'Es un intento de contar una historia subliminal del arte de mi país', dice el comisario
El arte británico era un cuñado desconocido y ridiculizado en Europa hasta que Damien Hirst puso en circulación sus terneros y tiburones en formol. Se supone que precisamente entre Holbein y Hockney no había casi nada, Hoggarth, Turner y poco más hasta llegar a Bacon. Con la visión y el buen hacer que la caracteriza, la Fundación Juan March ocupa este nicho vacío y nos ofrece un sólido compendio, una introducción competente y una selección precisa del arte británico de los últimos cinco siglos. Una muestra rigurosa y abarcable en tan sólo 500 metros cuadrados de la que se han descartado cuestiones que la asfixiarían, como las artes decorativas o la explosión rupturista de los últimos treinta años, para presentar un viaje didáctico, sugerente, entretenido y aleccionador que demuestra que cualquier sociedad tiene su corazoncito, y que la pérfida Albión esconde un tesoro en esa isla inexpugnable.
La exposición pretende ser un resumen del arte británico entre los siglos XVI y XX a través de 180 piezas, desde los puritanos del siglo XVI y la pintura civil de Hans Holbein hasta los Henry Moore, Francis Bacon y David Hockney de la segunda mitad del pasado siglo. Comienza con el extraordinario retrato de perfil de Sir Thomas Wyatt el joven, -un medallón de 32 centímetros de diámetro- y termina con la escultura/collage ‘Gran Bretaña vista desde el Norte’, -un mural de ocho metros por cuatro con cientos de piezas de la más variada procedencia-, que Tony Cragg montó en 1981 para expresar la posibilidad de resucitar recomponiendo los fragmentos de una sociedad entonces prácticamente en bancarrota.
Entre medias, hay una docena de obras deslumbrantes y decenas de obras magníficas de todos los estilos a lo largo de quinientos años. Cómo no destacar la Lady Jane Thornhagh, que pintara William Larkin en 1617, o Los segadores de George Stubbs de 1783, o la contribución de David Hockney, el Retrato de Nick Wilder, de 1966. La muestra tiene un gran inicio y un potente final, y entre medias siete secciones siguiendo una trayectoria cronológica: Destrucción y Reforma (1520-1620), La revolución y el Barroco (1620-1720), Sociedad y sátira (1720-1800), Paisajes de la mente (1760-1850), Realismo y reacción (1850-1900), Modernidad y tradición (1900-1940) y Un mundo feliz (1945-1980).
El comisario Richard Humphreys ya colaboró en estas mismas salas en 2010 en la exposición ‘Wyndham Lewis -1882-1957’, ‘un británico vanguardista, polifacético y genial, pero sin el talento (esa ‘furbicia’ italiana) necesario para bandearse en la vida social sin pisar callos, diciendo lo correcto y callando frecuentemente. Un ejemplo de hombre renacentista preocupado de hacer y no de parecer, con esa bendita -y maldita- inteligencia rebelde que es el mejor pasaporte para el ostracismo’, tal como decíamos entonces.
Retorna con la misma ironía, para verse como un pirata inglés o un torero frente a seis morlacos en este intento de contar una historia subliminal del arte de su país, de una poderosa nación aupada sobre la destrucción de su pasado católico, fascinada hacia sí misma, arribada con la reina Victoria al imperialismo más arrogante, sumida en la decadencia tras la segunda guerra mundial y capaz del un renacimiento postindustrial a partir de los Beatles y esa amalgama pop de la cultura de masas y la sociedad del espectáculo.
‘La muestra se ha perfilado a modo de ‘companion’, dice Humphreys, ese género de libros tan prácticos (y tan anglosajones) que introducen al conocimiento y al disfrute de un aspecto concreto del saber. Se trataba de ensayar una suerte de ‘A March Companion to British Art’, eligiendo y reuniendo una serie de obras que guiaran y acompañaran al público y al lector en un recorrido visual con abundantes referencias literarias’.
En la primera sección, ‘Destrucción y Reforma (1520-1620)’, hay obras de los artistas más destacados de dicho periodo, los grandes miniaturistas y manuscritos medievales. ‘La revolución y el Barroco (1620-1720)’ destaca el vistazo a la monarquía de los Estuardo a través de una magnífica secuencia de retratos. ‘Sociedad y sátira (1720-1800)’ yuxtapone visiones solemnes con apuntes satíricos. ‘Paisajes de la mente (1760-1850)’ se adentra en la naturaleza, el destacado acuarelismo inglés y la pintura de historia imaginada y aventuras fantásticas, con presencia de Thomas Gainsborough, John Constable y J. M. W. Turner, así como William Blake en el opuesto extremo.
