Las innovaciones que Pablo Picasso realizó durante los primeros treinta años de su carrera protagonizan desde hoy una exposición en la Colección Frick de Nueva York, que se centra en los trabajos sobre papel del maestro español.
«Cuando Picasso era un estudiante de arte dijo que le gustaría sentarse y dibujar sin parar», dijo a Efe una de las comisarias de la muestra, Marilyn McCully, durante una entrevista en la que señaló también que «en sus dibujos está el corazón de sus innovaciones. Estos nos dicen qué era importante para Picasso» (1881-1973), añadió.
Las obras en papel del pintor malagueño muestran, según la experta, «los progresos que hacía en la manera en la que quería representar formas o espacios».
Explicó a Efe que también reflejan aspectos tan importantes en su carrera como su formación tradicional, sus influencias de los trabajos de maestros antiguos o su invención del cubismo junto con Georges Braque (1882-1963).
Bajo el título «Los dibujos de Picasso, 1890-1921: Reinventando la tradición», la muestra reúne un total de 62 trabajos, en los que se exploran las diversas formas en las que Picasso interactuó con las tradiciones del arte occidental y no occidental, así como sus experimentos visuales.
«Cuando Picasso tenía quince años ya era un maestro en la representación clásica, y desde ese momento su curiosidad lo llevó a investigar nuevos modos de representación», señaló a Efe por su parte otra de las comisarias, Susan Grace Galassi.
Para ello, «tomó lo que veía en artistas de su época pero también volvió su mirada hacia los maestros antiguos», puntualizó la comisaria, de los que estudió entre otros aspectos la composición de las obras de gran formato.
Picasso se fijó en Diego Velázquez (1599-1660), Francisco de Goya (1746-1828), El Greco (1541-1614), Édouard Manet (1832-1883) o Edgar Degas (1834-1917), cuyas obras vio en el Museo del Prado en Madrid o en el Louvre de París, pero que también están representados en la muestra de la Colección Frick, que se podrá ver hasta principios de enero próximo.
«Aunque Picasso fue uno de los artistas más innovadores de la historia, tenía grandes conexiones con el pasado», destacó Galassi, que explicó que el artista español procedía «de la misma tradición que los pintores que hay en las galerías de la Frick».
Esas influencias se dejan ver en la exposición, transformadas por los experimentos que realizó el pintor durante los treinta primeros años de una carrera que se prolongó durante 75 años.
Así, hay ejemplos de sus impecables trabajos tradicionales como estudiante, como «Estudio para un torso» (1895) pero también de la época en la que tuvo influencias clásicas, representada por «Cabeza de mujer» (1921) o «Dos mujeres con sombreros» (1921), ambos elaborados en pastel.
Entre esos años, su «periodo azul», caracterizado por el uso de este color en imágenes de gran tristeza, está representado con «Madre e hijo en la orilla» (1902), y sus incursiones en el cubismo son patentes en «Desnudo de pie» (1910), entre otros trabajos.
Es posible además descubrir ecos de algunas de sus obras más representativas como «Las señoritas de Aviñón» (1907), en «Desnudo amarillo» (1907) o en «Desnudos en un bosque» (1908), con una composición que recuerda a la del famoso lienzo, con figuras alargadas que remiten a El Greco.
«Hemos intentado no hacer comparaciones directas entre los dibujos de Picasso y los de otros artistas, y mostrar en cambio la amplitud y los registros de referencias, en el aspecto técnico y estilístico, de sus dibujos», añadió Galassi en un comunicado.
Su objetivo fue, en cambio, ofrecer un contexto histórico «a las innovaciones e invenciones en el arte de Picasso, y mostrar asimismo que era consciente de que él se situaba al final de una gran cadena de artistas», remarcó la experta.
Picasso también experimentó e innovó en el apartado técnico, y empleó una gran variedad de técnicas en sus trabajos, algo que se puede ver en su obra sobre papel.
«Hay dibujos con técnicas tradicionales como lápiz, carboncillo, gouache o tinta», destacó McCully, «y otros con técnicas más experimentales como el collage».
Así, en la muestra tienen cabida desde sencillos esbozos en lápiz que sirven para elaborar otras obras, como «Madre, hijo y estudio de manos» (1904), hasta «La taza de café» una obra cubista elaborada en 1913 con tiza, carboncillo y collage.