Las pistas que guían a la Policía

La Gendarmería francesa captura a dos de los ladrones del Museo del Louvre: uno intentaba escapar a Argelia

Dos pelos en un casco, un agente del museo que sería cómplice, un chaleco...

La Gendarmería francesa captura a dos de los ladrones del Museo del Louvre: uno intentaba escapar a Argelia
Museo del Louvre. PD

La noche del sábado marcó un antes y un después en la investigación del que ya se denomina el «robo del siglo» en Francia.

Las fuerzas del orden francesas lograron detener a dos los individuo involucrados en el audaz atraco llevado a cabo en el Museo del Louvre el pasado 18 de octubre. La operación policial se puso en marcha tras descubrir que uno de los implicados tenía intenciones de abandonar el país muy pronto.

Eran las 22:00 horas en el aeropuerto Charles de Gaulle cuando agentes de la Brigada Anticrimen de París irrumpieron para interceptar al primer delincuente.

Este hombre, que ronda los 30 años y es originario del departamento de Seine-Saint-Denis, al norte de París, estaba a punto de embarcar en un vuelo con destino a Argelia.

Casi al mismo tiempo, efectivos de la Policía Judicial parisina arrestaban al segundo implicado en el mismo barrio periférico de la capital. Según medios como Le Parisien y Le Figaro, este individuo tenía planes de huir hacia Mali.

Ambos detenidos han sido puestos bajo custodia policial, donde pueden permanecer hasta 96 horas antes de ser presentados ante un juez.

Con antecedentes por robos y hurtos, los investigadores consideran que forman parte de un grupo más amplio, concretamente el comando de cuatro personas que llevó a cabo el atraco.

La Fiscalía de París, liderada por Laure Beccuau, ha confirmado las detenciones, aunque inicialmente no proporcionó detalles sobre cuántos fueron arrestados, información que posteriormente fue ampliada por la prensa francesa.

Un atraco cinematográfico en plena luz del día

El robo al Louvre se llevó a cabo en apenas siete minutos, entre las 09:30 y las 09:40 horas del domingo 18 de octubre, poco después de que este icónico museo abriera sus puertas al público. Cuatro ladrones enmascarados, vestidos con chalecos amarillos y cascos para ocultar su identidad, utilizaron un camión equipado con una plataforma elevadora para acceder a la Galerie d’Apollon (Galería de Apolo), donde se exhiben las joyas más preciadas de la Corona francesa.

Los asaltantes aparcaron su vehículo junto al río Sena y desplegaron una escalera hasta alcanzar un balcón del primer piso del museo. Armados con sierras radiales eléctricas, rompieron los cristales de una ventana e ingresaron en la galería. Una vez dentro, lograron romper dos de las tres vitrinas reforzadas que habían sido instaladas a finales de 2019 para proteger las piezas más valiosas. En cuestión de minutos, se hicieron con ocho joyas pertenecientes a familias reales francesas del siglo XIX, incluyendo piezas que pertenecieron a la emperatriz Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III, así como a la reina Marie-Amélie.

Durante su apresurada huida en motocicletas, los ladrones dejaron atrás una pieza emblemática: la lujosa corona de la emperatriz Eugenia, compuesta por 1.354 diamantes y 56 esmeraldas. Esta joya fue hallada dañada cerca del museo, lo que añade una capa más a la tragedia patrimonial. El resto del botín, valorado oficialmente en 88 millones de euros, sigue desaparecido; sin embargo, expertos advierten que su valor histórico y cultural es incalculable.

Entre las joyas robadas destacan el collar perteneciente al juego de Marie-Amélie, adornado con zafiros y diamantes; piezas pertenecientes al conjunto de Hortense; y el gran nudo del corpiño adquirido por el Louvre en 2008 por 6,72 millones de euros. Dos entre las ocho joyas sustraídas están decoradas con esmeraldas colombianas: un collar formado por 32 esmeraldas (diez con forma de gota) y más de 1.100 diamantes distribuidos por toda la pieza.

Carrera contrarreloj para evitar su desmantelamiento

La detención de estos dos facinerosos representa un avance considerable; no obstante, los investigadores son conscientes del tiempo apremiante. Chris Marinello, director ejecutivo de Art Recovery International, organización especializada en localizar obras robadas, advirtió desde el inicio que si no se capturaba a los ladrones dentro las primeras 24-48 horas, es probable que las joyas «desaparecieran para siempre».

La razón es clara: estas piezas son tan reconocidas y están tan bien documentadas que resulta prácticamente imposible venderlas intactas. «No van a conservarlas tal cual; las van a destruir, fundir el metal valioso y recortar las piedras preciosas para borrar cualquier evidencia», explicó Marinello. Las coronas y diademas pueden desmantelarse fácilmente; los metales preciosos pueden fundirse y las gemas pueden ser ocultadas para eliminar cualquier rastro.

