Québec otorga su distinción más prestigiosa al pintor gerundense Jesús Carles de Vilallonga

El primer ministro de Québec (Canadá), Jean Charest, ha otorgado este viernes en Barcelona la insignia de la Odre National du Québec, la distinción más prestigiosa de la región, al pintor y escultor gerundense Jesús Carles de Vilallonga por su «talento y fuerza».

Vilallonga se ha mostrado agradecido y ha asegurado que al recibir el premio se siente un poco pequeño: «Creo que no hay para tanto», ha asegurado sorprendido por el revuelo que ha causado la entrega del premio, que ha tenido lugar en la Oficina del Gobierno de Québec en la capital catalana.

«En la vida tenemos que hacer un camino y al final, o casi al final, uno se da cuenta de que ha hecho su deber, en mi caso el de pintar, llenar papeles, telas y paredes», ha asegurado.

El artista ha añadido que, desde la prehistoria, los hombres tienen el deseo de dejar signos de su existencia para demostrar que están vivos y que por eso «el arte es vida y es universal».

Ha recordado su primera visita a Canadá, cuando le ofrecieron decorar un restaurante español a cambio del viaje en barco de vapor, comida y cama, y 300 dólares, cantidad que a él le pareció «un montón de dinero».

Tras la experiencia, contactó con el dueño de la Dominion Gallery, donde ha expuesto durante 30 años, y ha realizado obras como ‘Mujeres y Animales Fantásticos’, ‘Face Abstract’, ‘The Lone Flutist’ y ‘Vista nocturna’.

A CABALLO ENTRE CATALUÑA Y QUEBEC

El primer ministro de Québec ha recordado que Vilallonga (Santa Coloma de Farners, 1927) estudió arquitectura y posteriormente se trasladó a París para perfeccionar su arte.

Más tarde, en 1955 llegó a Montreal para participar en la citada decoración de un restaurante español, tras lo que se estableció en el país y «pasó 30 años compartiendo su talento entre Cataluña y Québec».

Charest ha recordado que la abstracción era la corriente dominante de los 60, pero que Vilallonga creó un estilo formalista propio, que continúa siendo único y que expresa su fascinación por el cuerpo femenino.

«En Estados Unidos y Europa sus obras reciben críticas entusiastas, pero es en Québec donde Vilallonga encuentra la inspiración para sus paisajes urbanos», ha señalado Charest, que ha alabado la obra del pintor inspirada en la humanidad, el amor, la feminidad y la naturaleza.

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