La selección inglesa de fútbol no quiere jugar en el Bernabeu contra la española alegando el racismo de sus aficionados, la federación europea castiga al Atlético de Madrid por supuesto racismo de su entrenador y aficionados, y la candidatura de Madrid para los JJ.OO. de 2016 sufre ataques de ciudades rivales por la tolerancia en los campos españoles al odio racial.
Hace cuatro años estaba extinguiéndose el racismo deportivo en España cuando una llama lo reactivó. Fue un momento difundido por las televisiones de todo el mundo.
Entrenando a la selección nacional, su jefe, Luís Aragonés, trató de motivar al futbolista José Antonio Reyes gritándole: “¡¡Dígale al negro de mierda que usted es mejor. Dígaselo. Usted es mejor!!»
El seleccionador la tomaba con el francés Thierry Henry. La federación francesa protestó indignada, pero el Gobierno mantuvo a Aragonés en su puesto.
Que no se destituyera al seleccionador tras aquella expresión que fuera de España se calificó de gravemente racista provocó la ira de las autoridades deportivas europeas: la impunidad daba libertad para que cualquiera pudiera humillar a los jugadores negros.
Pocos días después el público abucheaba a los chicos negros de la selección juvenil inglesa en Alcalá de Henares, y al día siguiente a los mayores en el Bernabeu.
La ola se acrecentó: enseguida Eto’o, del Barcelona, sufrió constantes y degradantes insultos en Zaragoza y, como él, muchos negros fueron increpados en cadena por todos los campos españoles.
Hubo protestas reiteradas de organismos deportivos internacionales, pero Aragonés siguió. Y conquistó la Copa de Europa, motivo quizás oculto para aplicarle ahora a los españoles duras sanciones, incluso injustas.
Como vale más honra sin barcos que barcos sin honra, seguramente España no volverá a tener en décadas unos JJ.OO…, para alegría de Carod y ERC.