Los escultores de la provincia cacereña en el siglo XX

Los escultores de la provincia cacereña en el siglo XX
José Antonio Ramos Rubio

En los últimos años del siglo XIX y ya en el siglo que nos ha precedido, el arte escultórico extremeño salió de su letargo con artistas como Eulogio Blasco Benito o Enrique Pérez Comendador. Nuestras localidades embellecerán algunos de sus parques y algunas de sus plazas con esculturas conmemorativas, en la mayoría de los casos, ejecutadas por artistas foráneos como Eduardo Barrón (Medellín), José da Silva (Barcarrota), Clivillés (Badajoz) o Carlos Rumsey (en Trujillo), pues la escultura no es un arte en el que nuestros artistas extremeños se prodigaran mucho, más bien sus inclinaciones contemporáneas se han orientado a la pintura.

Está claro que los procesos históricos influyeron en la producción artística de algunos autores. Cambiante será el siglo XX: abdicación del rey Alfonso XII; Guerra Civil; largo periodo de dictadura militar; restauración de la monarquía y un importante periodo de libertades políticas y democráticas en el último cuarto del siglo.
Todo esto se va a ver reflejado en el mundo creativo y cultural de España y con tintes más o menos locales en Extremadura, dividida en dos provincias desde principios del siglo XIX y que no se constituirá como Comunidad Autónoma hasta 1983.

Los artistas que vamos a estudiar nacieron todos en la provincia de Cáceres. Algunos de ellos como Pérez Comendador o Tomás Mayoral han querido reconstruir en sus obras las huellas del pasado desde el presente, ensayando una forma de percepción de las imágenes, de las figuras, en las que conviven el rigor de la memoria con la emoción de la permanencia, con esa rara ambigüedad que caracteriza la reflexión y la observación sobre las obras artísticas. La conciencia en Extremadura del regionalismo ya había surgido en el siglo XIX, exaltando la personalidad de nuestra región y su aportación a la Cultura Española. Los artistas encuentran eco en la difusión de sus obras y su mecenazgo publicista en el periódico «El Autonomista Extremeño»; la creación en 1927 del «Centro de Estudios Extremeños» y su revista; las continuas exposiciones en salas cacereñas o en el Ateneo de Badajoz; la Exposición Ibero-Americana de Sevilla en 1929, lugar de encuentro y triunfo de varios artistas extremeños.

Otros artistas como Angel Duarte moldea el acero inoxidable, el hierro galvanizado, creando formas cóncavas y convexas, cuya más inquietante cualidad es la de que no es necesario reconstruir los objetos, sino que permanecen en nuestro presente, perforando la historia, reclamando una forma de mirar actual, contemporánea, cuando, a la vez, sabemos que fueron realizados con intenciones y criterios distintos, para cumplir funciones precisas en el momento de su creación y para un espacio determinado.

A pesar de que en este estudio hemos destacado a artistas ya «consagrados», que en su trayectoria artística han expuesto sus obras en varias exposiciones, son muchos los artistas anónimos en el mundo del arte que realizan su actividad artística en algunas poblaciones de la provincia cacereña, que los podemos encuadrar en la vanguardia, con la que se ha conocido el arte moderno. «Vanguardia» es una palabra tomada del lenguaje militar que se utilizaba para denominar a aquel cuerpo de ejército que iba delante abriendo brecha. Los escultores vanguardistas continúan en tiempo real abriendo una brecha en el terreno artístico y, por tanto, también en el terreno político y social. El lenguaje periodístico utiliza esta expresión -en tiempo real- para referirse a todo acontecimiento presenciado en su entera duración. Según Einstein, el tiempo es relativo al espacio y su realidad es convencional. Lo que queremos subrayar con esta expresión es la actualidad de lo que se presencia, su realidad como presente, que refuerza la ilusión del espectador.

Algunas expresiones artísticas planteadas en los últimos años han renunciado a la retórica vanguardista para tratar de conectar con la cultura de masas..

Eulogio Blasco Benito nació en Cáceres en 1890, aunque sus orígenes paternos son riojanos y maternos portugueses1. Desde que sufriera la enfermedad del sarampión a los tres años quedó sordomudo, de ahí el epíteto de «El Mudo», nombre con el que se le ha conocido popularmente, teniendo que ingresar en el colegio de sordomudos de Madrid, iniciando allí su vocación artística.

