Lo que comenzó como una revolución televisiva se ha convertido en una preocupante tendencia a la baja. David Broncano y su equipo de La Revuelta atraviesan sus horas más bajas en TVE desde que el programa debutara en septiembre de 2024. El formato que prometía cambiar las reglas del juego en el access prime time y que llegó a amenazar el reinado de Pablo Motos ha entrado en una espiral descendente que parece no tener freno.
Del éxito al desplome
Las cifras no dejan lugar a dudas. La Revuelta ha pasado de registrar un espectacular 17,1% de share y 2.213.000 espectadores en su mes de estreno a caer hasta un alarmante 11,5% con 1.381.000 seguidores en abril de 2025. Esta tendencia negativa supone una pérdida de 5,6 puntos y más de 800.000 espectadores en apenas siete meses de emisión.
El declive se ha acelerado en las últimas semanas. El programa tocó fondo el pasado 1 de mayo, cuando registró un histórico mínimo de 8,3% de share, quedando por primera vez por debajo del millón de espectadores con solo 942.000 televidentes. Un dato que ha encendido todas las alarmas en la cadena pública.
Jorge Ponce, colaborador del programa, ya reconocía hace semanas la difícil situación: «Nos están comiendo la tostada últimamente», admitía el cómico malagueño, mientras Broncano respondía con un explícito «Menudo mes, me cago en la puta». Una declaración que evidencia la preocupación del equipo ante la caída sostenida de audiencia.
Factores del desplome
Entre las razones que explican este bajón destacan:
- Desgaste del formato: La propuesta que resultó fresca e innovadora en sus inicios parece haber perdido capacidad de sorpresa.
- Competencia feroz: La combinación de El Hormiguero, partidos de Champions League y realities como La isla de las tentaciones ha mermado considerablemente la audiencia del programa.
- Horarios tardíos: Una de las críticas más frecuentes apunta a la hora en que comienzan las entrevistas, en ocasiones pasadas las 22:30 horas.
El resurgir de la competencia
Mientras La Revuelta se desploma, El Hormiguero ha reforzado su posición de liderazgo. El programa de Pablo Motos ha demostrado una notable capacidad de adaptación, renovando constantemente su propuesta para mantener el interés de la audiencia.
En la franja de coincidencia entre ambos programas, la diferencia es cada vez más abultada. El pasado 22 de abril, El Hormiguero superó a La Revuelta por 4,3 puntos y casi 600.000 espectadores.
La apuesta fallida de TVE
Lo que comenzó como la gran apuesta de TVE para revitalizar sus audiencias se ha convertido en motivo de preocupación. A pesar del éxito inicial de Broncano, sus buenos datos no se han trasladado al resto de la programación de La 1.
El programa ha pasado de competir de tú a tú con El Hormiguero a convertirse en la cuarta opción de su franja en algunas emisiones. Un descenso que pone en cuestión la estrategia de la televisión pública para recuperar audiencia.
Cronología del declive
La caída de La Revuelta puede trazarse claramente a través de sus datos de audiencia:
- Septiembre 2024: Debut con un 17,1% y 2.213.000 espectadores
- Febrero 2025: Pérdida de 628.000 espectadores respecto al inicio
- 22 de abril 2025: Primer registro por debajo del 10% en emisión regular (9,8%)
- 30 de abril 2025: Nuevo mínimo con 9,4% de share
- 1 de mayo 2025: Desplome histórico al 8,3% y menos de un millón de espectadores (942.000)
Reacciones del equipo
El propio Broncano ha reconocido públicamente esta tendencia negativa. «Ayer el partido del Madrid-Atleti, el último programa de La isla de las tentaciones, El Hormiguero nos sacó tres puntos», confesaba el presentador.
Sus colaboradores tampoco ocultan la preocupación, aunque intentan restarle importancia con humor. «No nos vio ni Candi», bromeaba Sergio Bezos, mientras Grison añadía: «Vamos a acabar en Intereconomía».
El futuro incierto
La gran incógnita ahora es si La Revuelta conseguirá revertir esta tendencia o si continuará perdiendo audiencia. Lo que está claro es que la batalla por el access prime time ha dado un giro inesperado.
El programa que llegó para revolucionar la televisión pública necesita encontrar urgentemente nuevas fórmulas para reconectar con la audiencia. De lo contrario, la que comenzó como una prometedora revolución podría terminar siendo una efímera revuelta.