de acabar involuntariamente con la vida extraterrestre?

Los primeros en llegar, los últimos en irnos

Para el científico, no importa cómo luzca esta vida alienígena: organismos biológicos como los humanos, inteligencia artificial superinteligente, o cerebro con la forma de un panal de abejas del tamaño de un planeta.

Lo que importa es cómo se comporte.

Debe ser capaz de crecer, reproducirse y ser detectados por humanos. Eso significa que debería poder viajar a través del espacio o al menos transmitir mensajes a través de él, asumiendo que los humanos no lleguen a sus planetas antes.

Pero la clave está aquí: para que una civilización alcance un punto en el que pueda comunicarse efectivamente a través de otros sistemas solares, tendría que hacerlo a través de un camino de crecimiento y expansión incesante, sostiene Berezin.

Y al caminar este camino, se debe pisar formas inferiores de vida.

El autor no sugiere que la civilización más desarrollada acabe con otras formas de vida intencionalmente; simplemente, “no se daría cuenta, de la misma forma que una construcción demuele un hormiguero para hacer bienes raíces”.

Una inteligencia artificial maliciosa descontrolada podría poblar la galaxia entera clonándose a sí misma, “convirtiendo el sistema solar en una supercomputadora”, indicó Berezin.

No tiene mayor motivación, de acuerdo al científico: simplemente puede hacerlo.

Posiblemente tendremos que enfrentarnos a formas de vida inteligentes bastante rudas. Pero la mala noticia no es lo anterior sino que “nosotros podríamos ser esa raza; los primeros en alcanzar la etapa interestelar, y los últimos en dejarla”.

Impedir que los humanos destruyan accidentalmente todas las formas de vida rivales requeriría un cambio cultural total impulsado por “fuerzas mucho más fuertes que el libre albedrío de los individuos”, escribió Berezin. Dado el impresionante talento de expansión de nuestra especie, sin embargo, tales fuerzas podrían ser difíciles de reunir.

Todo esto, sin embargo, no pasa de una teoría. La investigación aun debe ser revisada por pares, y el propio Berezin duda de sus planteamientos. El científico alega que preferiría estar equivocado y que “la única forma de saber la verdad es seguir explorando el universo y buscando vida alienígena”.

Mensajes desde el espacio

Mientras que algunas personas aún se preguntan si estamos solos en el universo, un grupo de especialistas ya lo da por sentado y se prepara para establecer comunicación con esa vida extraterrestre que, asumimos, será inteligente.

El nombre de la iniciativa es Mensaje a una Inteligencia Extraterrestre (METI por sus siglas en inglés) y es parte de la mucho más conocida SETI. El METI recientemente organizó un taller llamado “El lenguaje en el Cosmos”  dentro del Conferencia Internacional de Desarrollo Espacial (ISDC) realizado el último 26 de abril en los Ángeles.

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