Janpiet Callens, exinvestigador especializado en tráfico artístico que durante años persiguió delincuentes en Bélgica, corroboró este sombrío pronóstico en entrevistas con medios belgas. «Es muy probable que estas piezas sean desmanteladas», aseguró contundentemente. «Pueden atrapar a los delincuentes, pero no recuperarán las joyas». La postura cautelosa adoptada por la Fiscalía francesa refleja ese pesimismo generalizado; sugieren que lo más probable es que el botín ya haya sido desmantelado.

El hecho mismo de que este robo haya tenido una cobertura mediática internacional complica aún más cualquier esperanza realista sobre su recuperación. Las piezas están demasiado bien fotografiadas y son fácilmente identificables. La única opción viable para los ladrones sería descomponerlas completamente: fundir metales preciosos, volver a montar piedras preciosas en nuevas creaciones o dispersar partes para borrar cualquier trazabilidad.

Pistas cruciales y posibles cómplices

La investigación moviliza a más de 100 efectivos entre la Brigada Anticrimen y la Oficina Central para la Lucha contra el Tráfico Cultural, apoyándose en numerosas pistas dejadas por los ladrones durante su rápida huida. Los asaltantes no lograron incendiar completamente ni la plataforma elevadora ni el camión utilizados para acceder a la galería; ambos fueron hallados abandonados en plena calle. Este error les ha costado caro: los investigadores encontraron cabellos dentro uno de los cascos abandonados, probablemente pertenecientes al primer individuo que entró al museo.

Las primeras investigaciones sugieren que habrían robado el elevador tras concertar una cita mediante la plataforma online Le Bon Coin con un vendedor interesado en desprenderse del vehículo. Este encuentro tuvo lugar en la ciudad llamada Louvres, situada en el departamento francés Val-d’Oise, pocos días antes del asalto. Este modus operandi revela cierta planificación cuidadosa pero también expone debilidades dentro del esquema criminal.

Además, medios británicos han comenzado a especular sobre un posible cómplice dentro del propio Louvre. El museo permaneció cerrado durante todo el lunes posterior al robo para interrogar exhaustivamente a sus empleados debido a sospechas sobre si los ladrones contaron con información privilegiada acerca del sistema seguridad o sobre horarios específicos vulnerables del edificio. El hecho mismo que conocieran exactamente qué ventana atacar y cuándo hacerlo sugiere cierto conocimiento interno sobre cómo opera el museo.

El ministro francés Gérald Darmanin admitió públicamente fallos evidentes en materia seguridad: «Lo cierto es que hemos fallado; alguien pudo aparcar una grúa para muebles justo en pleno centro parisino y subir rápidamente para llevarse joyas invaluables». Esta declaración ha abierto un debate crítico sobre protocolos seguridad existentes dentro museo así como responsabilidades asignadas. En respuesta inmediata, el Louvre ha decidido trasladar otras joyas valiosas desde la Galería Apolo hacia una cámara acorazada ubicada en el Banco de Francia.

Perfil de los detenidos y búsqueda activa

Los dos hombres arrestados son perfiles conocidos entre delincuentes experimentados; viejos conocidos para las autoridades debido a delitos relacionados con robos previos. Ambos provienen también del departamento francés conocido como Seine-Saint-Denis, famoso por altos índices criminalidad. Los investigadores creen firmemente que actuaron como ejecutores dentro una operación más amplia posiblemente orquestada por terceros.

La hipótesis sobre un robo encargado cobra fuerza entre expertos analistas criminológicos. Aunque estas joyas son demasiado célebres como para ser vendidas abiertamente, existe posibilidad cierta algún coleccionista privado haya solicitado su hurto manteniendo dichas obras ocultas dentro su colección personal. Esta práctica puede ser menos común comparada con desmantelamientos habituales pero no resulta inédita dentro mundo arte robado. Otra alternativa podría ser negociar rescates por piezas aunque esta opción parece menos probable actualmente.

Las autoridades continúan buscando activamente otros dos miembros restantes comando criminal involucrado. La operación policial está activa tanto dentro Francia como coordinando esfuerzos con fuerzas seguridad internacionales especialmente ubicadas norte África debido indicios apuntando conexiones redes criminales allí presentes.

La Fiscalía interroga ahora detenidos buscando obtener información precisa sobre paradero exacto joyas además identidad cerebro detrás operación planificada meticulosamente desde inicio hasta culminación final atraco exitoso quien proporcionó datos claves respecto vulnerabilidades museísticas cruciales además financiamiento requerido tal golpe monumental exige recursos significativos incluyendo vehículos herramientas especializadas conocimiento técnico así como soporte logístico adecuado.

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