Clara Peeters y sus bodegones

Un descubrimiento en quince cuadros, una 'delicatessen' en el Museo del Prado

Clara Peeters y sus bodegones
El arte de Clara Peeters - Museo del Prado

Es la primera exposición de la historia dedicada a esta pintora flamenca nacida a finales del siglo XVI, una de las escasas mujeres que pudo dedicarse profesionalmente a la pintura en Europa en la Edad Moderna. Es también la primera exposición dedicada a una mujer en el Museo del Prado. Sus quince mejores obras, de las escasas 30-40 que han llegado hasta nuestros días, estarán reunidas en la Sala D del Museo en un despliegue de infarto. Intensísima emoción y un placer inigualable para los amantes del género.

Los bodegones expuestos, fechados entre 1611 y 1621, proceden de colecciones particulares (seis), instituciones del norte de Europa (tres), Inglaterra (uno), Estados Unidos (uno) y del propio Museo del Prado (cuatro). Quince obras que incluyen aves y pescados listos para ser cocinados; alimentos ya preparados y dispuestos sobre la mesa; y vajillas y objetos diversos, la mayoría de lujo, que se caracterizan por la minuciosa descripción de las formas y las texturas, y por el elegante contraste entre objetos luminosos y fondos oscuros, que contribuyen a crear una impresión general de sobriedad.

Reflejan los gustos y costumbres de las clases altas en los comienzos de la Edad Moderna, el consumo de productos importados tan exóticos como las aceitunas. Abundan las composiciones con presencia de alimentos marinos, como en Bodegón con pescado, vela, alcachofas, cangrejos y gambas. Hay bodegones con gavilanes o halcones peregrinos junto a aves muertas, y hasta aparecen las entonces tan exóticas y valiosas conchas en Bodegón con pastel, taza de plata con dulces, porcelana, conchas y ostras. Todo ello combinado con objetos que podrían asociarse a la riqueza, el buen gusto, la educación o la cultura en la época, como la porcelana; las copas y tazas de plata dorada; el vidrio soplado; y los contenedores de plata para la sal.

Una de las peculiaridades más admiradas en sus obras es que Clara Peeters a menudo incluyó diminutos autorretratos reflejados en las superficies de jarras y copas. Estos retratos, apenas visibles, aparecen en al menos ocho de sus pinturas, de las cuales, seis se pueden contemplar en esta exposición. En Bodegón con flores, copa de plata dorada, almendras, frutos secos, dulces, panecillos, vino y jarra de peltre los reflejos en la copa de plata y la jarra de peltre muestran a la artista con un tocado, un gran cuello y un vestido de hombros altos. Otros como Bodegón con pescado, vela, alcachofas, cangrejos y gambas; Bodegón con arenque, cerezas, alcachofa, jarra y plato de porcelana con mantequilla; Bodegón con quesos, almendras y panecillos; y Bodegón con quesos, gambas y cangrejos de río, muestran tan solo la cabeza de la artista reflejada en las tapas de las jarras. Bodegón con flores, copas doras, monedas y conchas refleja, en la superficie de la copa de la derecha, hasta seis autorretratos de Peeters en los que se muestra con pinceles y paleta reivindicando su condición de artista profesional. Tales autorretratos también descubren su calidad como artista, ya que, su diminuta escala es una demostración de su maestría.

Apenas sabemos algo de su vida. Clara Peeters (1594-1657) fue contemporánea de Jan Brueghel el Viejo, Rubens, Snyders y Van Dyck, y diversos testimonios permiten suponer que desarrolló su trabajo en Amberes, aunque pudo realizar algún viaje a Holanda. Fue precoz y pintó su Bodegón con galletas a los 14 años de edad. Pudo estar casada pero seguramente no tuvo hijos. Es citada en un documento como pintora de Amberes y al menos seis de los soportes que empleó para sus cuadros tienen marcas que indican que las tablas fueron preparadas para esa ciudad. La amplia distribución de su obra en colecciones de Róterdam, Ámsterdam o Madrid sugiere que obtenía beneficios de su obra y que trabajaba de forma altamente profesional exportando su arte a través de marchantes. Y las diferentes calidades de su pintura sugieren que trabajaba con la ayuda de un taller.

La muestra llega tras su exhibición en Amberes -donde se tituló con grran desparpajo  «Clara Peeters: ¡La cena está servida!»- e incluye los cuatro importantes cuadros de esta pintora que conserva el Prado y que convierten a esta institución en una referencia internacional para el estudio de su obra. Tanto la exposición como el catálogo que la acompaña suponen el estudio más actualizado hasta la fecha sobre su vida y su obra. El género del bodegón revela un espíritu emprendedor y una mentalidad vanguardista, ya que, cuando comenzó a trabajar en este género, en la primera década del siglo XVII, solo unas cuantas obras de este tipo formaban parte de las colecciones de los Países Bajos Meridionales y el realismo intentaba ser una alternativa al idealismo de la tradición renacentista.

