Rosalía ha vuelto a dejar a todos boquiabiertos.
Este lunes, a las 17:00 horas en España, la artista lanzó Berghain, su primer sencillo y videoclip del nuevo disco, Lux, que verá la luz el 7 de noviembre.
El título no es casualidad; alude al icónico club de Berlín, considerado el santuario del techno y la música electrónica. Sin embargo, aquí se convierte en una catedral pop donde se entrelazan violines, erotismo, relatos fantásticos y la inconfundible voz de Björk.
La canción, producida junto a Yves Tumor, propone un viaje sonoro que abarca tres idiomas —español, inglés y alemán— mientras navega por emociones intensas como el amor, la rabia, el deseo y el desasosiego.
El videoclip, bajo la dirección de Nicolás Méndez (CANADA), fusiona escenas cotidianas con alegorías oníricas y rituales urbanos, además de guiños a la cultura pop más clásica.
Días antes del lanzamiento oficial, la partitura de Berghain fue compartida en redes sociales, lo que desató una avalancha de versiones y covers por parte de seguidores alrededor del mundo. Rosalía no solo lanza una canción; también provoca un auténtico fenómeno cultural. Además, el lanzamiento estuvo acompañado por un evento en la plaza de Callao, Madrid, donde la artista apareció en un apartamento luminoso mientras un equipo la maquillaba y vestía de blanco. Acompañada por bailarinas ataviadas de rojo, recorrió la Gran Vía en coche y saludó desde la ventana de un hotel. Un espectáculo meticulosamente planeado que generó gran expectación y cierta controversia por el caos ocasionado en pleno centro madrileño.
De Blancanieves a la Virgen María: simbología desbordante
El videoclip de Berghain es una obra repleta de referencias culturales y religiosas. Rosalía se muestra vulnerable y pura al intentar vender una joya con forma de corazón —un símbolo recurrente— mientras es examinada por un médico. Esta escena remite a Blancanieves, la princesa disneyana que lava ropa en una bañera y conversa con animales del bosque. En un giro visual intrigante, Rosalía se metamorfosea en la protagonista del cuento rodeada de ciervos, búhos y zorros. Pero no todo es inocencia: la mitad de la paloma que aparece al final es negra. El mensaje es claro: incluso lo más puro puede estar contaminado.
Las referencias religiosas están presentes a lo largo del vídeo. El sagrado corazón de Jesús adorna su cama; Rosalía aparece con los brazos extendidos como una mártir; una figura de la Virgen María preside su hogar. La tensión entre lo sagrado y lo profano impregna todo el metraje. La letra alterna frases directas —“te follaré hasta que me quieras”— con versos alemanes sobre miedo, ira y amor. No es casualidad que el alemán sea el idioma original de los cuentos de los Hermanos Grimm: Rosalía utiliza el lenguaje como parte esencial de su narrativa.
Berghain no tendría el mismo impacto sin sus colaboradores. Björk, referente islandés del pop experimental, ya había trabajado con Rosalía en Oral (2023). Ahora vuelven a unir fuerzas en una canción donde cada una canta en su propio idioma, creando una atmósfera casi ritual. Yves Tumor, productor estadounidense reconocido por su enfoque innovador en electrónica, completa este trío creativo. La base musical fusiona elementos clásicos —la partitura está escrita sobre páginas de G. Henle Verlag— con techno y flamenco. La Orquesta Sinfónica de Londres aporta un toque grandioso a un tema que oscila entre lo íntimo y lo cinematográfico.
La producción ejecutiva está bajo responsabilidad directa de Rosalía, quien ha optado por un álbum dividido en cuatro movimientos —Berghain forma parte del segundo— incluyendo colaboraciones adicionales con artistas como Carminho, Estrella Morente, Silvia Pérez Cruz y Yahritza. Las ediciones físicas ofrecerán tres temas exclusivos, subrayando así la idea del disco-objeto pensado para los coleccionistas.
Björk: misterio nórdico en el club berlinés
La participación de Björk añade otra dimensión al proyecto musical. La cantante islandesa lleva décadas construyendo su propia mitología personal basada en misterio y experimentación constante. Su vida privada —reservada hasta casi hermética— contrasta notablemente con la exposición constante que mantiene Rosalía. Juntas crean un diálogo entre dos maneras distintas de entender el pop: introspectiva versus expansiva.
Björk aporta su voz etérea junto a su aura nórdica a esta canción que aborda temas como deseo, redención y caos emocional. Su presencia refuerza aún más el carácter internacional del proyecto: Berghain no se limita a ser solo una canción española o europea; es verdaderamente global.
Impacto inmediato y expectativas
El lanzamiento ha suscitado reacciones inmediatas por parte del público. Miles de visualizaciones han llegado en cuestión de minutos junto con debates sobre el significado profundo del videoclip e incluso memes sobre las escenas más surrealistas presentadas. Los fans analizan cada detalle: desde los animales del bosque hasta los guiños evidentes hacia Disney.
Cultura pop: ¿hacia dónde se dirige?
Mientras Rosalía se aventura por territorios místicos y transgresores, parece que la cultura pop global toma un rumbo diferente. Después de una década marcada por temas “woke” —inclusión, diversidad, activismo— empiezan a vislumbrarse signos de agotamiento. En el ámbito anglosajón, estos discursos parecen perder fuerza; mientras tanto en España resurgen géneros e iconografía tradicionalmente vinculados a posturas conservadoras —como los toros o ciertos símbolos católicos— con renovado vigor en música y artes visuales.
Rosalía no se queda al margen ante este cambio. Su obra siempre ha mantenido un diálogo entre lo sagrado y lo popular: desde el flamenco más tradicional hasta el reggaetón más urbano. Ahora incorpora cruces, vírgenes y rituales casi litúrgicos a su universo visual; pero lo hace desde una perspectiva ambivalente: celebra lo tradicional sin renunciar a lo transgresor. Su camiseta con el lema “My intrusive thoughts sound like this” (Mis pensamientos intrusivos suenan así) resume bien su actitud: irreverente e intelectual.
No solo se trata de estética; es también una declaración sobre nuestro momento cultural actual. Mientras algunos artistas abrazan discursos conservadores o nostálgicos —el “toros molan” como lema recurrente— Rosalía los desafía desde dentro. Su catolicismo no es devoto ni apologético; es simbólico, crítico e incluso pagano.

