EN EL CONGRESO DE LA LENGUA 2023

Inmaculada Lergo: «Todo estado que coarte las libertades individuales terminará más pronto que tarde corrompiéndose»

IX Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE) Cádiz 2023: "lengua española, mestizaje e interculturalidad"

Inmaculada Lergo: "Todo estado que coarte las libertades individuales terminará más pronto que tarde corrompiéndose"
Inmaculada Lergo PD

La segunda jornada del IX Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE) en Cádiz ha abordado la historia compartida entre las dos orillas atlánticas y su influjo en la fertilidad del lenguaje y la literatura en español con la sesión plenaria «Viaje, tornaviaje y cultura literaria transatlántica», una de las seis líneas temáticas del encuentro.

Quien conoce muy bien las relaciones lingüísticas a uno y otro lado del Atlántico entre España y Perú es la escritora e hispanoamericanista sevillana Inmaculada Lergo, que ha acudido al congreso como parte destacada de la legación peruana y es miembro correspondiente de la Academia Peruana de la Lengua (APL). Autora del poemario El cuerpo del veneno (Point de lunettes), hablamos con ella en una terraza de una de las infinitas plazuelas gaditanas sobre las relaciones de las distintas academias –la española y las hispanoamericanas–, y de la importancia de la escritora limeña Rosa Arciniega (1903-1999), cuya obra está reeditando para Renacimiento: Engranajes, Jaque mate, Mosko-strom: el torbellino de las grandes metrópolis y Vidas de celuloide: la novela de Hollywood. Es, además, comisaria de la exposición que dedicará a esta autora el peruano Centro Cultural Inca Garcilaso, a partir del 21 de abril, y que se quiere que itinere después por España.

¿Por qué le fascina a usted tanto Rosa Arciniega?

Porque ella es el perfecto ejemplo de mestizaje que estamos tratando en el Congreso, forjó su carrera en España, aunque era peruana, y su personalidad era la de una humanista de la lengua, moderna y cosmopolita: periodista, narradora de novelas y cuentos… ¡hasta piloto de aviones! Al volver a Perú, se dedicó inmediatamente a hacer una gira por varios países americanos. Estamos de enhorabuena, porque la van a publicar por primera vez en los Estados Unidos, en una editorial tejana. Su tercera novela, Mosko-strom (1932), es una distopía similar a Un mundo feliz (1932) de Aldous Huxley, publicada en el mismo año, o a Tiempos modernos (1936), de Charles Chaplin.

¿Hay buena sintonía entre las veintitrés academias de la lengua española?

Hay muy buena sintonía entre las academias: se publicó no hace mucho el Diccionario de peruanismos por la Academia Peruana de la Lengua (APL) y se lo traje y entregué en mano al que era por entonces director de la RAE, Darío Villanueva, bajo cuyo mandato entre 2014 y 2018, hubo muchos contactos entre la APL y la RAE. De hecho, en su libro Imágenes de la ciudad. Poesía y cine, de Whitman a Lorca (Cátedra), Villanueva incluye como referente Mosko-strom. Antes, con Alberto Varillas Montenegro, que fue ministro de Educación del Perú y es hoy académico, y con José Manuel Blecua en su etapa de director de la RAE, de 2010 a 2014, mantuvimos también muchos y estrechos lazos entre ambas academias.

Hablemos del español de Perú y del español que se habla en España. ¿A qué dialecto de los nuestros se parece más?

En vocabulario y en gracejo, el español de Perú guarda parentesco con el dialecto andaluz. El escritor romántico Ricardo Palma (1833-1919), autor de Tradiciones peruanas (Cátedra), publicado en 1872, recoge un tipo de literatura tradicional limeña que se identifica con el gracejo andaluz: hay coplillas que me recuerdan a las que escuchaba en mi infancia sevillana. En el siglo XIX, en Perú, se reforzaba la identidad nacional a través de la literatura y, precisamente, en esas composiciones populares encontramos por ejemplo el entronque en el barrio de Triana, donde yo me crié de niña. Son textos que tienen un punto de gracejo irónico y en eso se hermanan ambas literaturas. Luego hay giros y metáforas propios, como cuando alguien tiene un amigo y lo llama “mi pata”, que si ya es “del alma”, es aún más cercano, es una expresión aún más conmovedora. Mi nombre de pila, Inmaculada, tiene también muchas connotaciones coloquiales y picantes, como Concepción y Concha en Argentina, y como el dogma de la Inmaculada Concepción es muy sevillano, a los peruanos les resulta extrañísimo [risas].