Su prestigio en vida llegó hasta España y el rey Felipe IV, antes de olvidársela completamente hasta los años setenta del pasado siglo, de cuando data su reconocimiento actual. Firmaba a veces en el canto de los cuchillos de plata incluidos en sus cuadros. Existe un posible autoretrato que la muestra como una elegante dama que luce joyas exquisitas sentada en una mesa con objetos preciosos y monedas de oro, está considerado una personificación o alegoría de la vanidad y el Prado no ha considerado incluirlo en la exposición ante las fundadas dudas de su autoría.

OTRAS PINTORAS

Pocas, muy pocas son las mujeres artistas de principios de la Europa Moderna que conocemos. Aunque la costumbre y la ley no favorecían la integración de la mujer en el mundo profesional, un reducido número consiguieron salvar las limitaciones existentes y convertirse en pintoras. Pero condicionantes como la dificultad del aprendizaje del dibujo anatómico a partir de modelos vivos, normalmente masculinos que posaban desnudos, a los que las mujeres no tenían acceso, limitaban su producción al género del bodegón o al retrato, nos recuerdan los autores del dossier de prensa del Museo.

Catharina van Hemessen (1527/28-1560) es la primera mujer artista documentada en Flandes y una de las primeras en Europa. Nació en Amberes y fue la profesión de su padre, el pintor Jan Sanders van Hemessen, lo que le permitió aprender en casa. La mayor parte de los cuadros que se conocen de esta artista son retratos. Para Sofonisba Anguissola (h. 1532-1625) fue su condición social lo que le permitió ser artista. Trabajó como dama de honor de Isabel de Valois y de su hija la infanta Isabel
Clara Eugenia. Su talento artístico hizo que le encargaran retratos por los que nunca recibió un salario, pero sí joyas y vestidos.

Por su parte, Artemisia Gentileschi fue una de las mujeres pintoras más reconocidas al inicio de la
Edad Moderna. Hija del famoso pintor Orazio Gentileschi, nació en Roma en 1593. Cultivó el género del bodegón, un aspecto poco conocido de su carrera, pero también pudo aprender con su padre a pintar otro tipo de obras. Y varias mujeres pintoras de los siglos XVI y XVII fueron también hijas de pintores, entre ellas Lavinia Fontana, Fede Galizia, Isabel Sánchez Coello, Levinia Teerlinc y Elena Recco.

‘El arte de Clara Peeters’ es de esas reducidas, delicadas y exquisitas muestras que recuerdan el célebre dicho de lo bueno, si breve, dos veces bueno. Permite dedicar tiempo al examen detallado de cada composición y a encontrar semejanzas y diferencias que se escaparían a primera vista. Es el fabuloso primer plato de un menú ‘largo y estrecho’ -en palabras de los responsables del Museo- con el que el Prado cambia su habitual formato de grandes exposiciones temporales por un surtido más breve y variado. Junto a esta, y de aquí a marzo tendremos algo muy original -‘Metapintura, un viaje a la idea del arte’-, junto a los dibujos de José de Ribera, al Maestro Mateo y sus trabajos en Santiago de Compostela, una presentación especial de cuadros de Inmaculadas, y otra de retratos de niños en el Romanticismo español.

Aproximación a la exposición (del 1 al 10)
Interés: 9
Despliegue: 8
Comisariado: 8
Catálogo: 8
Programa de mano: 8
Documentación a los medios: 8

MUSEO DEL PRADO
El arte de Clara Peeters
Del 25 de octubre de 2016 al 19 de febrero de 2017
Comisario – Alejandro Vergara, Jefe de Conservación de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte
Coorganizada con el Koninklijk Museum voor Schone Kunsten Antwerpen (Museo Real de Bellas Artes de Amberes) en colaboración con el Gobierno de Flandes y con el patrocinio de la Fundación AXA.

Actividades relacionadas.- Además del habitual ciclo de conferencias, que comienza el 26 de octubre a las 18.30h con una conferencia de Alejandro Vergara, comisario de la muestra, se han programado itinerarios.

Más información en www.museodelprado.es

El precio de la entrada individual general al Museo es de 15 euros (reducida o
gratuita, conforme a las condiciones habituales ya establecidas) y permite la visita a la colección permanente, la exposición “El arte de Clara Peeters” y a las exposiciones
temporales coincidentes con su calendario de apertura.

De lunes a sábado de 18.00 a 20.00 horas, y domingos y festivos de 17.00 a 19.00
horas, todos los visitantes que quieran acceder a la exposición podrán beneficiarse de
una reducción en el precio de la entrada individual que les corresponda, así los
visitantes con tarifa general adquirirán una entrada reducida por importe de 7,50 euros
y los colectivos con derecho a entrada reducida podrán adquirir la entrada con una
reducción del 50%, es decir, a un precio de 3,75 euros.

El horario de visita a la exposición será de lunes a sábado, de 10.00 a 20.00h, y
domingos o festivos, de 10.00 a 19.00h.

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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