‘Realismo y reacción (1850-1900)’ incluye a los prerrafaelitas, y la reacción simbolista y estética frente a los valores materialistas de Dante Gabriel Rossetti y sus colegas. ‘Modernidad y tradición (1900-1940)’ ilustra la llegada del arte impresionista y posimpresionista, la irrupción de los artistas modernistas figurativos, y las radicalidades inclasificables de Wyndham Lewis y otros y un puñado de notables esculturas de madera y piedra, piezas de Henri Gaudier-Brzeska y Henry Moore.
Finalmente, ‘Un mundo feliz (1945-1980)’, título irónicamente huxleyano, describe la gran expansión del arte británico tras la Segunda Guerra Mundial. Las obras de Lucian Freud, R. B. Kitaj y Frank Auerbach representan a los famosos artistas de la llamada Escuela de Londres. Las obras escultóricas de Barbara Hepworth, Reg Butler, Eduardo Paolozzi y Anthony Caro revelan una nueva revitalización de la escultura británica, reconocida internacionalmente. Los paisajes surrealistas de Graham Sutherland, los industriales de L. S. Lowry y el pop de Peter Blake, Richard Hamilton y David Hockney, las abstracciones de Peter Lanyon, Bridget Riley y Howard Hodgkin, los dibujos satíricos de Gerald Scarfe, los ensamblajes de Tony Cragg y el conceptualismo de Keith Arnatt, Richard Long e Ian Hamilton Finlay dan el tono final a los últimos compases de la muestra, en abierto y enriquecedor contraste con el arte de los siglos precedentes.
Enfrentarse a esta selección autorizada del arte británico es una aventura accesible para todos los públicos. Se puede abarcar en una hora y no exige grandes esfuerzos físicos y mentales. La imbricaciones entre estilos y épocas generan sugerencias agradables y reflexiones fértiles. Si pretende reivindicarlo, al arte británico, lo consigue a base de demostrar paralelismos con la evolución en el continente. Ese lugar -Britain- al que ni siquiera llamamos por su nombre, prefiriendo circunloquios como Gran Bretaña, Reino Unido o Islas Británicas, es también otro de nuestros queridos/odiados vecinos del norte, tan diferente y tan parecido. Es lo que viene a decirnos su arte.
Aproximación a la exposición (del 1 al 10)
Interés: 8
Concepto: 8
Despliegue: 7
Comisariado: 7
Catálogo: 8
Actividades complementarias: 9
FUNDACIÓN JUAN MARCH
‘La isla del tesoro. Arte británico de Holbein a Hockney’
De 5 de octubre de 2012 a 20 de enero de 2013
Comisario: Richard Humphreys
Catálogo: Con ensayos del comisario y de los profesores Tim Blanning y Kevin Jackson, y selección de textos de artistas, ensayistas, historiadores y literatos.
Actividades complementarias:
-CINCO SIGLOS DE MÚSICA BRITÁNICA:
El primer concierto se ofrece el mismo 5 de octubre, en el acto de inauguración, tras la intervención de Manuel Fontán del Junco, director de Exposiciones de la Fundación Juan March y del comisario invitado de la exposición, Richard Humphreys. Lynne Dawson, soprano y David Miller, laúd, ofrecen Canciones de J. Owland, H. Purcell y anónimas. Este concierto inicia el ciclo que continúa el miércoles 10 de octubre, con la intervención de Alamire. David Skinner, dirección, con obras de W. Lambe, R. Fayrfalx, J. Taverner, T. Tallis y W. Byrd; sigue el miércoles 17 de octubre con el concierto de La Serenissima (Adrian Chandler, dirección) y Mhairi Lawson, soprano, con obras de F.M. Veracini, W. Boyce, A. Vivaldi, G.F, Haendel y G.S. Carbonelli; y finaliza el miércoles 24 de octubre, con Ashley Wass al piano y obras de W. Alwyn, F. Bridge, R. Stevenson y E. Elgar.
-IMPERIO Y ARTE. UNA INTRODUCCIÓN A LA PINTURA BRITÁNICA Y A LA HISTORIA DE SU IMPERIO
Un ciclo de seis conferencias, a lo largo del mes de octubre. El 9 de octubre, Tim Blanning hablará de “La reforma protestante y la cultura inglesa (1550-1800)” (en inglés, con traducción simultánea); el 11 de octubre, Javier Docampo lo hará sobre “La caricatura británica del siglo XVIII y William Hogarth”; el 16 de octubre, Javier Maderuelo ofrecerá “Campo y ciudad (1749-1851). La percepción del paisaje y la formación de la ciudad industrial”; el 18 y el 23 de octubre, Julio Crespo MacLennan nos ofrecerá “El Imperio británico (I) y (II)”; y finalizará el 25 de octubre, Xavier Antich, con “El arte británico que surgió después de la Segunda Guerra Mundial”.