La Compañía Nacional de Danza ya no danza

'The show must to go on' es una sesión de los 40 Principales bailada en el salón de casa

La Compañía Nacional de Danza ya no danza
The show must go on - Teatros del Canal

El ‘movimiento de la no danza’ fue otra parida (dicho sin acritud) de la francia decadente buscando el antiguo podio desesperadamente, igual que lo fueron sus espesos filósofos y otras aportaciones de la época. Muy erradamente la CND estrena 17 años después su pieza emblemática, esta ‘The show must to go on’, cuando la novedad se ha convertido en deriva, y resulta espantosamente superficial y tediosa. Y lo hace en medio de una temporada en la que necesita imperiosamente aportar nueva sabia a su apagado devenir. Desde Carmen y Don Quijote en 2015, estamos a verlas venir.

La ‘no danza’ quiso romper el explosivo y novedoso vocabulario de la danza contemporánea con otra vuelta de tuerca, esta un tanto forzada, incorporando hasta subordinarse a ellos elementos teatrales, plásticos, orales, musicales y videográficos. Como todas las antítesis, son útiles para origirnar síntesis más avanzadas, y se van quedando por el camino como se quedará la plaga actual de las llamadas artes escénicas cuando el teatro dé otro paso adelante.

De Jerôme Bel -para que no crean que le tenemos manía- decía el crítico Sanjoy Roy en The Guardian: ‘Es el travieso filósofo francés de la danza contemporánea, un malicioso entretenedor conceptual menos interesado en el movimiento que en embrollarte la cabeza’. Puede decirse que busca ‘deconstruir’ la danza contemporánea a partir de la adopción de movimientos espontáneos, no aprendidos, que teóricamente lleven dentro inocencia, sinceridad y vitalidad. Volver a los orígenes del movimiento corporal puede renovar como entrenamiento; pero puede resultar infinitamente baldío como propuesta alternativa.

‘The show must to go on’ es un montaje pretencioso que suma a cinco docena de bailarines profesionales un grupo de 16 personas corrientes y no tan corrientes (una selección políticamente correcta en cada aquí y ahora donde se monta, esta incluye una joven con Down y una mujer tetrapléjica) para representar dieciocho temas más bien pop, que va pinchando un DJ en  primer plano de espaldas al público. Forman en conjunto un muestrario de cuerpos desiguales acoplándose a la letra de las canciones, eso que podemos hacer todos en casa, en coreografías elementales sobre músicas desiguales, algunas francamente mediocres, que componen un espectáculo populachero, discotequero y tan trivial que desde su inicio te hace sentir incómodo -umm, qué hace un espectador como yo en un sitio como este- agravado por un preludio de diez minutos a oscuras escuchando insulsa pachanga disco, seguido de un despligue escénico de lentitud exaperante que asusta ante una duración prevista de noventa minutos, ya algo un tanto excesivo de partida.

El espectáculo pretende ‘examinar la relación entre el arte y la vida, entre lo más coloquial y lo más refinado’, pero peca de poco arte y refinamiento, y de mucha cotidianeidad coloquial de la que nos sobra en la vida diaria. Nos dicen que ‘desafía constantemente las expectativas del espectador’, pero lo que hace es dejarlo boquiabierto ante la banalidad. Y la CND añade: ‘Al final, pase lo que pase, ya lo sabemos: de una forma u otra el espectáculo debe continuar’. De una forma u otra, no; de esta forma, no. Y a la media hora, después de tres o cuatro actuaciones largas y miméticas del señor gordo moviendo sus michelines, del negrazo luciendo músculo y de la chavala agitando muslos, cuando el D.J. también se anima y queda sólo en el inmenso escenario bailando como el más soso de tus cuñados, y la claque le aplaude despertando tímidas protestas en los más atrevidos, es cuando ha llegado el momento de echarle valor, ponerse en pie y abandonar dignamente la sala.