Estudió en la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado de San Fernando en Madrid. Instaló su taller en Madrid y desarrolló una diversa actividad como pintor, escultor y repujador. También dedicaba parte de su tiempo a restaurar imágenes. Su primera obra la ejecutó en 1914, siendo elogiado en la prensa local madrileña. Participó con esculturas, piezas de orfebrería, repujados, grabados y pinturas en 1920 en el Salón de Arte Moderno. Cuatro años después participó en la Primera Exposición Regional de Arte Extremeño. En 1929 estuvieron presentes sus obras en la Exposición Iberoamericana celebrada en Sevilla.

Sus primeras creaciones son relieves de tipo simbolistas, con figuras estilizadas a las que se incorporan bóvidos geometrizados. El repujado fue la técnica más utlizada por Blasco López.

Realizó numerosos viajes por varias ciudades italianas. A su regreso se instaló en Barcelona, ciudad en la que trabajaría para la firma de las Industrias y Comercio Inglada, alternando su trabajo en el metal y el vidrio con su actividad artística.

En 1935 se establecerá definitivamente en Cáceres, volviendo a sus orígenes. Fue profesor en la Escuela de Artes y Oficios y de Maestría Industrial. El premio que le llenó de orgullo fue el obtenido en 1940 en el Concurso Nacional de Grabado.

En los últimos veinte años de su vida alternó su trabajo como profesor con su quehacer artístico, recibiendo encargos de tipo artesanal como candelabros o escudos nobiliarios a los que incorporó su técnica simbolista con figuras alegóricas estilizadas. Realizó exposiciones en Madrid, Mérida, Almendralejo y en algunas ciudades castellanas. Murió en Cáceres en 1960.

Eliseo Ruíz Corisco nació en Casatejada en 1897. Realizó su aprendizaje en Madrid ingresando en la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Consiguió una pensión lo que le permitió profundizar sus estudios del modelado escultórico en Grecia. A su regreso a Madrid, empezó a trabajar en el taller de Félix Granda, destacado sacerdote dedicado a la orfebrería y a la imaginería religiosa. Se granjeó la amistad de José Capuz y Mariano Benlliure, ambos escultores, también fue amigo personal del escultor Juan Cristóbal y del pintor Romero de Torres.

Volvió en 1929 a sus raíces. En su localidad natal montó su taller, participando en la Exposición Iberoamericana de Sevilla, consiguiendo Medalla de Oro. Pero, sus salidas de Casatejada fueron muy escasas. En la provincia de Cáceres consiguió algunos encargos como el Monumento a Gabriel y Galán para Guijo de Granadilla, y en la misma línea el Monumento al Marqués de la Constancia en Plasencia. Ambas obras siguiendo el corte académico que le caracterizó durante su vida artística. Falleció en Casatejada en 1969.

Enrique Pérez Comendador, nació con el siglo en Hervás (17 de noviembre de 1900). Ha sido el escultor contemporáneo de la provincia de Cáceres que más reconocimiento ha tenido en Iberoamérica, posiblemente por el elenco de obras dedicadas a los conquistadores en los que plasma el heroísmo de los extremeños en América. Vivió desde los siete años en Sevilla, allí junto al puerto desde el que tantos y tantos extremeños marcharan a América comenzó la carrera de Aparejador y su formación artística (escultura y pintura) en el taller de Joaquín Bilbao y en la Escuela de Bellas Artes2.

Pensionado por el Ayuntamiento de Sevilla y la Diputación de Cáceres, realizó numerosos viajes durante tres años a Francia, Italia, Egipto y Grecia, en los que conoció nuevas formas de vida e influyeron abiertamente en sus obras escultóricas figurativas. Su estancia en Grecia influyó en obras en las que aparecen los perfiles sinuosos de la estatuaria griega y el rico y suave modelado de las Venus, tal y como nos dejó en Mujer saliendo del baño (Palacio de la Diputación de Cáceres). Las proporciones clásicas predominan en la obra en su conjunto. La plástica de suaves formas revelan el influjo oriental y la búsqueda del equilibrio compositivo.

Según el profesor Bazán de Huerta: «La vida de Pérez Comendador es prototipo del escultor académico que tuvo el apoyo del mecenazgo aristocrático de la primera mitad de siglo»3.