Ha sido reconocida oficialmente como académica correspondiente en la APL y esto supone un gran honor para una española como usted. ¿Cómo lo ha logrado?

Me van a recibir en una sesión ordinaria de la APL el próximo 14 de abril y cerraré con unas palabras de agradecimiento a su presidente, Eduardo Francisco Hopkins Rodríguez, y al anterior, Marco Martos Carrera, poeta de la generación del 60 y quien me propuso. Me nombraron académica correspondiente debido a mi labor de estudio, investigación y difusión en torno a la poesía peruana; me eligieron de entre varios candidatos y tuve que presentar todos mis libros para defender mi candidatura. De hecho, nunca pensé que fuese a salir. También eligieron al poeta chileno Pedro Lastra.

¿Cómo se crean lazos entre Perú y España a través de la lengua española?

Principalmente mediante una labor de divulgación. Aunque vivo en Sevilla, viajo a Perú una o dos veces al año. Mi tesis doctoral, Antologías poéticas peruanas (1853-1967). Búsqueda y consolidación de una literatura nacional, publicada por la Universidad de Sevilla, fue el comienzo de esta relación tan fructífera, a manera de embajadora de la lengua. Primero me atrajo la poesía de César Vallejo, y después recopilé e hice una catalogación razonada de todas las antologías poéticas peruanas, desde la independencia de Perú en 1821 hasta 1967. En la primera mitad del siglo XX, Perú tuvo el elenco de poetas más poderoso de toda Hispanoamérica: el indiscutible César Vallejo, Abraham Valdelomar y los colónidas, José María Eguren, Carlos Oquendo de Amat, Emilio Adolfo Westphalen, Xavier Abril, César Moro –que escribió en francés– y Martín Adán, quienes rompieron con esquemas anteriores. De aquella generación del 50, aún vive Carlos Germán Belli, que cumplirá en septiembre 96 años.

¿Por qué cree que fueron tan buenos esos poetas?

Había una competitividad por la calidad. Tras la publicación de la crítica de José Miguel Oviedo a Edición extraordinaria (1958), de Alejandro Romualdo, poemario político compuesto de versos pensados a manera de soflama revolucionaria listos para recitar en mítines, se suscitó una polémica que en realidad no derivó en un enfrentamiento, aunque sí en una acalorada discusión. Vargas Llosa le reprochó su excesivo contenido panfletario en su artículo “¿Es útil el sacrificio de la poesía?”. Lo cierto es que a Romualdo no le molestó demasiado esta crítica, porque consideró que era literaria y no un ataque personal. Incluso pensó que el ahora Premio Nobel había entendido la finalidad de su obra: “sin embargo, comprendió perfectamente el libro, comprende cada uno de los poemas como no lo han comprendido ningún crítico”. Pero el ataque que Romualdo no aceptó fue el de José Miguel Oviedo, que escribió un artículo en La Prensa, en abril de 1959, en su página editorial, donde llegó a afirmar que el poeta buscaba un puesto en algún partido.

Entonces, ¿la poesía peruana, la mejor de toda Hispanoamérica, nace de un enfrentamiento social?

Sí. Esta polémica entre los defensores del hispanismo y los “colónidas”, que estaban fascinados por París, con Federico More a la cabeza, que en sus cartas toma una posición en contra del oficialismo, hace que todos los poetas tomen partido y sus antologías tengan la finalidad de forjar patria. Llegó a suponer un verdadero choque de trenes: si en el siglo XIX las antologías se hacían para darse a conocer como poetas en Europa, para que la identidad peruana se conociese fuera de Perú, en los años veinte se produce un movimiento provinciano, en la que la poesía empieza a basarse en composiciones populares indígenas, para recuperar un Perú que no era el del centro de Lima precisamente, sino el de la periferia y las provincias.

En los años cincuenta esta polémica se recrudece y se radicaliza entre los partidarios de una poesía social representada por las izquierdas de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) y los defensores de la poesía pura. Aquí interviene Vargas Llosa, contra Alejandro Romualdo, aunque aquel episodio fue tergiversado, porque lo cierto es que los poetas “puros” no estaban menos comprometidos que los llamados sociales. Carlos Germán Belli comenta incluso que se llevaban bien, que tenían sus diferencias, pero no llegaba la sangre al río, como la crítica ha hecho ver.