Quizás la pieza de Jerôme Bel pueda producirse con más enjundia, con más gracia, con mayores dosis de intención conceptual y mejores mimbres formales. Pero tal cual se estrenó en Madrid el pasado miércoles resultó el peor espectáculo de la CND en una década y uno de los más bochornosos que nunca hemos presenciado. Y no se trata de una compañía privada, más o menos indigente, más o menos experimentada, sino ni más ni menos que de la Compañía Nacional de Danza, que con todas las letras va a cumplir cuarenta años desde su fundación y no puede ni debe permitirse este borrón tan afrentoso, este apaño para salir del paso, esta simulación de estrenar para no pasar de un ensayo, este remiendo de cuatro días para justificar un presupuesto y una plantilla que con cosas así no se justifica.

En la séptima temporada de José Carlos Martínez como director de la CND, sobra promoción y falta devoción. Han avanzado el paso a dos del segundo acto del ballet Cascanueces en Avilés en octubre, cuatro breves nuevas creaciones de sus bailarines (Absolutio, Jián, Triple Bach y Odila) en el Teatro Pavón en febrero, este The show must go on con tan sólo cinco miembros de su cuerpo de baile este mes en el Canal, y tienen previsto para mayo en La Zarzuela su última aportación de la temporada, estrenando piezas de Jirí Kylián e Itzik Galili y reponiendo a Nacho Duato. ¿Es mucho, poco o regular? A ello se suman veinte presencias en teatros españoles y extranjeros con sus espectáculos de repertorio. En Madrid se limitarán a las dos presencias citadas, la que nos ocupa y la próxima en La Zarzuela. No es extraño así (y máxime si sumamos parecida parquedad en el Ballet Nacional de España) que la danza en España este estancada en dos mil representaciones y 850.000 espectadores al año, lo que no está mal del todo pero deja mucho que desear.

Aproximación al espectáculo (valoración del 1 al 10)
Interés: 5
Coreografía: 5
Dirección: 5
Ejecución: 6
Escenografía: 5
Producción: 5
Programa de mano: 6

TEATROS DEL CANAL
Compañía Nacional de Danza
Dirección: José Carlos Martínez
Coreografía The show must go on: Jérôme Bel
Concepción y dirección: Jérôme Bel
De 4 al 8 de abril mde 2018

Música: Tonight: The Rubettes (Wayne Bickerton y Tony Waddington), David Bowie, Nick Cave, Norman Gimbel y Charles Fox, J. Horner, W.Jennings, Mark Knopfler, John Lennon y Paul Mac Cartney, Louiguy, Galt Mac Dermott, George Michael, Erick “More” Morillo y M. Quashie, Edith Piaf, The Police y Hugh Padgham, Queen, Lionel Richie, A. Romero Monge y R. Ruiz, Paul Simon.

ELENCO
CDN
Mar Aguiló
Sara Fernández
Agnès López
Shani Peretz
Daan Vervoort
INVITADOS
Andrea Aranda
Cristian Moreno
Anabel Poveda
David García
Charo Gonzalez
Paola Panizza Mieza
Ines Morales
José Manuel Peinado
Jorge Merino
Enrique Gonzalez
Ana Fernández 
Eduardo Castro
Oscar Manhenzane  
Víctor Fernández
Emilio Buale
D.J.
Víctor Carballeira

Asistentes/repetidores para la puesta en escena: Dina Ed Dik y Henrique Neves.
Dirección técnica: Gilles Gentner
Foto: Alba Muriel
Producción : Theatre de la Ville (Paris), Gasthuis (Amsterdam), Centre Choregraphique National Montpellier Languedoc-Roussillon (Montpellier), Arteleku Gipuzkoako Foru Aldundia (San Sebastian), R.B. (París).
Creación: París (Francia), el 4 de enero de 2001, en el Théâtre de la Ville (París).
R.B Jérôme Bel está subvencionado por la Direction régionale des affaires culturelles d’Ile-de-France, El Ministerio de Cultura y Comunicación de Francia, el Instituto Francés, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia para sus giras internacionales y por ONDA – Office National de Diffusion Artistique – para sus giras en Francia.

R.B. Jérôme Bel : asesoría artística y dirección ejecutiva: Rebecca Lee
Director de producción: Sandro Grando
En colaboración con la Compañía Nacional de Danza (INAEM).

 
 

 
 

 
 

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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