Asociación contra la Contaminación Lumínica advierte de que las luces LED «hoy por hoy, no ahorran energía»

La Asociación contra la Contaminación Lumínica ha señalado que las bombillas LED (Light-Emiting Diode) a igualdad de condiciones con otras lámparas «hoy por hoy, todavía no ahorran energía», aunque valora positivamente el potencial de desarrollo futuro en lo que se refiere a la eficiencia energética de este tipo de iluminación.

Con motivo del Plan de Eficiencia Energética anunciado por el Gobierno, que pretende la utilización generalizada de las luces de diodo, la organización destaca que «representan una novedad» que es preciso estudiar y valorar por su potencial de desarrollo futuro, pero que la información comercial relativa al rendimiento y durabilidad de estas lámparas «no está suficientemente garantizada» al tiempo que denuncia la «agresiva campaña de promoción» que realizan los agentes comerciales.

Por otro lado, afirma que la luz blanca que emiten los LED que se comercializan en la actualidad es «la más nociva para el medio nocturno y la salud humana» porque emiten una «gran» cantidad de radiación en longitudes de onda corta, próximas a los 440 nanomentros, una medida de emisión superior a la que dictan algunas normativas de alumbrado avanzadas.

Respecto a los efectos, destaca que la LED es la que más altera la conducta de las especies de vida nocturna y, por tanto, la que más afecta a la biodiversidad, mientras que en los humanos, la luz blanca de los LED provoca más rápidamente la inhibición de la secreción de la hormona melatonina por parte de la glándula pineal. De este modo, explica que dicha hormona se secreta en condiciones de oscuridad y, además de controlar el ritmo circadiano, es un antioxidante que protege al organismo, entre otras enfermedades, frente a las alteraciones degenerativas y contra ciertos tipos de cáncer, como el de mama en la mujer y los de próstata y colon en el hombre.

Asimismo, insiste en que son las que «mayor contaminación lumínica» provocan, al dispersarse con mayor eficacia en la atmósfera, incrementando el «característico halo luminoso que se crea sobre las ciudades y afectando a las observaciones astronómicas.

En este contexto, insta a las administraciones públicas que se informen adecuadamente y por medio de agentes independientes sobre la solución más conveniente para mejorar la calidad de los alumbrados y que, en caso de duda, adopten el principio de precaución a la hora de tomar decisiones.

«Que la sensación de urgencia por adoptar rápidamente medidas de ahorro energético con motivo de la presente crisis no motive a nuestras autoridades a la toma de decisiones precipitadas sobre el alumbrado de exteriores que, por falta de información, acabe creando un perjuicio mayor para la ciudadanía que el que pretenden reparar», concluye.

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