Parece que hay otros cuadros del genio 'escondidos' y podrían valer cada uno 200 millones

¿Y si el Salvator Mundi no fue el ‘último da Vinci’ en manos privadas?

¿Y si el Salvator Mundi no fue el 'último da Vinci' en manos privadas?
Lansdowne Madonna. LV

El mundo del Arte, con mayúsculas, es una constante caja de sorpresas. Uno de los motivos por los que el cuadro Salvator Mundi, de Leonardo da Vinci, obtuvo un valor récord de 450,3 millones de dólares en subasta fue porque se comercializó como «el último Da Vinci» en manos privadas.

Sin embargo, resulta que hay otro, incluso dos, por ahí. Y al menos un distribuidor cree que podrían valer unos 200 millones de dólares cada uno.

Ambas son pinturas devocionales de menor escala que representan la misma imagen: la Virgen María con el Niño Jesús en su regazo. El bebé está sosteniendo un palo en forma de cruz utilizado para enrollar hilo.

«Ambos están en manos privadas», indica Martin Kemp, un investigador da Vinci y profesor emérito de investigación de historia del arte en la Universidad de Oxford en el Reino Unido

Una de estas pinturas, conocida coloquialmente como Buccleuch Madonna, ha estado en exhibición en las National Galleries of Scotland desde 2009. Es parte de un préstamo a largo plazo -250 años- del duque de Buccleuch a través de un fideicomiso familiar.

Esta pintura fue robada en 2003 del castillo del duque Drumlanrig en Escocia y se recuperó cuatro años después. En ese momento, estaba valorado en 65 millones de dólares.

La segunda pintura, conocida como Lansdowne Madonna, en honor de los nobles ingleses que la poseyeron en los siglos XVIII y XIX, fue vendida por última vez en 1999 por Wildenstein & Co. de Nueva York.

Y actualmente se cree que se mantiene en la misma colección privada, según ha afirmado Martin Kemp que también ha declinando revelar el nombre del dueño.

¿Son o no son un da Vinci?

Como en el caso del Salvator Mundi, sobre estos cuadros existe un debate en la comunidad artística sobre su autoría. Aunque está claro que da Vinci participó en la elaboración de estas pinturas, cabe la posibilidad que fueran terminadas por discípulos del artista o modificadas en repetidas restauraciones.

«Sería absolutamente considerado como un Leonardo, aunque no todas las pinceladas sean obra del mismo Leonardo», ha asegurado el profesor emérito de investigación de historia del arte en la Universidad de Oxford.

Lo cierto, encomendar detalles menores y monótonos a los asistentes era una práctica común en los estudios de los Antiguos Maestros, aunque a diferencia de Tiziano y Rubens, Da Vinci lo conservaba en pequeña escala.

La National Gallery de Londres, por su parte, atribuyó a uno de estos cuadros, La Virgen Buccleuch, a Da Vinci a un «pintor desconocido del siglo XVI» que «parece haber completado el fondo del paisaje».

Este debate no es pequeño porque las sutilezas de la atribución impactarían en el precio. No obstante, los expertos coinciden en que cada obra podría alcanzar en el mercado buenos precios, aunque no tan elevado como el de Salvator Mundi.

Otto Naumann, un comerciante de Old Master en Nueva York, dijo que cualquiera de las pinturas podría recaudar entre 150 y 200 millones de dólares.

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