El 11 de noviembre de 1929 conoció a la que sería su esposa Madeleine Leroux, hija de un profesor parisino de Bellas Artes, dos años mayor que Pérez Comendador. Se casaron en París en 1931. Tres años después, Pérez Comendador es pensionado en Roma, allí permanecerán hasta el final de la Guerra Civil Española. El resto de su vida vendrá marcado por el magisterio en la Academia de Bellas Artes de Madrid (1941-1970) y la dirección de la Academia Española en Roma (1970-1974).

En la Academia de la Real de San Fernando, orientó su arte hacia el retrato, de vigorosa expresión y cuidada factura. Podríamos encuadrar su trayectoria en la estatuaria «histórica», por la magnífica realización técnica de personajes históricos en bronce, a los que representa con la armadura y los objetos militares. Cabe citar el Busto de Francisco Pizarro o las estatuas ecuestres o a pie, siguiendo la tradición heroica, de Núñez de Balboa, Pedro de Valdivia, Hernán Cortés (efigies conservadas en el Museo Provincial de Bellas Artes de Badajoz), etc. Dentro de una uniformidad caracterizada por su realismo y preocupación académica. Obras ejecutadas en materiales nobles como el mármol, la piedra o el bronce, fundidos la mayoría por su amigo y colaborador Eduardo Capa. Entre ellos la colección de figuras en bronce realizadas entre 1954-1957 a Núñez de Balboa (Ciudad Universitaria de Madrid y Diputación de Cáceres); el Monumento a Hernando de Soto en Bradenton-Florida (EE.UU) y la réplica para la Avenida de Huelva en Badajoz. Eduardo Capa fundió en 1986 un molde original de Hernán Cortés a caballo conservado de Pérez Comendador, que había fallecido hacia cinco años, esta monumental obra de cinco metros de altura se alzó en la Plaza de los Alféreces Provisionales de la capital cacereña.

También ejecutó obras que embellecieron parques y jardines como el poeta Gabriel y Galán en el paseo de Cánovas en Cáceres (tras obtener el Primer Premio en el concurso público nacional en 1925)4, el de la Infanta María Luisa en su parque de Sevilla o estatuas como la de San Pedro de Alcántara en la plaza de Santa María de la misma capital cacereña (ejecutada en 1954)5, en la cual se autorretrató el mismo artista. El santo, con hábito franciscano, tiene una posición erguida frontal, en actitud mística, meditabundo, aferrándose a una gran cruz. Es autor también de otras figuras religiosas como el paso del Santo Entierro de Santander o el monumento a San Francisco de Asís en el Monasterio de Guadalupe. El artista siempre habló de la fascinación que tenía por el santo, esa admiración por el santo extremeño le llegó de la abadesa jerónima Cristina de Arteaga, mientras le hacía un retrato en los años veinte6.

En sus creaciones artísticas, la figura de la mujer es determinante. Realizó los bustos de su esposa Madeleine Leroux, la señora de Kadner o la señora de Sef Kramreiter. También, el retrato masculino está presente en Pérez Comendador. Utilizó el mortero policromado, el bronce y el barro cocido para deleitarnos con bellas creaciones llenas de realismo como el retrato del escritor Pedro de Lorenzo, el abogado Blas Pérez González o el músico Andrés Segovia.

Acumuló una larga lista de honores y medallas, siendo nombrado Académico correspondiente en la Real de Bellas Artes Santa Isabel de Hungría; del Instituto de Francia; de la Academia Nacional de Bellas Artes de Lisboa; del Instituto de Cultura Hispánica; numerario de la Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid.
Primera Medalla Regional en Badajoz (1920); varias medallas en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes de Madrid (1924, 1930, 1932); Medalla de Oro en la Exposición Iberoamericana de Sevilla (1929); Premio Nacional de Escultura (1935); Premio Miguel de Cervantes (1975). En Italia había sido nombrado miembro de la Academia de San Lucas de Roma (1970), siendo el primer español al que se le concede, seguido de Picasso y Dalí. Ha realizado numerosas exposiciones, entre las que podemos destacar la Exposición de Arte Español en París (1936); Sala personal en la Bienal Internacional de Arte Moderno en Venecia (1938); Arte Español en Buenos Aires (1947); Exposición Internacional celebrada en El Cairo (1948); y en exposiciones oficiales de Arte Español en Londres, La Haya, Amberes, Venecia, Berlín, Lisboa, Cáceres y Badajoz.

