El Papa Francisco, para agradar a los iraníes, suprimió el vino y tapó las estatuas del Vaticano

El iraní Rohani exigía que no hubiera vino en el menú y Hollande decidió que mejor cenara en su hotel

El iraní Rohani exigía que no hubiera vino en el menú y Hollande decidió que mejor cenara en su hotel
El presidente francés Hollande con el iraní Rohani. PD

¡Que envidia da de vez en cuando Francia! Creen los galos en su país, están orgullosos de su bandera, tienen un himno que estremece y no se andan con rodeos o melindres, como acaba de dejar patente el presidente François Hollande.

Organizar una cena de Estado con invitados de distintas creencias no es fácil, ni siquiera en la elegante y cosmopolita París.

La comida está muy ligada a la cultura y a la religión. El protocolo en una mesa con musulmanes es estricto: nada de vino o carne haram.

Y así, con esas demandas, llegaron a la capital francesa el presidente iraní Rohani y sus enturbantada comitiva.

Iban los islámicos muy seguros de salirse con la suya, porque llegaban del Vaticano, donde el papa Francisco hasta hizo cubrir las magníficas estatuas del Renacimiento para que los seguidores de Mahoma no se llevasen un disgusto. Eso, además de eliminar el vino de los ágapes y de servir viandas aceptables para el más fanático mahometano.

Pero Francia es otra cosa. A diferencia de Italia, dejaron claro desde el primer instante que no están dispuestos a realizar «concesiones culturales».

Para los franceses una comida sin carne y sin vino tinto es un sacrilegio culinario y por eso, el presidente Hollande, que es muy socialista pero también muy francés, se negó a abandonar las tradiciones de la República en las comidas oficiales y recomendó a Rohani y los suyos que cenasen lo que quisieran en el hotel o en la embajada de Irán.

No es la primera vez que pasa. Un problema similar sucedió en 1999 durante una visita a Francia de su antecesor Mohammed Jatami donde también se suspendió la cena con Jacques Chirac, según informa Le Monde.

Nada por el estilo sucedió en 2002 cuando Mohamed Jatami visitó oficialmente España. En aquella ocasión y al pringoso estilo italiano, ni Ribera de Duero, ni Rioja, ni Rueda, ni Penedés, el vino desapareció de los menús de los banquetes oficiales.

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