En este pueblo del Camino de Santiago aparecen las primeras casas con cubiertas a dos aguas de paja de centeno y retamas. Se las denomina ‘Teitadas’. Tuvo hospital y monasterio en el siglo XII bajo la jurisdicción de la Orden Premostratense. Pero es su nombre –‘El Ganso’– lo que más abre la imaginación de los peregrinos.
Hablar del Misterio de Compostela, del Camino de Santiago, como escribe Delia Steinberg Guzmán, «es recordar todas las tradiciones, leyendas y mitos riquísimos que rodean este importante venero espiritual, no sólo español, sino del mundo entero. ¿Qué guarda Compostela, qué guarda Santiago, qué guarda todo el Camino en sí, qué hace posible que en este siglo de materialización, de descreimiento, en este momento en que se prefieren las cosas concretas y prácticas, se siga, no obstante, manteniendo una alta devoción por esos símbolos?»
En francés Santiago es «Jacques», y esta denominación – en inglés, «Jack» – se utilizó durante muchísimo tiempo, no como nombre propio, sino como adjetivo para designar a unos hombres especialmente sabios en todo lo referente a construcciones, medidas matemáticas, sentido de la arquitectura sagrada.
Todos estos sabios eran «Jacques» o «Yago», como se fue poco a poco pronunciando en español. Incluso se conserva un término vasco: «Jakin», que sigue significando sabio y que tiene una raíz idéntica al Jacques y al «Yago». Completando la simbología y el nombre de Jacques o de Yago, vemos que no sólo designa a los sabios arquitectos, sino que va a estar unido a una forma especial de pronunciar «ganso» en francés: «Jars».