Caillebotte, otro impresionista

Si no oyó hablar de él, quizás tenga que sumarlo a la plana mayor de ese movimiento

Caillebotte, otro impresionista
Caillebotte, pintor y jardinero - Museo Thyssen

Fue un buen burgués, tan aficionado a la pintura como a la jardinería y la navegación fluvial. Pintó por placer y nunca lo consideró una profesión. Donó sus trabajos y una buena colección de obras de sus amigos impresionistas al estado francés y todo el mundo lo olvidó. Desde hace unas décadas se pretende que figure entre los grandes nombres. Ahora tienen ustedes la oportunidad de juzgarlo.

El lunes 18 de julio el Museo Thyssen-Bornemisza presentó ‘Caillebotte, pintor y jardinero’, una exposición organizada en colaboración con el Musée des impressionnismes de Giverny y dedicada a una de las figuras menos conocidas y a la vez más originales del movimiento impresionista. La muestra reúne un total de 65 obras, selección representativa de la evolución temática y estilística del pintor francés, desde sus inicios de estampas urbanas parisinas hasta centrarse en las flores y plantas de su jardín, gozando de pintar su pequeño paraiso hasta el final de sus días, un final muy temprano con tan sólo 46 años de edad. Conocido fundamentalmente por su papel de mecenas e impulsor del movimiento impresionista, se pretende que sea visto como uno de los miembros destacados del grupo, y esa es la propuesta que trae a Madrid, Marina Ferretti Bocquillon, comisaria de la exposición y directora de Exposiciones e Investigación del Musée des Impressionismes de Giverny.

“En la exposición nos centraremos en los años finales de la década de 1880, -escribe en el catálogo- cuando el artista se retira a Petit Gennevilliers y crea allí un suntuoso jardín. En ese periodo Caillebotte trata con frecuencia a Claude Monet, al que había iniciado en la jardinería en los días de gloria del impresionismo y con quien comparte intereses y preocupaciones. Pues los dos someten su arte a una profunda renovación, y ambos también, siempre inquietos y en busca de nuevos caminos, raras veces se encuentran satisfechos con lo que hacen. Apasionados desde hace años por la horticultura, crean simultáneamente los jardines que inspirarán sus últimas obras maestras. Pero Monet vive hasta 1926, en plena gloria, y la reputación de su jardín de Giverny se difundirá por todo el mundo. Caillebotte, en cambio, muere prematuramente en 1894, cuando su obra está aún en plena evolución.

¿Diferencias y parecidos entre los dos amigos aficionados a la pintura y la jardinería, y sobre todo a la unión de ambas? ‘Aunque Caillebotte admira a Monet, responde Ferretti, sus estilos son muy distintos. Esencialmente paisajista, Monet utiliza pinceladas breves, vivas y acompasadas. El aire circula por sus composiciones, que pinta directamente, con el motivo delante, y en las que el cielo tiene una presencia importante. Más compleja, la pintura de Caillebotte se centra en cambio en la representación de la figura, y una serie de estudios preparatorios – dibujos y bocetos al óleo – precede al trabajo final en el estudio. En us audaces composiciones adopta a menudo un punto de vista elevado, y con largas pinceladas subraya una perspectiva oblicua que enseguida se ve detenida por el horizonte, lo que produce un efecto de tensión dinámica’.

Añade en el catálogo Paula Luengo: ‘La práctica de la vela a un nivel semi profesional confiere a sus obras una visión sumamente personal a la par que original’. En Regatas en Argenteuil de 1893, se retrata a bordo del Roastbeef, su barco más representado. Las embarcaciones son un motivo que aparece una y otra vez en más de treinta óleos de esta etapa final. Su Remero con sombrero de copa, de 1878, ha sido elegido como leimotiv de la exposición y coincidimos en que puede que sea la mejor obra presente, la más original, personal y significativa. Piraguas en el río Yerres, de 1877, está también entre las mejores obras presentes, junto a El Sena y el puente del ferrocarril de Argenteuil, de 1885, todas escenas fluviales.

Apenas hay retratos en la muestra, aunque destacan su autorretrato de 1878 y el de la esposa de su amigo Renoir, de 1888. Entre sus vistas parisinas, ‘Balcón, boulevard Haussmann, de 1880, y Pintores en un edificio, de 1881, son muy destacavbles. Su famoso cuadro Los acuchilladores de 1875, con la que inició su trayectoria pictórica y sembró rechazos en su momento, está presente en su ejecución en formato pequeño, y hay que decir que su gemela en formato grande ya nos visitó en 2010 en el marco de la exposición ‘Impresionismo. Un nuevo renacimiento’ que ofreció Fundación Mapfre (ver nuestra reseña de entonces) aprovechando las obras de remodelación del Musée d’Orsay, de donde procedía el conjunto de obras expuesto.

El buen Gustave nunca habría podido suponer que su corta obra pictórica sin más pretensiones que pasar el tiempo con placidez, terminaría protagonizando una retrospectiva en pleno corazón de Madrid a los 125 años de su muerte. La atracción imparable del impresionismo sobre el público aficionado, el insaciable apetito del mercado de arte y la poderosa impronta de la influencia artística francesa en nuestro  país, se han conjurado alegremente para que ‘Caillebotte, pintor y jardinero’ nos visite en este estío.

Aproximación a la exposición (del 1 al 10)
Interés: 6
Despliegue: 7
Comisariado: 7
Catálogo: 8
Documentación a los medios: 8


Museo Thyssen-Bornemisza
‘Caillebotte, pintor y jardinero’
Del 18 de julio al 30 de octubre de 2016
Comisariado: Marina Ferretti Bocquillon
En colaboración con el Musée des impressionnismes de Giverny .

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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