Fuertísimo Urtain, por J.C.Deus

La vida del famoso boxeador José Manuel Ibar ‘Urtain’ ha inspirado a Juan Cavestany a convertir en una buena tragicomedia actual lo que iba a ser un guión de cine, y a Andrés Lima a llevarla al escenario con gran eficacia. Es increíble lo poco y lo sesgado que las artes hispanas actuales se han ocupado de la etapa histórica anterior, por eso nos temíamos nuevos desaguisados. Pero lo primero y lo más importante es decir que autor y director presentan una obra honesta que les agradecemos.

Por eso, cuando acudan a verla no hagan caso de los desafortunados textos que ambos han escrito en el programa de mano (entre paréntesis: cada vez son peores los programas de mano del teatro español en general, cada vez más demenciales los resúmenes y los comentarios de las obras). Menos mal que no juzgaremos la obra porque Cavestany tache sin venir a cuento de ‘mediocre’ la España de los años 60-70, una falacia como un piano, o que termine con esta antológica tontería: ‘Urtain es un viaje a través de una España que se mueve por un camino marcado por la sangre y la política, el destino y la fabricación, la inocencia y la mentira, el deseo atormentado y la posibilidad siempre fugaz del éxito’.

Porque su trabajo ha sido mucho más serio, y eso le honra. ‘En el año 2000 empecé a escribir por encargo un guión cinematográfico… Me di cuenta de que toda la documentación que había acumulado no me servía. Lo sabía todo sobre Urtain, pero el caso es que al final de sus días, Urtain se había suicidado. La historia de Urtain no podía ser meramente la historia de un «juguete roto» que culmina con un salto mortal al vacío. Decidí empezar por el final, conocido por todos, y caminar hacia el origen, envuelto en las tinieblas atávicas de la España profunda’.

Tampoco importa que Lima se tire un folio muy desacertado afirmando que ‘España acabó con Urtain… utilizado como símbolo, como marca. La del toro, la del coñac, la España con dos cojones, la España de raza que tanto gustaba a Franco. Necesitábamos un símbolo que saliera de la pobreza y el catetismo… Los políticos y la prensa se ocuparon de auparlo y cuando estaba en lo más alto del trapecio lo dejaron solo y sin red… El alcohol, el olvido y la falta de recursos se ocupan del resto’. Com si no fuera una historia mil veces repetida en todos las épocas, en todos los regímenes, como si fuera culpa también del innombrable.

Porque con enorme economía de medios, ha montado una representación que interesa continuamente a pesar de durar casi dos horas, que llega a emocionar, que transmite humanidad a raudales, y que se basa en un trabajo excepcional de los intérpretes, sin trampa ni cartón, metamorfoseándose con lo mínimo, captando lo esencial de los personajes. Con un ring, cuatro taburetes, varios micrófonos, nueve actores y un vaso recorremos la historia de un hombre, lo hacemos desde su muerte a su nacimiento, como deberían contarse las historias de los humanos que ya no están entre nosotros, como pueden entenderse. Disculpen que les diga que este servidor de ustedes ha intentado lo mismo con una biografía del actual Papa, y que es mucho más difícil que el procedimiento usual, pero mucho más ilustrativo.

Un ‘juguete roto’ que se suicida tras años de fracaso y depresión después de haber sido una fulgurante estrella mediática y de haber saltado a la fama desde un humildísimo origen, que ha nacido en 1943 y muere en 1992. La obra se enmarca en la España franquista con acierto, desde las despelotantes parodias de Raphael hasta los fallidos balbuceos del doctor Gil, aunque haya exabruptos contraproducentes de luz y sonido, y esté un poco forzado el tono histriónico al supuesto gusto del público español, que ha llegado el momento de revisar al alza.

