Resbalón de la SGAE. En su afán de recaudar y no dejare que nadie se escape de pagar los derechos de autor en negocios públicos, remitió una carta exigiendo el pago de derechos de autor a una empresa de Palma de Mallorca dedicada a ña conservación y restauración de bienes culturales.
El problema es que Xicaranda, la empresa afectada, aparece en un directorio general como una compañía de restauración, lo que llevó a confundirla con un bar o restaurante donde los clientes escuchaban música.
La carta fue enviada al taller de restauración y al domicilio particular del gerente de esta empresa, Alfredo Claret.
No obstante, la SGAE aclaró, una vez expandido este patinazo, que esta carta pertenece a un grupo que se envió por error.