Una poderosa luz ultravioleta de gran alcance ha sido descubierta a 7.200 años luz de la Tierra, sobre una estrella enana M de clase media que no había sido detectada previamente.
Hasta la fecha, los astrónomos han observado numerosas erupciones grandes que se originan en enanas frías. Esto se debe al hecho de que las estrellas de tipo M y ultrafrías pueden exhibir altos niveles de actividad magnética. En general, estudiar los eventos de destello podría ofrecer pistas importantes sobre las propiedades de las dínamos magnéticas y el interior de las estrellas; por lo tanto, los investigadores están interesados en detectar nueva actividad.
Recientemente, un grupo de investigadores dirigido por Romy Rodríguez Martínez de la Universidad Estatal de Ohio (OSU) ha encontrado una llamarada similar en un recién descubierto enana M. El hallazgo es el resultado de observaciones realizadas en febrero de 2018 como parte de All-Sky Automated Survey for SuperNovae (ASAS-SN).
Como se señala en el documento, ASAS-SN es adecuado para la detección de llamaradas de luz blanca. La encuesta monitorea todo el cielo diariamente y permite a los astrónomos detectar bengalas energéticas en enanos fríos.
Según el estudio, la bengala observada por el equipo de Martínez exhibió un cambio en una magnitud aparente en la banda visual (V) de aproximadamente 9.8. Los investigadores suponen que el destello se detectó cerca de su punto máximo, ya que dicho cambio en la magnitud indica que el destello no se produjo durante su fase de impulso rápido o descomposición cuando se observó.
Además, la energía total de la llamarada se estimó en aproximadamente 4,1 millones de ergios. Este valor hace que ASASSN-18di sea una de las bengalas más fuertes observadas tanto en enanas M como en estrellas enanas frías en general.
Los astrónomos concluyeron, en su investigación publicada en arXiv, que se necesitan observaciones más intensas de la estrella recién detectada para obtener información detallada sobre la fuente. También agregaron que las bengalas energéticas con tales cambios en el brillo como ASASSN-18di son muy raras, por lo tanto, es poco probable que se produzcan brotes similares en la misma fuente nuevamente.
«Desafortunadamente, la fuente presentada aquí es demasiado débil para la caracterización de seguimiento sin la inversión de un tiempo significativo de telescopio. Además, es poco probable que observemos otra llamarada de tal amplitud, dada su baja tasa de ocurrencia», señalaron los científicos.
