(PD).- El búnker antiaéreo que el dictador fascista Benito Mussolini se hizo construir en el barrio del EUR, en Roma, se utiliza desde ahora como galería en la que se exponen obras de autores contemporáneos.
En los 475 metros cuadrados que ocupa el refugio subterráneo se exhiben los cuadros e instalaciones de los creadores italianos Alfredo Rapetti, Fabiana Roscioli y Riccardo dalla Chiesa, en el marco de la exposición Confrontaciones organizada por el Ayuntamiento de Roma y la galería de arte Ca D’Oro.
Si la película alemana El hundimiento (2004) hizo famoso en el imaginario popular el búnker en el que Adolf Hitler transcurrió sus últimas horas, los italianos saben desde hace décadas que Mussolini vivió obsesionado por su seguridad. El Duce hizo construir bajo su residencia privada, en Villa Torlonia, y bajo su despacho en el Palacio Venecia, dos de los grandes recintos subterráneos de Roma, además del búnker del barrio del EUR.
Se trata de un espacio opresivo, que contrasta con el disfrute de los placeres artísticos, con salas largas y estrechas divididas por pilares de cemento armado, y separadas del exterior por un muro de 20 centímetros y un vacío intersticial de 1,25 metros, entre el edificio externo y el búnker.
Situado bajo el Palazzo degli Uffici del barrio romano del EUR, levantado por el Duce como sede de la Exposición Universal de Roma de 1942 (que no se celebró a causa de la guerra), la construcción del búnker fue solicitada por el propio Mussolini para proteger a los empleados y altos cargos que trabajaban en este edificio.
El visitante accede a él por una escalera situada en el lateral del edificio y que conduce a una puerta blindada y antigás. A partir de este punto, el arte se fusiona con los restos que recuerdan el horror de la guerra y sustituye a los bancos de madera saqueados tras la guerra en los que los refugiados esperaban el final de los bombardeos.
Según la sociedad EUR Spa, que gestiona los edificios públicos de este barrio, el búnker podía albergar hasta 300 personas, divididas según sus categorías profesionales. Todavía pueden verse en algunas de sus salas vestigios de su propósito original, como dos bicicletas estáticas que debían alimentar una dinamo que diera energía a todo el complejo y al sistema de ventilación. Para ello estaba previsto que se hicieran turnos en los pedales.
Asimismo, en la sala principal pueden verse elementos que recuerdan su uso como cuartel general de los granaderos de Cerdeña del I Regimiento, que se prepararon aquí para la defensa de Roma antes de la llegada de los aliados, en la Segunda Guerra Mundial. Entre ellos, una máscara antigás, un calendario con la fecha del 8 de septiembre de 1943, día del armisticio firmado por el mariscal Pietro Badoglio, y un maniquí vestido con la indumentaria de este cuerpo.
Los tres artistas participantes en la exposición han buscado integrar sus obras en un espacio tan peculiar como este. Fabiana Roscioli, por medio de las instalaciones de luz que tiñen de tonos rojos y verdes las paredes encaladas del refugio, así como a través de pinturas en las que predomina el color rojo, encuadradas por los carteles originales en los que se advertía a los ocupantes del búnker que mantuvieran la calma y el silencio durante los ataques aéreos.
Rapetti propone una colección bajo el nombre de Cartas desde el frente, que integra motivos judíos como estrellas de David, mientras que Dalla Chiesa se centra en figuras femeninas que se reparten de manera innovadora por todo el espacio del búnker, como entre las vigas descubiertas o frente a las puertas antigás.