El tesoro Quimbaya es una de las colecciones más icónicas de la orfebrería prehispánica, representando una ventana al antiguo pasado de Colombia y siendo el centro de una reciente controversia.
El 9 de mayo pasado, el gobierno de Colombia solicitó al gobierno de España la devolución de esta colección precolombina, conocida como el tesoro Quimbaya.
En una carta firmada por el ministro de Cultura colombiano, Juan David Correa, y el canciller, Luis Gilberto Murillo, se argumenta que devolver las piezas a Colombia reivindicaría la soberanía cultural del país y estaría en consonancia con la política de «descolonización de los museos» anunciada por el gobierno español en enero de este año.
BBC Mundo intentó obtener comentarios del gobierno español sobre la petición colombiana, pero no obtuvo respuesta. Actualmente, el tesoro se encuentra en el Museo de América en Madrid y está compuesto por 122 piezas de orfebrería (oro y aleaciones de oro y cobre) que datan de entre los siglos IV y VII. La colección fue donada en 1893 a la entonces reina regente de España, María Cristina de Habsburgo-Lorena, por el presidente colombiano de la época, Carlos Holguín Mallarino.
En la carta de donación, Holguín describió la colección como «la más completa y valiosa, toda de oro finísimo, de la industria de los aborígenes de Colombia». La donación fue «una muestra de nuestro agradecimiento por el servicio que nos prestó sirviéndonos de árbitro en nuestro pleito con Venezuela sobre delimitación de fronteras», según un documento de 1891.
132 años después, Colombia reclama el tesoro Quimbaya, luego de que la Corte Constitucional determinara que la donación fue ilegal.
«La devolución significaría algo simbólicamente muy importante, un acto de reparación histórica con los pueblos originarios de este país», afirmó el ministro de Cultura colombiano a BBC Mundo.
El «majestuoso» descubrimiento El tesoro Quimbaya fue hallado por guaqueros locales en 1890 en dos tumbas precolombinas en el municipio de Filandia, departamento del Quindío.
Según arqueólogos, la guaquería —la búsqueda de tesoros prehispánicos con fines económicos—, era un negocio al que se dedicaban muchas familias en Colombia en aquel entonces, protegido por la ley, que establecía que todo el oro, la plata y las piedras preciosas encontradas pertenecían a quien las descubriera.
Las 122 piezas en Madrid son menos de un tercio de todas las halladas en las tumbas de Filandia, que incluían no solo orfebrería, sino también cerámica, piedras y tejidos.
Las piezas pertenecen, según los arqueólogos, al periodo quimbaya clásico o temprano, culturas anteriores a las que encontraron los españoles en el siglo XVI.
Otras 74 piezas de la colección están en un museo de Chicago, EE.UU., y el paradero de varias cientos de piezas más no se conoce con certeza.
El hallazgo del tesoro Quimbaya fue descrito en su momento como «majestuoso» y «colmó las páginas de la prensa colombiana», según documentos del archivo del Banco de la República.
Los titulares de la época lo describieron como un descubrimiento de «valor inapreciable y fabuloso», resaltando su valor económico, histórico y artístico.
La arqueóloga Ana Verde, coautora del libro «El tesoro Quimbaya», coincide en que «este hallazgo debió ser bastante inusual y extraordinario, y sin duda desbordó las expectativas de los huaqueros, comerciantes y coleccionistas del momento».
Tras su descubrimiento, las piezas atrajeron gran interés de negociantes y coleccionistas, dispersándose entre muchos dueños. Un generoso regalo En agosto de 1891, el gobierno colombiano compró la colección completa, entonces conformada por 433 objetos, con la intención de llevarla a una gran exposición en Madrid para el cuarto centenario de la llegada de los españoles a América.
Desde entonces, el gobierno conservador de Carlos Holguín Mallarino ofreció la colección a la corona española como «obsequio». Varios documentos históricos indican que fue una decisión rodeada de secretismo.
En palabras del actual ministro de Cultura: «este regalo, entre comillas, se dio en condiciones absolutamente anómalas, secretas, de espaldas al país, a la constitución de 1886, de una manera obtusa, bastante poco clara e ilegítima».
El 30 de junio de 1893, cuando el tesoro llevaba 8 meses expuesto en Madrid, se entregó oficialmente a la reina María Cristina de Austria.
El tesoro estuvo expuesto en el Museo Arqueológico Nacional español y en 1941 pasó a formar parte de la colección del Museo de América, institución dependiente del Ministerio de Cultura.
Un largo reclamo Reclamar el tesoro Quimbaya ha sido una tarea pendiente para el gobierno de Colombia desde 2017, por decisión de la Corte Constitucional.
La Corte falló a favor del ciudadano colombiano Felipe Rincón, quien argumentó en una demanda de 2006 que el regalo del presidente Holguín a la corona española fue ilegal, ya que no fue aprobado por el Congreso como exigía la constitución de la época.
Los gobiernos de Juan Manuel Santos e Iván Duque no avanzaron en la reclamación.
El ministro Correa señala que la devolución de la colección sería un acto de reparación.
«No podemos olvidar los sucesivos exterminios que realizó España en América, no para producir actos de venganza ni de violencia, pero sí para producir actos de reparación», declaró a BBC Mundo.
El estado español no ha respondido a la solicitud.
En enero de este año, sin embargo, el gobierno de España afirmó que «no hay dudas sobre la titularidad o la legalidad de la obtención» del tesoro Quimbaya y que este «forma parte de las colecciones del Estado español».
Al mismo tiempo, el ministro de Cultura español, Ernest Urtasun, quien también es uno de los destinatarios de la carta de Colombia, anunció una política de «descolonización de los museos».
En una entrevista con el diario El País publicada en abril, el director del Museo de América comentó: «estoy abierto a revisar todos los casos, pero no todas las piezas que soliciten han de devolverse».
Agregó que deben tenerse en cuenta criterios como si la obtención de las piezas resultó de un expolio o un abuso, lo cual, en su opinión, no es el caso del tesoro Quimbaya.
Correa difiere.
«No debemos aceptar regalos ilegítimos. Y si los aceptamos, es justo pensar en devolverlos a quienes les pertenecen, que no es, en todo caso, al presidente Holguín sino a la cultura que se le expolió sin consultarles sobre este regalo», afirmó.
El ministro colombiano añadió que, de lograrse el retorno de la colección, se considera que forme parte de un museo arqueológico en Pereira, a unos 30 kilómetros del municipio de Filandia, donde se hallaron las tumbas.