(PD).- Otra vez caras largas en el aeropuerto de Barajas. Por segundo día consecutivo, el aeródromo madrileño vivió una jornada negra. La huelga de celo de los pilotos de Iberia y la ausencia de varios controladores por baja médica —ayer regresaron cinco al trabajo— convirtieron los pasillos de las terminales en un campo de minas. Tensión, ojeras, broncas, riñas y disgustos… Iberia, otra vez, volvió a ser la más perjudicada.
Como explica Miguel Oliver en ABC, la compañía se vio obligada a cancelar 32 vuelos hasta las 21.00 horas. El resto sufrió retrasos de dos horas de media. Las colas junto a las oficinas de atención al cliente, que tiene repartidas por todas las terminales, se hacían eternas a medida que iba transcurriendo la jornada.
De una de ellas salía una mujer francesa con las manos en la cabeza. Era la una del mediodía. «Me han dicho que si quiero un billete para mañana… Esto es de locos; lo que quiero es irme ya a mi casa y no tener que esperar hasta el día siguiente».
La tensión iba en aumento a medida que pasaba el día. Por la mañana sólo se habían cancelado cinco vuelos: a Milán, Gran Canaria, Asturias, Sevilla y Barcelona. A la hora de comer se sumaron otros siete.
Con las cuatro pistas a las 16 h.
Si en «salidas» el panorama era negro, en «llegadas» resultaba desolador. Un vuelo de Iberia que tenía que haber llegado a las 03.45 horas procedente de El Cairo no aterrizó en Madrid hasta las 18.45. Lo mismo ocurrió con un vuelo con origen en Malabo cuyo aterrizaje estaba previsto para las 06.40 y no arribó hasta las 21.40 horas. O el de Dakar, que tenía que llegar a las 06.50 y lo hizo a las 21.05.
Aena quiso minimizar los resultados de la caótica jornada. Confirmó el regreso al trabajo de cinco de los siete controladores aéreos que el viernes presentaron la baja médica. El aeropuerto volvió a operar hacia las 16.00 horas con las cuatro pistas. «A pesar del número bajo de despegues y aterrizajes que permitiría operar con dos, pero con el objeto de contribuir a la normalización de las operaciones el aeropuerto opera con cuatro pistas», apuntaba Aena en un comunicado.
La compañía señaló que unas «condiciones meteorológicas adversas en Madrid», con problemas de baja visibilidad por culpa de la niebla a primera hora de la mañana, también condicionaron la jornada.
Esta circunstancia, apunta, «complicó la operatividad aeroportuaria y dificultó la recuperación de las rotaciones de aeronaves y tripulaciones derivados de los problemas del día anterior». Casi al final de la jornada, se habían realizado 723 de las 964 operaciones previstas, con una puntualidad del 21%.
El retraso medio en la T-4 era de 72 minutos, mientras que en las otras terminales se situaba en 23, según Aena.
En la T-4, 72 minutos de espera
Iberia, la que más vuelos tiene programados en Barajas, resultó ser la más afectada. A lo largo del día, la compañía presentaba un panorama desolador: la totalidad de sus rutas estaban retrasadas, había numerosas cancelaciones y se habían alquilado varios aviones a otras compañías para reconducir la situación, que al final fue imposible solucionar.
Fuentes de la compañía explicaron a Efe que en sus vuelos se habían acentuado los retrasos por la huelga de celo que mantienen los pilotos desde principios de diciembre y que «no ha ayudado nada a reorganizar la programación».
Más de 2.000 afectados
Por su parte, las pantallas de información al viajero indicaban retrasos generalizados en la mayoría de los vuelos de las distintas compañías que operan en Barajas de entre 30 y 120 minutos. No obstante, hubo esperas de seis horas para embarcar a Jerez, a Santiago de Compostela y a Bilbao, entre los destinos nacionales. Los pasajeros de un vuelo a Munich tuvieron que permanecer en espera más de ocho horas.
«Tenía vuelo para las 09.30 y cuando conseguimos embarcar a las 16.00 nos bajaron del avión porque se había chocado contra el motor un carrito de equipajes», explicaba a Efe «con resignación y cansado» un joven germano sobre las 18.00 horas ante su embarque.
Según fuentes aeroportuarias, más de 2.200 viajeros se quedaron en el aeropuerto en la noche del viernes sin poder viajar por las cancelaciones. Esperan que la jornada de hoy pueda ser más tranquila.