La exposición ‘La Transición en tinta china’ se inicia en el final del franquismo y acaba con la primera legislatura del PSOE, casi veinticinco años de la historia reciente a través de 160 chistes, viñetas y caricaturas de más de sesenta dibujantes publicadas en unos 25 periódicos y revistas, de los que la mitad ya no existen. Una idea del Secretario de Estado de Cultura llevada a cabo por la Biblioteca Nacional gracias a sus fondos documentales y a muchos originales cedidos por diversos humoristas gráficos. Una interesante inmersión en una época de explosión del humor político y social a través de las viñetas de los periódicos. Un reflejo amable de una época difícil que se superó con cualidades colectivas que la situación actual parece necesitar de nuevo.
Desde comienzos de los años 70 y utilizando la relajación de la censura, los dibujantes de prensa a menudo a través de nuevas publicaciones fuerzan los límites de la libertad de prensa para reflejar las crecientes ansias de cambio mediante talento irónico e ingenio satírico. El chiste gráfico a menudo sintetizaba consignas y protestas cuya expresión era más difícil en un artículo o un reportaje. Casi siempre se complementaba con la línea editorial de los medios, donde las posiciones antifranquistas estaban ganando terreno rápidamente.
A partir de la muerte de Franco, las viñetas reflejan los anhelos idealistas de una mayoría de ciudadanos que esperaban que el régimen democrático y más libertad construirían un país más justo y más culto. Anhelos que aguantan hasta la primera legislatura del PSOE. Será en la segunda y sobre todo en la tercera cuando todo se tuerza sin remedio y las cosas vuelvan a ir hacia atrás como el cangrejo. Luego llegó la siesta de los 90 y así hemos llegado a esta catástrofe. Mirando atrás a través de esta selección de chistes políticos uno busca inútilmente alguna clave, alguna confirmación viable de todo lo que hicimos mal y donde fallamos. Pero hay poca reflexión de fondo en estas ilustraciones, como hay poco dibujo de calidad en las mismas. Era todo una urgencia de trazos gordos y exageraciones, de buenos y malos, de consignas aleccionadoras y de mensajes publicitarios.
Cada una de las seis secciones, compuesta de tomos encuadernados expuestos en vitrinas y de dibujos originales colgados en los muros, dispone de un compendio digital y despliega un panel de gran tamaño. La selección no pretende ser exhaustiva de fondo ni exigente en la forma, y resulta un tanto aleatoria. El despliegue se completa con una sección de caricaturas de políticos en la que hay ocho que tienen como personaje central la figura del Rey, las cuales ha prestado la Casa Real de una colección que al parecer posee. Una exposición diríamos que discreta que huye de conclusiones controvertidas y sólo busca un rato entretenido para los visitantes. El catálogo es tan ilustrativo -valga la redundancia- como la visita misma. Los nostálgicos inamovibles disfrutarán a modo; las dos generaciones siguientes no sabemos si comprenderán algo o si siquiera querrán hacerlo.
Todo es suave y amable en este vistazo al pasado reciente, -y es muy de agradecer que así sea-, salvo varias composiciones tenebristas de Vázquez de Sola de los años 60 que hacen de prólogo. Peridis, Gallego & Rey, Mingote, Forges, Máximo, Mena, El Roto, Perich, Sir Cámara, Killian, Martín Morales, Romeu, El Cubri, Ja, Quino, Ivá, Carlos Jiménez, Chumy Chumez, Cesc… En fín, todos ellos. Fueron las viñetas de humor político que la parte más inquieta de aquella generación contempló en la ancha colección de publicaciones de humor que formaron Hermano Lobo, El Jueves, El Papus y Por favor, junto a semanarios como Triunfo o Cuadernos, y los diarios de entonces, Mingote en ABC, Forges en Informaciones, Máximo en El País, Chumy Chúmez en Madrid.
La exposición se centra en la corriente mayoritaria partidaria de cambiar de régimen y margina completamente a los dibujantes que desde la prensa franquista criticaban el proceso, así como el humor agresivo y visceral de las publicaciones de extrema izquierda. Dice Bobillo que ‘el papel de este gremio contribuyó de una manera muy especial al paso de la dictadura a la democracia. Empujaron y ayudaron mucho’. ¿Y luego? Mucho nos tememos que luego se durmieron en los laureles y vivieron de la sopa boba. El ingenio antifranquista no procreó un ingenio autocrítico del nuevo régimen que surgía, de los defectos e incongruencias que acumulaba desde su inicio. Hubo una larga y complaciente siesta acomodaticia y recién ahora acabamos de despertarnos.
Aproximación a la exposición (del 1 al 10)
Interés: 6
Despliegue: 6
Comisariado: 6
Catálogo: 8
Folleto explicativo: 5
Actividades complementarias: n/e
Biblioteca Nacional de España
‘La Transición en tinta china’
Del 28 de mayo al 25 de agosto
Comisario: Francisco Bobillo
Colaboradores: Forges y Peridis.