Pero Urtain es mucho más. Es dolor por tanta miseria humana y por la imposibilidad de culpar a nadie especialmente. En este sentido, se eleva por encima del personaje boxeador para terminar hablando de un pobre humano como todos. Y sobre todo, tiene un tesoro escondido que radica en el talento con que se ha plasmado a este vasco, a su padre, a su esposa y a los otros vascos que en la obra aparecen. Un bisturí talentoso en el cerrado mundo vasco, que va más allá del chiste y los lugares comunes, y que por sí solo merece la pena.

Y con todo ello, un pedazo de compañía que junto a otras últimas y gratas experiencias le permite al cronista confiar en un avance espectacular del teatro español de nuestros días. Algunos de este gran grupo de actortes, bordan cuatro y cinco personajes, y en su buen hacer nos recuerdan una y otra vez a ‘Sí, pero no lo soy’, la excelente obra que pudimos ver en la sala pequeña del Teatro María Guerrero el pasado abril.

Roberto Álamo hace de Urtain y de su padre, y es perno sólido de toda la obra y de todo el equipo.

Habría detalles y aspectos que criticar, seguro. Como esos coitos brutales que no justifica el guión. Como esa frase supuestamente auténtica de ‘qué he hecho yo para que todo lo que hago sea tan sucio’. Pero nunca al mismo nivel. Urtain es teatro español del bueno, del que ansiábamos tanto y al que tanto nos gusta aplaudir.

Teatro en este caso inspirado en cierta medida por esta frase: ‘La tragedia, surgida de la profunda fuente de la compasión, es pesimista por esencia. La existencia es en ella algo muy horrible, el ser humano algo muy insensato. El héroe de la tragedia no se evidencia, como cree la estética moderna, en la lucha con el destino, tampoco sufre lo que merece. Antes bien, se precipita hacia su desgracia ciego y con la cabeza tapada: y el desconsolado pero noble gesto con que se detiene ante ese mundo de espanto que acaba de conocer, se clava como una espina en nuestra alma’. Es de Friedrich Nietzsche, en su ‘El origen de la tragedia’.

 

 

Y una propina por llegar hasta el final.

URTAIN
Texto de Juan Cavestany
Dirección de Andrés Lima
Coproducción Centro Dramático Nacional y Animalario

Funciones
del 25 de septiembre al 2 de noviembre de 2008
De martes a sábados, a las 20.30 h
Domingos, a las 19.30 h

Teatro Valle‐Inclán | Sala Francisco Nieva
Plaza de Lavapiés s/n
28012 Madrid
Centro Dramático Nacional

Texto de Juan Cavestany
Dirección de Andrés Lima
Coproducción Centro Dramático Nacional y Animalario

Reparto (por orden alfabético)

–Urtain y Padre de Urtain (Aita) – Roberto Álamo
–Pedro Carrasco, Adolfo Suárez, Paisano vasco, Periodista, Coro – Raúl Arévalo
–Manuel Alcántara, Vicente Gil, Raphael, Camarero Cecilio, Paisano vasco, Periodista, Coro – Luis Bermejo
–Presentador, Lizarazu, Paco Martínez Soria, Coro – Luis Callejo
–Manager, Paisano vasco, Periodista, Coro – Alfonso Lara | Alberto San Juan
–Marisa, Intérprete de inglés, Eugenio, Periodista, Coro – María Morales
–Cecilia, Urtain niño, Periodista, Coro – Estefanía de los Santos
–Biquini, Coro – Luz Valdenebro

Equipo artístico
Dirección Andrés Lima
Escenografía y vestuario Beatriz San Juan
Diseño de sonido y música original Nick Powell
Iluminación Valentín Álvarez y Pedro Yagüe
Ayudante de dirección Celia León
Auxiliar de dirección Clara Gutiérrez
Producción de Animalario Joseba Gil y Esther Fernández
Asesor y entrenador de boxeo Jero García
Caracterización M‐up Sánchez
Expresión corporal Helena Ferrari
Documentalista Walter Scopherville

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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