Murió en 1981. El mismo Lafuente Ferrari le ha considerado como «Uno de los más firmes y sólidos valores de nuestra escultura contemporánea»7. En el arte de Pérez Comendador se aúnan varias tendencias, destacando entre ellas la inspirada en la tradición escultórica hispalense. De hecho, el escultor volvió la vista hacia la imaginería semanasantera barroca sevillana, realizando algunas obras de esta naturaleza. Toda su producción está impregnada de un realismo marcado por la fuerza expresiva con la que el escultor representa sus retratos.

Hervás quiso rendir reconocimiento póstumo en 1986 a la obra artística del matrimonio Pérez Comendador-Leroux, con la creación del Museo Pérez Comendador-Leroux, gracias al beneplácito de Roger Lecourtier Morel, heredero del legado.

El escultor y afamado médico acupuntor afincado en Trujillo Tomás Mayoral Dorado, nació en Valencia de Alcántara en 1928. Se licenció en Medicina y Cirugía por la Universidad de Salamanca en 1954, obteniendo el título de especialista en Aparato Digestivo, Radiología y en Medicina Interna (1964-1969). Ha obtenido varios premios, destacando su obra Esculapio de Bronce, en el concurso Internacional de Médicos Artistas en Barcelona en 1969. Exposiciones: Primera Bienal del Tajo (Toledo, 1970); Primera Bienal de Arte de Pontevedra (1971), Exposición Nacional de Pequeña Escultura (Valladolid, 1972), Premio Cáceres de Escultura (1980). Es uno de los más acreditados médicos acupuntores de la Unión Científica Mundial de Médicos Acupuntores (título que obtuvo en 1977). Su profesión la alterna con sus actividades artísticas.

En sus obras es patente la mezcla de una figuración hecha con un gran dominio de las formas, pero que el autor rompe en aras al juego significativo, buscando escorzos difíciles y expresivos que nos llevan al terreno de la imaginación o del sueño. Las figuras se organizan en el espacio en planos figurativos geométricos superpuestos o sucesivos, o flotan solapándose sobre ellas y se produce la ruptura del espacio formal y lógico con masas de expresivos volúmenes, sobre todo en sus creaciones femeninas. La mayoría de sus figuras abstractas no tienen rostro lo que las convierte en seres metafóricos. Intimismo, esencialidad, equilibrio y abstracción, son los rasgos que hacen de Mayoral uno de los principales artistas, aún desconocidos en el ámbito artístico extremeño, que posibilitan la innovación del arte figurativo español. Su obra es el puente esencial que haría posible el paso hacia tendencias figurativas posteriores.

Fernando Mayoral Dorado, hermano del anterior, ha dedicado su vida al Arte y a la docencia. Nació en 1930 en Valencia de Alcántara. En 1947 asistió en Salamanca a la Escuela de Artes y Oficios, ciudad cultural y universitaria en la que centraría su residencia 15 años después. No sin antes, finalizar sus estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando en Madrid y residir algunos años en París. En 1957 viajó a Italia pensionado por el Ministerio de Asuntos Exteriores. Trabajó con el arquitecto Pier Luigi Nervi. Consiguió en 1965 la Cátedra de Dibujo de Enseñanza Media, ejerciendo su labor en Salamanca en el Instituto Nacional «Torres Villarroel».

En 1953 obtiene su primer premio de escultura otorgado por el Casino de Salamanca, un año después lo volverá a obtener, esta vez como pintor (obtendrá varios premios en su trayectoria artística); premio por el monumento a San Juan de la Cruz (Salamanca, 1992); premio para al boceto presentado en Trujillo para el Monumento al Mestizaje, con la efigie de Francisca Pizarro Yupanqui (1992).

En sus obras resalta la plástica neofigurativa hacia la que ha dirigido sus pasos. Su escultura, está cargada de sugerencias expresivas y simbólicas, se encuadra dentro de la tendencia del «espacialismo vital» de los estilos figurativos contemporáneos, según la cual el dinamismo de la figura, expresado en gestos de gran fuerza, genera su propio espacio vital8.

Ha realizado numerosas exposiciones, podemos citar en la Galería «La Araigne» de Le Pouldu (Francia, 1965-1966); en 1971, en la Primera Bienal de Pontevedra; en 1973, en el Salón de Otoño de Sevilla y un año después en el Salón de Primavera de la ciudad hispalense. En los años 80, presenta sus obras en varias exposiciones (Bienal de Valdepeñas; en la Galería Winker de Salamanca; exposición itinerante de la Diputación de Salamanca; de la Caja de Ahorros de Pontevedra y Vigo; en la Galería Artis de Salamanca.

