Detectan inquietantes señales "desde el otro lado del Universo"

‘Alien’: 11 datos fascinantes sobre la búsqueda de vida extraterrestre

¿Hay alguien ahí?

Es una pregunta que los humanos intentan responder desde hace siglos y a la que muchos científicos han dedicado su vida.

Un nuevo estudio publicado en la revista Nature informa sobre dos decenas de ráfagas rápidas de radio (FRB, por sus siglas en inglés) procedentes de misteriosas fuentes localizadas en el exterior de nuestra galaxia, posiblemente en otras similares o en el espacio intergaláctico.

La detección se hizo posible con la ayuda del radiotelescopio ASKAP, situado en una remota zona desértica de Australia.

Desde el 2017, el equipo ha estado durante más de 12.000 horas estudiando los campos de procedencia de ráfagas de radio similares y producidas con anterioridad, en el empeño de detectar otas nuevas e inusuales.

Los análisis del equipo muestran que «las FRB provienen del otro lado del Universo y no de nuestro propio vecindario galáctico», según afirmó el investigador principal del trabajo, Ryan Shannon, citado por Space.com.

Los científicos encontraron 19 nuevas ráfagas, entre las cuales se detectó una originada a ‘solo’ unos 425 millones de años luz, que es casi dos veces menos que la distancia anterior y la más cercana desde la Tierra.

Asimismo, detectaron una ráfaga más potente que todas las anteriormente conocidas.

Además, se detectó una nueva señal de una ‘fuente repetidora’ llamada ‘FRB 121102’, que emite numerosas señales desde su descubrimiento en 2012. En agosto de 2017, esa fuente emitió 93 FRB en un solo día.

El estudio sumó otro descubrimiento importante: las nuevas ráfagas son más brillantes que las detectadas anteriormente y tienen una «dispersión» más baja, lo que indica que «el material que produce la dispersión está fuera de las galaxias, en el gas tenue del medio intergaláctico», según afirmó a Space.com el investigador principal del trabajo, Ryan Shannon.

«Esto significa que podemos usar las FRB para estudiar ese material, que es casi imposible de observar mediante otras técnicas (óptica u observaciones de rayos X, por ejemplo)», añadió.

11 datos fascinantes sobre la búsqueda de vida extraterrestre

En la búsqueda de vida extraterrestre no sólo ha habido avances astronómicos, sino algunas teorías inverosímiles.

1. ¿Océanos en la Luna?

Pie de foto,El telescopio de Galileo permitió ver los detalles de la superficie lunar como nunca antes.

Un momento clave en la fascinación con la vida alienígena tuvo lugar en el siglo XVII, cuando el telescopio de Galileo abrió un nuevo mundo.

Fue posible ver, por ejemplo, manchas oscuras en la Luna. Científicos de la época asumieron que las manchas eran vastos océanos de agua y las llamaron «maria», que significa «mar» en Latín.

Ahora sabemos que los «mares lunares» son en realidad formaciones de basalto oscuro originadas en antiguas erupciones volcánicas.

2. Marcianos magnánimos

El astrónomo William Herschel especuló en la década de 1870 que los habitantes del planeta rojo serían más altos que los humanos.

Gracias al desarrollo de telescopios más potentes, Herschel logró medir el tamaño de Marte, así como la duración de sus días y estaciones.

Marte es una planeta más pequeño que la Tierra y con una gravedad menor, por lo que sus habitantes serían más altos que los humanos, concluyó el astrónomo alemán.

3. Saturninos superiores

El filósofo alemán Immanuel Kant señaló que la inteligencia de los extraterrestres era proporcional a su distancia del Sol.

Por ese motivo, habría una enorme variación entre los habitantes de los diferentes planetas, desde los «torpes pobladores de Mercurio» a los «ingeniosos seres de Saturno».

4. Censo alienígena

En 1848, el profesor de ciencia y clérigo escocés Thomas Dick se propuso calcular el número de extraterrestres en el Sistema Solar.

Dick predijo que si la densidad de la población extrasolar equivalía a la de Inglaterra (280 personas por milla cuadrada), entonces el Sistema Solar albergaba 22 millones de millones de habitantes.

5. Vida lunar

El mejor lugar para buscar vida en el Sistema Solar puede no ser un planeta relativamente cercano como Marte, sino las lunas distantes Europa y Encelado, que orbitan respectivamente a Júpiter y Saturno.

Ambas lunas contienen océanos de agua líquida bajo una capa de hielo.

Se cree que una fuente interna de calor podría explicar por qué esos océanos no se congelan.

Y el calor generado en el centro de cada luna sería liberado a través de fuentes hidrotermales o fumarolas en el fondo de sus océanos.

En la Tierra, las sustancias químicas disueltas en el agua en torno a fumarolas alimentan microorganismos que forman a su vez la base de la cadena alimenticia de la que dependen invertebrados marinos como los gusanos de tubo.

6. Calamar espacial

Si la vida existe en esos océanos lunares, es probable que sus características aerodinámicas se asemejen a las de calamares, delfines o tiburones.

Eso se debe a que cualquier animal que pueda prosperar en los océanos de Europa y Encelado deberá moverse con rapidez para cazar y defenderse de depredadores.

7. Mundos distantes

Los astrónomos estiman que podrían existir 40 mil millones de planetas similares a la Tierra en la Vía Láctea.

La estimación se basa en que sólo en nuestro «vecindario cósmico» ya se detectaron más de 3.800 exoplanetas o planetas fuera del Sistema Solar.

8. Señales de vida

¿Cómo inicias la búsqueda de vida en otros planetas o lunas? Los astrónomos intentan hallar señales de gases, las llamadas «bioseñales» o «biofirmas».

Una de ellas es la presencia de metano, que en la Tierra es producido por volcanes, ganado vacuno y termitas, entre otras fuentes.

Los científicos procuran encontrar metano en combinación con otros gases como oxígeno y ozono.

9. La Zona Ricitos de Oro

Los astrónomos creen que el mejor lugar para hallar vida es la llamada zona de habitabilidad, conocida coloquialmente como Goldilocks Zone o Ricitos de Oro.

El término proviene del cuento para niños «Ricitos de Oro y los tres osos», que fue publicado por primera vez en el siglo XIX. En ese relato una niña llamada Ricitos de Oro entre en la casa de tres osos que salieron a pasear mientras se enfriaba su sopa.

La niña elige la sopa del osito «ni muy caliente ni muy fría» y descansa en su sillón «ni muy duro ni muy suave».

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