Ya que lo ha mencionado y está ahora en el candelero por motivos más rosáceos que literarios, ¿la obra inmensa de Vargas Llosa ha eclipsado la de otros escritores peruanos a nivel internacional?

En poesía, César Vallejo fue poderoso y a su sombra crecieron muchos “vallejitos”. Vargas Llosa a nivel internacional, no en Perú, ha eclipsado a Julio Ramón Ribeyro (1929-1994), que pertenece también a la generación del 50 como Vargas Llosa. Pero creo que Vargas Llosa es referente internacional con razón: sus primeras novelas obligaron a cambiar la forma en que el lector leía novela y su manejo del lenguaje es insuperable porque se ha valido de todos los descubrimientos y logros de la forma de narrar. La forma de distorsionar el lenguaje, por ejemplo, en Conversación en la catedral es asombrosa, donde en algún pasaje llega a mezclar ocho conversaciones distintas de personajes diferentes en tiempos también distintos. Y, sin embargo, el lector es capaz de entender todas esas conversaciones en uno de los pasajes más complejos de la narrativa hispanoamericana.

«A Vargas Llosa se le valora y se opina de él demasiado por su evolución política desde la izquierda hacia una posición cada vez más conservadora, y esto no debería ser así ni interferir en el hecho de que como narrador transformó por completo la forma de la novela, incluso contraviniendo las normas».

¿Cree que le ha perjudicado en algo su relación con Isabel Preysler?

«Creo que en realidad las opiniones que ha generado su relación con Isabel Preysler se suman a una valoración demasiado mediatizada por sus opiniones políticas».

García Márquez en Memoria de mis putas tristes escribe sobre un señor nonagenario al que le regalan literalmente una muchacha por su cumpleaños y el protagonista valora que ella esté callada, que se acueste con él sumisa, y nadie ha puesto el grito en el cielo por este planteamiento abiertamente machista porque el autor está muerto. No obstante, y dicho esto, espero que los llamados “lectores de sensibilidad” no se atrevan a tocar la obra de los escritores del boom latinoamericano.

«Ahora, los guardianes de lo políticamente correcto quieren esconder la realidad y que un niño no lea el Lazarillo de Tormes porque se traumatiza».

De manera que quieren hacer creer a las nuevas generaciones que no existe el mal, el machismo, el racismo, ni la miseria. Eliminar contenidos de la literatura como la esclavitud no va a ayudar a que no haya más racismo, sino al contrario. Lo que hay que hacer es explicar y educar, no censurar. Todo estado que coarte las libertades individuales de sus ciudadanos terminará más pronto que tarde corrompiéndose.

Segunda jornada del  IX Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE)

En el segundo día, el Congreso ha abordado el “Viaje, tornaviaje y cultura literaria transatlántica” y ha apelado a la historia en común de ambas orillas como germen de la evolución de la literatura hispana. El escritor y académico mexicano Gonzalo Celorio ha subrayado la relación de identidad entre el Barroco y España y su papel en América, la historia compartida entre las dos orillas atlánticas y su influjo en la fertilidad del lenguaje y la literatura en español, citando en su discurso autores de filiación barroca como Rubén Darío, Alejo Carpentier, García Márquez, Borges o Cortázar, entre otros escritores. La mesa de diálogo, moderada por la catedrática honoraria de Literatura Española en la Universidad de Zaragoza, Aurora Egido, ha abundado desde  distintos ángulos en la retroalimentación lingüística y literaria entre España y Latinoamérica desde siglos atrás.

El Congreso acoge a 300 participantes procedentes de todo el mundo hispánico para debatir sobre la realidad del español, su pasado, su presente y su porvenir, a través de ponencias y debates que tienen lugar en el Palacio de Congresos gaditano, así como en otros emblemáticos enclaves de la ciudad. Entre los invitados a este encuentro, que se celebra con periodicidad trienal y de manera itinerante, destaca la presencia de un centenar de académicos de la RAE y de ASALE, organizadores del congreso junto al Instituto Cervantes, el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación y el Ayuntamiento gaditano.

Más información sobre el IX Congreso de la Lengua de Cádiz aquí.

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