Ha utilizado en sus obras distintos materiales como el hierro, el bronce, la piedra y el poliéster. En 1956 ejecuta su primera gran obra de envergadura, se trata de una escultura de hierro para el Ayuntamiento de Salamanca, titulada «El Alma de la Ciudad», actualmente está en los jardines de los comedores universitarios. Es autor del mural en piedra para el Instituto de Enseñanza Media «Fray Luis de León» en Salamanca (1962), también en esta ciudad cultural ha realizado la decoración de la Escuela de Estudios Empresariales (1963) y un medallón de Lord Wellington en la Plaza Mayor de Salamanca (1980). Ha realizado monumentos públicos como el busto del cronista oficial de Trujillo, sacerdote y fundador de congregaciones religiosas Juan Tena Fernández (1972), en el Paseo del Campillo; el monumento de realización naturalista al médico Ignacio Lorenzo Laguardia en Torrecillas de la Tiesa; al doctor Joaquín Jiménez Sánchez, en Madroñera (1964); retratos a políticos como el de Fraga Iribarne, para su domicilio en Villalba (Lugo, 1968). Ha realizado obras religiosas como una Santa Teresa para el Carmen de Boulogne de París (1967) o una Virgen en madera policromada para la iglesia de la Encarnación de Valencia de Alcántara. En madera policromada ha esculpido el paso de Semana Santa de la Santa Cena, para la Cofradía de la Vera Cruz de Zamora (1990), previo premio en el Concurso Nacional. Ese mismo año ejecutó en poliéster su original versión expresionista de San Pedro de Alcántara para la exposición de San Pedro de Alcántara y su tiempo (Cáceres, 1990). En 1993, el presidente de la Junta de Castilla y León, inaugura el Medallón de Alberto de Churriguera, ejecutado por Mayoral, en la Plaza Mayor de Salamanca. Un año después realiza la escultura de María Auxiliadora en piedra, para la fachada de su santuario salmantino. Desde entonces, sus miras artísticas y encargos han ido de la mano de la imaginería semanantera, realizando un Calvario para el retablo mayor de la parroquia de San Juan Evangelista de Santiago de Compostela (1996) o el Crucificado de madera para la Cofradía de las Siete Palabras de Zamora, aunque también ha recibido encargos públicos como el monumento en bronce de la beata Sor Eusebia Palomino para Cantalpino (Salamanca, 1998) o la estatua en bronce de Alberto de Churriguera (Ayto. de Salamanca, 1998). Entre sus últimas obras, hemos de destacar el grupo escultórico de «Las Comadres» (Ayuntamiento de Salamanca para la Plaza de San Justo, 1999); la ejecución de «La Conversión del Centurión» (Zamora, 2000); el Monumento a Gonzalo Torrente Ballester (Salamanca, 2000) o el busto en bronce de Segundo Cid (Galicia, 2000)

Sin duda alguna, Fernando Mayoral es hoy por hoy el artista extremeño que fuera de su región más encargos recibe y ello es un claro ejemplo de su aclamada fama como excelente realizador de esculturas que deben perdurar para el deleite de todos los amantes del arte y de la historia.

En 1930 nació en Aldeanueva del Camino el escultor Angel Duarte, encuadrado en la abstracción geométrica y el arte experimental, dentro de la vanguardia encabezada por artistas de la talla de Mondrian o Vantorgeloo9. Se formó en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid (1945-1948). Se marchó a París en 1954, allí comenzó a granjearse la amistad de artistas bohemios como Agustín Ibarrola o Pepe Duarte, fundando el Equipo 57, realizando juntos exposiciones en varias ciudades francesas y españolas. Destacan por la creación de un arte analítico con la práctica de una abstracción calculada dentro de la tendencia geométrica cuyo principal representante es el pintor Piet Mondrian. A su vez, constituyen una vanguardia dentro del arte óptico con una actitud crítica a la política cultural que se operaba en España durante el Franquismo.

Se trasladó a Sion (Suiza) en 1961. Una vez disuelto el Equipo 57, dejando tras de sí una amplia participación en exposiciones internacionales e interesantes logros en el terreno artístico, formó con Fischer y Tauner el Grupo. Realizaron estructuras geométricas en armonía con el espacio para las que son creadas, construidas en tres dimensiones para lugares públicos, aunque también realizó obras de pequeño formato. Uniendo los conocimientos matemáticos a medios industriales, e incorporando los servicios del ordenador, establece una serie de módulos con paraboloides hiperbólicos, dando lugar a juegos cóncavos y convexos utilizando el acero inoxidable, el hierro galvanizado o el hormigón. Es, en realidad, un artista-ingeniero que utiliza medios industriales donde el componente óptico es lo esencial. Es el artista del paraboloide hiperbólico, forma geométrica en torno a la cual articula sus composiciones. El arte de Duarte se inscribe en la tradición experimental iniciada por los futuristas y preludia una línea de desarrollo de la tecnología visual. El aroma a modernidad que tuvieron en su momento las obras de Duarte fue suficiente para que alguna de sus constantes estéticas se incorporaran rápidamente a la esfera del diseño industrial y sobre todo a la moda.
Su obra está presente en zonas públicas de Langenthal (Suiza), en Bienne y en varios museos de arte contemporáneo de Europa (Suiza y Francia), América e Israel, y en España en los museos de arte contemporáneo de Cuenca y Madrid.

En Valencia de Alcántara, en el año 1944, nació el escultor Domingo Batalla Picado, aunque desde 1970 desarrolló la mayor parte de su carrera artística en Cataluña. En sus creaciones utiliza el hierro y el bronce pulido. Sus figuras se deforman a partir de códigos personales representativos de tipo surrealista. Es un artista centrado en la tendencia neorrealista contemporánea.

En 1955, nació en Cáceres, Hilario Bravo, más destacado por su actividad artística en el campo de la pintura que por sus obras escultóricas, comenzando a destacar en el ambiente pictórico vanguardista en San Sebastián, ciudad en la que expuso sus primeras obras conceptuales. En 1983, consiguió una beca de la Diputación de Guipúzcoa y se marchó a Berlín, Checoslovaquia y Austria. Entre 1986 y 1989 vivirá en Cáceres realizando exposiciones en salas públicas.

Sus esculturas o grabados son reflejo de lo conceptual, de una búsqueda filosófica a través del arte. Como él mismo afirma «le fascina lo legendario, los ritos, el asunto literario e histórico, evocando a través de sus esculturas la muerte, el amor o la magia»10.

Juan Polo, nació en Cáceres en 1957. Su vocación artística surgió en Barcelona en 1970, a través de la cerámica y la pintura, aunque siempre sintió predilección por el dibujo. Desde su estancia en Vigo, en 1979, su arte se orientó hacia la escultura. Utiliza materiales seriados, barro, hierro y acero que nos sorprenden provocando una mirada no funcional sino gratuita. Sus obras son objetos que se pueden integrar en espacios arquitectónicos urbanos. Sus estructuras metálicos describen estados anímicos. Es grato para el artista la contraposición masa-vacío, sugiere la opresión social y la rebelión del artista. En la actualidad vive en Vigo, el único lugar en el que ha encontrado como el mismo dice «la libertad de visión que sólo el mar proporciona».

En 1960 nació en Brozas el escultor José María Jabato Amado, de profesión Ingeniero Técnico Industrial, pero tras sus estudios en la Escuela de Bellas Artes y Oficios de Sevilla, se dedicó a las artes plásticas. El 20 de diciembre de 1987 inauguró en Coria el monumento en bronce que realizó al Doctor Viera López, en un espacio abierto rodeado de árboles y de cuatro columnas toscanas de piedra granítica.

En 1966 nació en Cáceres Marisé Expósito, que realizó sus estudios de Bellas Artes en la Escuela de la Diputación Provincial de Cáceres (1984-1985) y los completó en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid, especializándose en Escultura (1985-1990). Ha sido galardonada con varias becas que le han permitido profundizar en la técnica escultórica. Ha participado en varias exposiciones colectivas en Cáceres (1985-1988), en el Primer Encuentro de escultores Valle de Hecho en Huesca (1989); la Primera Bienal de Artes Plásticas de Facultades de España, en Tenerife (1989) o en 1990 en la Facultad de Bellas Artes de Madrid y en la sala de exposiciones de la Asamblea de Extremadura (Mérida). En sus obras hay una mezcla heterogénea de animales y productos de consumo diario utilizando el hierro, la madera y los mismos elementos en su estado natural, ejemplo de ello es su obra Pezpájaropan.

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